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Crítica de clásica

Degout: firmeza, solidez, musicalidad

Se ha abierto el trigésimo segundo Ciclo de Lied del Teatro de la Zarzuela con un recital de este barítono francés

Retrato del cantante francés Stéphane Degout
Retrato del cantante francés Stéphane Degout .

Lieder y mélodies de Schumann, Ropartz, Strohl, Ravel y Debussy. Barítono: Stéphane Degout. Piano: Cédric Tiberghien. Teatro de la Zarzuela, Madrid, 7-X-2025.

Se ha abierto el trigésimo segundo Ciclo de Lied del Teatro de la Zarzuela con un recital de este barítono francés, ya cincuentón, que ha adquirido gran notoriedad en los últimos años. Con justicia pues estamos ante un cantante muy sólido y profesional, con las lecciones bien aprendidas. La voz es la de un lírico de carácter, extensa, homogénea, bien apoyada en graves, plena en el centro, algo descarnada en el agudo, con armónicos no muy ricos. El tinte no es especialmente cálido y se tiene siempre la sensación escuchándolo, aunque él vaya cómodo, de que falta algo de blandura en la emisión y que no le sobran matices delicados.

En todo caso se nos revela como artista seguro y firme, con suficiente grado de expresividad para matizar y ahondar en las estructuras de las canciones que interpreta de forma sobria y contundente, dándole a cada una lo suyo. El recital se abrió con los muy hermosos, líricos y románticos 12 números de 'Liederkreis op. 39' de Schumann, un ciclo de gran belleza expresiva, que Degout desgranó con precisión, aunque algo falto de vuelo. En 'In der Fremde', nada más empezar, advertimos las posibilidades de una media voz aceptable, pero más bien mate. En 'Intermezzo' hizo una exposición tirando a monótona, un rasgo este no infrecuente en sus modos.

Resaltó bien el ritmo en 'Waldesgespräch' y apianó con gusto e inteligencia en las estrofas de 'Auf einer Burg'. Elevó bien la voz en la exigente In der Fremde, con graves audibles y apoyados. Muy ajustado el parlato en 'Zwiekicht' y acertado el toque caballeresco en 'Im Walde'. Siempre con alemán bastante correcto. A continuación el barítono nos expuso, recreándose en la suerte, las cuatro canciones según el 'Intermezzo' de Heine de Guy Ropartz, piezas muy valiosas y expresivas, concentradas y climáticas. En el 'Preludio' y 'Postludio' se lució el pianista, Cédric Tiberghien, siempre muy atento, aunque a falta de una mayor delicadeza y matización.

En la segunda parte conocimos tres de los 'Seis poemas' de Baudelaire puestos en música por Rita Strohl: 'Un fantôme', de aire fúnebre y evocadora línea melódica; 'Obsession', operística y tesitura elevada, bien salvada por el barítono, y 'Madrigal' triste, de curioso aire valsístico. Piezas necesitadas de una técnica sólida, como la de Degout, que inmediatamente se sumergió, y nos sumergió, en el mundo de Ravel, con 'Sainte', estupendamente modulado, dos 'Epigramas de Clément Marot', 'El Indiferente' de 'Shéhérazade' (escrito junto a otros números para voz femenina) y las tres 'Canciones de Don Quijote a Dulcinea', calurosamente expresadas y dichas, con exhibición en ocasiones de algún que otro piano afalsetado.

Las 'Tres baladas de François Villon' de Debussy, en las que el cantante procuró expresar a media voz, consiguiéndolo casi siempre, aunque dentro de sus limitaciones, pusieron el remate a un concierto que se rubricó con una canción de Berlioz, muy bien dicha, en la que se consiguieron matices y reguladores inesperados. Muchos aplausos de una sala que distaba de estar llena. Quizá porque el nombre de Degout no es muy conocido en nuestro país. En este ciclo abundan los solistas de poca nombradía para nuestro público. Sutiles y poéticas notas al programa de María del Ser.