El Thyssen vuelve a tener vida
Guillermo Solana, director del centro, respira aliviado tras un nuevo acuerdo con la familia Thyssen
El centro respira tras una nueva donación de la familia
No sabemos si el propio director del Thyssen, el señor Guillermo Solana, tiene en muy alta estima su centro –queremos creer que sí–, pero sus palabras de esta mañana bien sonaban a un suspiro de los gordos: «El museo vuelve a la vida», reconocía durante la rueda de prensa en la que presentaba dos instalaciones del artista indio Amar Kanwar.
A su lado se encontraba Francesca Thyssen, quid de la cuestión y cuya fundación tiene un acuerdo «muy avanzado» con la pinacoteca para exponer dos veces al año piezas contemporáneas de encargo que terminarían siendo parte de los fondos del centro. A falta de «detalles técnicos», Solana se explicaba: «Tengo que anunciar algo mucho más importante que la exposición de Amar Kanwar. Con ella instalamos ya un programa doble estable que tendrá dos exposiciones al años en las que llamamos Salas Moneo, un programa confeccionado enteramente con Francesca y su fundación».
Palabras ante las que Francesca Thyssen reconocía la colaboración con el museo por «formar parte de la tradición familiar»; dando muestra de que «no hay ningún problema para que colecciones de diferentes miembros de la familia Thyssen puedan incorporarse a esta colección», añadía un director para el que el acuerdo es más que un simple programa de exhibición de adquisiciones: «Sino que se trata de obras comisionadas, encargadas por la fundación». Compromiso con la creación como lo fue hace casi seis siglos el retrato de Giovanna Tornabuoni, de Ghirlandaio, o la «Santa Catalina» de Caravaggio.
Un deseo que buscan coronar desde el centro con la incorporación de esas piezas al museo «bien vía depósito o donación a las colecciones y que forme parte de su acervo permanente de forma que la vida de sus colecciones se prolongue indefinidamente».
«Hay que recordar que no solo Heini –Hans Heinrich von Thyssen-Bornemisza– hizo un enorme regalo al Estado español sino que cada miembro de la familia Thyssen, Francesca, sus hermanos... renunciaron a una parte muy importante de la herencia que habían recibido para que eso se incorporara al patrimonio público. No es ningún privilegio, se sienten comprometidos con lo que crearon», reconocía Solana.