Hat trick de Duki en el Bernabéu: lleno histórico, repertorio infinito y elenco estelar
El artista argentino abarrotó el coliseo madridista y lo llenó de estrellas invitadas como Bizarrap, Emilia, Nicki Nicole o Jhayco
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Eran tres hombres los que había sobre el escenario del impresionante Santiago Bernabéu, cada uno más brillante y ostentoso que el que tenía al lado, pero la escena tenía algo de infantil en el mejor sentido de la expresión. Aquello era como la última fila de clase, un patio de recreo ante 65.000 y pico almas y, de algún modo, una promesa cumplida. Ya nos acercábamos a la segunda hora de concierto cuando Duki, en uno de esos gestos que explican mejor que ninguna palabra lo que pasó anoche en el coliseo madridista, invitó al escenario a Ysy A y Neo Pistea, los dos raperos junto a los que dio forma a Modo Diablo en sus inicios. Hasta el público pareció detenerse a observar la escena, consagración verbal y cárnica no solo del mesías argentino del trap en la cima del género a nivel mundial, sino también de un modo de hacer las cosas que tiene más que ver con los méritos que con los contactos, más con la poesía de potrero que con la prosa del talonario.
Un par de horas antes, en ese idilio que mantiene el Duco con Madrid, la primera tormenta del inminente verano dio tregua y se pudo abrir la cubierta retráctil, niña bonita de Florentino Pérez. No fue demasiado alivio para los que llevaban horas y hasta días haciendo cola y que vieron como la inexplicable gestión de la Policía Nacional les dejaba sin el hueco de privilegio que se habían ganado en (los aledaños de) la cancha. Sea como sea, para cuando dieron las 21:30 del domingo y ya no se podía leer el nombre del dueño en el estadio, Duki comenzó su repertorio por "Rockstar", quizá su primer gran himno y la mejor canción posible para el momento: se trataba de la primera actuación en el estadio tras Taylor Swift y la celebración de la decimoquinta de Europa. Ahí es nada.
Con la misma banda y los mismos arreglos de rock que ya mostró el argentino hace algo más de un año, y la misma banda, el primer tramo del concierto de Duki en el Bernabéu se convirtió en un desfile de estrellas. Antes de que Mbappé llegue a hacer compañía a Vinicius y Bellingham, el bueno de Mauro se quiso rodear de varios de los artistas con los que ha colaborado en el último lustro. Así, al fondo sur del estadio se encaramaron Jhayco, Lucho SSJ, Nicki Nicole o Emilia, pareja de Duki y con la que además de "Como si no importara" compartió un beso celebrado por los agolpados en la pista como un gol de chilena. Y decimos agolpados porque hasta en cinco ocasiones el trapero argentino tuvo que interrumpir su concierto, al ver aglomeraciones peligrosas o desmayos. "Tranquilos. Si abrimos acá espacio la pasamos todos bien", repetía en uno de los episodios el cantante, sin que el incidente pasara a mayores.
Y es que si el concierto del tour "Antes de Ameri" estaba diseñado como un díptico con descuento, la segunda parte la dedicó Duki a repasar varios de los temas de su último disco e, incluso, a permitirse el lujo de parar todo y sentarse a rapear a capella, subido a todo lo alto de la rocosa escenografía que le había preparado su equipo. La temática espacial, además de las proyecciones (intuimos, generadas por inteligencia artificial) contrastaba con un Duki extremadamente terrenal y tierno, al borde del llanto durante varios tramos de la actuación pero nunca sobrepasado pese a la masa de gente que se reunió en el rectángulo de juego y que, en los planos generales de la realización, bien podían recordar a las escenas del Monumental de Buenos Aires.
Todavía con las manos en el aire, tras la reunión de aquellos dignos de entrar en Modo Diablo, el Duco se cambió por tercera vez de "outfit" para despedirse y, como colofón, recibir a Bizarrap en el Bernabéu. El éxtasis de "Goteo" fue seguido por la sesión que firmaron juntos en 2022 y que, por cuestiones de agenda, no pudieron interpretar en el último concierto en el Wizink. Con su gorra y gafas de sol habituales, el músico y productor se llevó la ovación más grande de la noche cuando pidió ruido para su amigo Duki, que ahí ya sí que terminó de romperse en agradecimientos no solo a la escena urbana argentina o al público, sino también a sus padres y a todo el equipo que llevó a cabo el faraónico concierto.
Como imbuyéndose del espíritu de Juanito, o de la ceja de Ancelotti, los últimos cinco minutos fueron lo mejor de todo el concierto, que deambuló por la melancolía y el subidón sin apenas tiempo para respirar. A Duki, capaz de ofrecer dos horas largas de repertorio en la plaza más difícil de España, no se le hicieron "molto longos" los minutos en el Bernabéu y es de esperar que en algún momento quiera tomarse la revancha de una acústica que no fue siempre la mejor, teniendo en cuenta los arreglos de batería en vivo que implican muchos de sus temas en la versión para directo. A puro hat trick, con lleno histórico, repertorio infinito y elenco estelar, Duki volvió a cantar para los pibes del fondo, los adictos al quilombo y todo aquel que se dignara a darle una oportunidad como uno de los artistas que más conecta con su generación y que ahora se une a un selecto equipo titular junto a la mencionada Swift, Julio Iglesias o los Rolling Stones. Para cuando sonó "She Don't Give a Fo", el "ha sido el mejor día de mi vida" que quien escribe le escuchó a una adolescente en la grada se sintió el resumen perfecto del partido.