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Premio Formentor

Hélène Cixous, Premio Formentor de las Letras: "No sólo Israel se autodestruye al destrozar Gaza, también destruye a Europa"

La escritora francesa recibió ayer en el Teatro Real el reputado galardón con un discurso sobre las aventuras de la literatura

La escritora Hélène Cixous, Premio Formentor de las Letras Sonia Troncoso

En tiempos de «tik- toker», «influencers» y demás usuarios de redes sociales, el Premio Formentor sigue demostrando, 15 años después de su recuperación, que su opción genuina y profunda es la literatura en estado puro sin concesiones a las veleidades mediáticas de internet, es decir, la literatura vital y descarnada fundamentada en los principios y en el pensamiento, la que no escribe para complacer al mercado del entretenimiento, sino más bien para provocar, para inquietar y remover conciencias desde la orfebrería del lenguaje y la palabra, y desde la vitalidad estética y moral de la tradición europea.

A la nómina de escritores como Cartarescu, Annie Ernaux, Liudmila Ulítskaya, Pascal Quignard y László Krasznahorkai, entre otros, el Formentor une la figura de la escritora, dramaturga y filósofa francesa Hélène Cixous, que ayer tarde recibió en el Teatro Real el Premio Formentor de las Letras 2025. El acta del jurado, leía el 31 de marzo, justificaba el galardón «por la personalidad de su estilo y su intrépido sentido de la soberanía creativa, por la amplitud de las disciplinas intelectuales que ha integrado en su numerosa y proteica obra, por la composición de una obra literaria que ha expandido la más ilustre herencia de la cultura europea». Su nacimiento en la Argelia colonial (Orán, 1937) procedente de una familia judía de orígenes diversos (española-sefardí por el padre y centroeuropea-askezaní alemana por la madre) dejó una profunda huella en su vida. Cixous es actualmente una de las escritoras en lengua francesa más prolíficas y reconocidas, cuya amplísima y ecléctica producción –tiene casi un centenar de libros publicados- comprende ensayo, ficción y teatro, cuestionando las fronteras entre los géneros literarios. Forma parte de la generación de intelectuales y escritores franceses que han elaborado las más renovadoras corrientes del pensamiento contemporáneo.

"Yo no me consideraba feminista, sino una mujer que escribía y tenía cosas que decir. Después me di cuenta de la catástrofe y decidí que tenía que ocuparme de la lucha"

Hélène Cixous

Con vínculos de amistad y complicidad filosófica con autores como Derrida, Foucault, Bataille o Deleuze, su obra ha recibido numerosos premios y ha sido reconocida como doctora honoris causa en muchas universidades del mundo. Ensayos como «La risa de la Medusa», uno de los textos fundacionales del feminismo, o «La jeune née» se convirtieron en obras fundamentales de la teoría feminista contemporánea y el pensamiento de la diferencia sexual. Aunque no sabe hasta qué punto ha influido en nuevas escritoras feministas. «No estoy en situación de evaluar eso, pero se están publicando muchos libros con la misma orientación, la familia y la mujer en general. La pregunta sería a qué se debe esa singularidad, si es una moda o avance real».

¿Pero movimientos como el #MeToo son una especie de contrarreforma que está amenazando los logros del feminismo de su generación? «Siempre ha habido lucha y también una resistencia frenética a estos movimientos. Yo no me consideraba feminista, sino una mujer que escribía y tenía cosas que decir. Después me di cuenta de la catástrofe y decidí que tenía que ocuparme de la lucha. Hace 50 años había manifestaciones y me sentía en la obligación moral, no literaria, de participar en ellas, porque no son las mismas posiciones, el movimiento #MeToo no está alineado con la literatura, es militancia, es lucha, porque en este mundo masculino o falocrático hay una resistencia cada vez más fuerte», significa la escritora.

Tenemos la lengua

En cuanto a la IA, Cixous afirma que es algo que le asusta y fascina a la vez: «No se puede escapar porque está aquí. Nos encontramos en un momento de plena mutación, en los inicios de una revolución cultural absoluta, y lo importante es saber si va a reemplazarlo todo y cómo prepararse, porque está en todos lados, especialmente en los entornos del aprendizaje. Pero la literatura y el arte no desaparecerán porque el ser humano no puede vivir sin la lengua, sin la palabra, y tiene algo irremplazable que son los sueños, nunca va a dejar de soñar. Hay best-sellers –añade– que son enemigos insidiosos de la literatura, pero, aun así, seguimos leyendo a Kafka y a Schiller como antes y eso es una suerte para la humanidad».

"La literatura y el arte no desaparecerán porque el ser humano no puede vivir sin la lengua, sin la palabra, y tiene algo irremplazable que son los sueños"

Hélène Cixous

Pero, ¿cuál es el papel de la literatura frente a la reciente polarización internacional? «Es básicamente que no podemos vivir sin ella, no puede desaparecer, se seguirá prohibiendo, pero tenemos la lengua y periodistas asesinados o encarcelados para combatir. La literatura es importante, por ello nos matan». En cuanto a los conflictos, «ya no disocio entre Gaza, Israel, Ucrania o Rusia, son guerras que crean odio, crueldad y muchísima violencia, que destruyen poblaciones enteras. La pregunta es, ¿cuándo va a terminar esto? Y no solo por todas las víctimas, sino porque está destruyendo historias milenarias. Mientras Israel se autodestruye y destruye Gaza, también lo hace con Europa, igual que Rusia y Ucrania; es todo el mundo occidental el que ahora está agonizando, no digo muriendo porque espero que no sea así, aunque estamos bajo una amenaza de desaparición radical. Todo se destruye con las bombas y arde en el fuego, también la esperanza está ardiendo bajo los escombros, ¿y cuál es la reacción de la literatura en este sentido? Que debe seguir su camino, es el trabajo que uno debe hacer como escritor o periodista. Creo que la humanidad –asegura– y la literatura son totalmente indisociables. Si no hubiese literatura, no tendríamos textos sobre los gulags, por ejemplo, que no son históricos, sino artísticos y demuestran el poder que tiene la literatura a pesar de la muerte», concluye la escritora.