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La mentira que ayudó a descubrir el Machu Picchu

Este lugar en Perú es considerado uno de los mayores tesoros arqueológicos alrededor del mundo
Andrea Valdivia
La Razón

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Las montañas forman parte de nuestras vidas. Es muy complicado vivir lejos de una de estas formaciones que, aunque sea de baja altura, suelen verse desde diferentes puntos. Existen muchas razones para decir que además estas son muy importantes para la vida de todos los seres vivos.
Cubren alrededor de un 22% de toda la superficie de la Tierra y en ellas habita más del 15% de la población mundial. Además, más de la mitad de los humanos utilizan las montañas para abastecerse de agua o alimentos debido a que estas aportan alrededor del 75% del agua dulce de nuestro planeta.
Muchas comunidades que viven en regiones altas dependen de las montañas, pero también dependen de ellas pueblos que viven en las zonas bajas. Estas juegan un papel fundamental en la generación de energías renovables aunque algunas se encuentran en gran peligro por culpa del cambio climático.
Por estos y otros motivos, la Asamblea General de la ONU proclamó el año 2002 como Año Internacional de las Montañas y, además, el 11 de diciembre fue elegido como Día Internacional de las Montañas. Desde esa fecha todos los años se celebra la conmemoración de estas formaciones tan importantes para la vida en el planeta.
Las montañas también han adquirido una parte fundamental en el turismo. Aunque desde el inicio de los seres humanos han albergado ciudades y campamentos, en los últimos años el deporte o los viajes han hecho de estas lugares muy transitados.
Algunas son realmente muy conocidas en todo el planeta. Una de las montañas más famosas es la que alberga el Machu Picchu, en Perú. La historia de este lugar guarda auténticos misterios y su “descubrimiento” moderno a principios del siglo XX es un duelo de relatos en toda regla.
El descubrimiento de la ciudad perdida
La ciudad del Machu Picchu se trata de una de las reliquias arquitectónicas más importantes de todos los tiempos. Una urbe en lo alto de la cordillera de los Andes donde habitaba una colonia de antiguos Incas supone uno de los lugares más espectaculares de todo el planeta tierra.
Machu Picchu, originalmente conocido como Patallaqta, se encuentra a más de 2.000 metros del nivel del mar. Aunque existen documentos que indican su origen en siglo XV, algunos expertos sostienen que fue un refugio campestre para el emperador Pachacútec.
Durante la llegada de los españoles al territorio esta ciudad fue abandonada poco a poco por los lugareños hasta convertirse en la llamada “ciudad perdida de los incas”. Parecen existir pruebas de que los españoles conocían su lugar aunque no la habitaron ni tuvieron intereses en ella.
El mito acerca de esta ciudad perdida fue incrementando hasta el punto de que un profesor y explorador americano, Hiram Bingham, se propuso encontrarla. Aunque sin látigo ni nociones de armas como el querido Indiana Jones, este docente desembarcó a principios del siglo XX con el sueño de descubrir esta ciudad.
Bingham llegó a la ciudad gracias a la gran ayuda que Melchor Arteaga, un campesino peruano. Este guió al profesor hasta la ciudad que era conocida por muchos de estos lugareños aunque el docente decidió omitirlo en sus relatos que lo catapultarían a la fama.
Además, durante la primera visita al lugar, dos familias se encontraban viviendo allí e, incluso, utilizaban un sistema de extracción de agua que todavía funcionaba desde un manantial.
Existen documentos de que Bingham llegó a escribir en su diario como un campesino de la zona había llegado años antes al lugar aunque nunca fue revelado cuando decidió partir a Estados Unidos y contar lo que allí había encontrado.
Todo ello fue omitido o por el explorador durante su estancia en Estados Unidos. Hay quien sostiene que su descubrimiento se trata de una mentira por ocultar todos aquellos datos y querer ser el único que pasase a los libros de historia.
Gracias a cientos de fotografías que pudo hacer, en 1912 llegó al lugar una expedición completa con ingenieros, arqueólogos y demás dispuestos a escribir la historia de la ciudad.
El debate acerca de este “descubrimiento” se centra en el papel que jugó el arqueólogo. Muchos defienden que este no fue el primero en ver la ciudad debido al conocimiento de los lugareños aunque otros argumentan que gracias a Bingham la “ciudad perdida” dejó de serlo a ojos de todo el mundo.
Esta discusión ha generado ríos de tinta debido a los partidarios de cada teoría. Aun así, y gracias a la exploración llevada a cabo y posterior documental de National Geographic en 1913 el Machu Picchu se ha convertido en uno de los lugares más fascinantes del planeta tierra.

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