El día que Rusia liberó a sus siervos en 1861
La Reforma Emancipadora fue la primera y más importante de las transformaciones liberales del zar Alejandro II
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Con Rusia y Putin en el centro informativo de todo el mundo, es tiempo de revisar la historia de uno de las regiones más fascinantes del planeta. Retrocediendo en el tiempo, tal día como hoy, pero de 1861, el país liderado entonces por el zar Alejandro II ponía en marcha la Reforma Emancipadora, la primera y más importante de las transformaciones liberales del citado gobierno. La norma supuso la liquidación de la dependencia servil sufrida hasta entonces por los campesinos rusos.
La base legal de la reforma fue el Manifiesto de Emancipación del zar del 3 de marzo, acompañado por unos decretos legislativos bajo el nombre general de Regulaciones concernientes a los campesinos que dejan la dependencia servil. Así se otorgaba derechos completos de ciudadanos libres a los siervos y prescribió que los campesinos serían capaces de comprar las tierras de los propietarios.
El Imperio ruso era, por encima de todo, una tierra de campesinos, que ocupaban el 80% de la población total. Entre ellos, existían dos categorías principales: los que vivían en tierras del Estado y los que hacían lo propio, pero en tierras de propietarios privados. Solo los segundos eran siervos, que, además de sus obligaciones con el Estado, estaban atados al dueño de la finca en cuestión, el cual tenía gran poder sobre sus vidas. A mediados del siglo XIX, menos de la mitad de los campesinos rusos eran siervos.
Aunque estuvo bien planificada en la legislación, la reforma funcionó con problemas. Muchos campesinos entendieron las condiciones del manifiesto como “inaceptables”, y, en muchas localidades, estos se negaron a creer que el manifiesto era genuino. Se formaron disturbios y las tropas del Imperio tuvieron que ser llamadas para dispersar a las multitudes molestas. Por otra parte, se pagó a los terratenientes y a la nobleza con bonos del gobierno y sus deudas fueron eliminadas antes de que el dinero fuera entregado. Aunque, pronto, el valor de los bonos cayó.
Finalmente, la legislación ni liberó a los campesinos de excesivas obligaciones externas ni arregló en su mayoría sus restricciones sociales y económicas. Por lo que la aplicación desigual de la legislación dejó a muchos campesinos en la Zarato de Polonia y el norte de Rusia libres, pero sin tierras, mientras que, en otras áreas, los campesinos se convirtieron en la mayoría de los terratenientes de sus provincias.