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Hallazgo: arqueólogos han descubierto una ofrenda azteca a su dios de la guerra

Más de 160 estrellas de mar y un esqueleto de jaguar fueron descubiertos en el Templo Mayor en la Ciudad de México.
Instituto Nacional de AntropologíaInstituto Nacional de Antropología
La Razón

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Los arqueólogos en México han excavado una ofrenda azteca de 500 años llena de más de 160 estrellas de mar y el esqueleto de un jaguar con una lanza en su garra. El descubrimiento, realizado a finales del año pasado y anunciado este mes por el Instituto Nacional de Antropología (INAH) de México, se produjo en el Templo Mayor, el templo principal del pueblo mexica en la capital de Tenochtitlán, en lo que ahora es la Ciudad de México.
Erigida en la década de 1300, la estructura de 90 pies de altura fue el sitio de trascendentales rituales y ceremonias aztecas. Los objetos se encontraron en la sección Cuauhxicalco del templo, lo que sugiere que fueron colocados allí alrededor del año 1500 d.C., un período de tiempo marcado por la transición entre los reinados de los gobernantes aztecas Ahuízotl y Moctezuma Xocoyotzin.
Aunque se han descubierto estrellas de mar en el sitio antes, esta ofrenda es la colección más grande encontrada hasta la fecha. Las criaturas pertenecen a una especie llamada Nidorellia armata, a menudo llamada estrella de mar con chispas de chocolate debido a su coloración arenosa y sus puntos negros elevados.
El arqueólogo principal de la excavación, Miguel Báez Pérez, explicó que los aztecas a menudo traían criaturas marinas desde cientos de kilómetros de distancia como un gesto a los dioses. “Buena parte de los pueblos mesoamericanos creían que el origen del mundo estaba ligado al mar; por lo tanto, los organismos marinos eran tratados como reliquias. En el caso de los mexicas, su poder militar les permitió traer miles de objetos marinos y recrear todo un ambiente acuático en la misma Tenochtitlán”.
Los expertos sospechan que la colección de elementos del descubrimiento, que también incluye huesos de animales, restos de insectos y trozos de coral, se ofrecieron a Huītzilōpōchtli, el dios azteca de la guerra, una teoría que explica la lanza y el jaguar también. Báez Pérez señaló que una mayor investigación sobre la procedencia de los artículos probablemente revelará más sobre su importancia.