Historia

Los Reyes Católicos decretaron la expulsión de los judíos hace 530 años

El 31 de marzo de 1492, se firmaba en Granada el decreto de la Alahmbra, que expulsaba a este grupo de personas de la Corona de Aragón y la de Castilla

«Recibimiento de los Reyes Católicos a Colón», de Ricardo Balaca (1844-1880)
«Recibimiento de los Reyes Católicos a Colón», de Ricardo Balaca (1844-1880)larazon

“Nosotros ordenamos además en este edicto que los Judíos y Judías cualquiera edad que residan en nuestros dominios o territorios que partan con sus hijos e hijas, sirvientes y familiares pequeños o grandes de todas las edades al fin de Julio de este año y que no se atrevan a regresar a nuestras tierras y que no tomen un paso adelante a traspasar de la manera que si algún Judío que no acepte este edicto si acaso es encontrado en estos dominios o regresa será culpado a muerte y confiscación de sus bienes”.

Este fragmento, firmado en Granada el 31 de marzo de 1492, es conocido como decreto de la Alhambra o edicto de Granada. Como se ha podido leer, este decreto expulsaba a los judíos de la Corona de Aragón y la Corona de Castilla. Aunque en el documento se dice que los judíos tienen tiempo, hasta finales de julio de 1492, la realidad es que el decreto se dilató en el tiempo y no solo hubo uno. ¿Qué significa esto?

Vayamos por partes. El decreto que entró en vigor en la Corona de Castilla estaba firmado por Isabel I y Fernando II. Esto es, los Reyes Católicos. Sin embargo, el decreto para la Corona de Aragón sólo lo firmó él. Es más, hubo dos versiones. Por otra parte, el decreto de la Corona de Aragón estuvo en vigor hasta el 15 de julio de 1707. El decreto de Castilla lo estuvo hasta la promulgación de la constitución de 1869. En ella se consagró la libertad de culto, pero no derogó el decreto de la Alhambra. Esta derogación tuvo efecto el 21 de diciembre de 1969. Así pues, oficiosamente, los judíos estuvieron expulsados de España casi cinco siglos.

El encargado de la redacción del decreto fue Tomás de Torquemada, Arzobispo de Toledo, Primado de España e Inquisidor general. Los Reyes Católicos le impusieron tres condiciones que debían quedar plasmadas. ¿Cuáles? En primer lugar, se les acusaría de usura y de herética pravedad -herejía cometida contra la religión cristiana-. En segundo lugar, que se les diera tiempo suficiente para convertirse al cristianismo a marcharse. Y, finalmente, que los no conversos pudieran disponer de sus bienes muebles e inmuebles, aunque no podían sacar ni oro ni plata.

Siervos y cautivos

Hemos comentado que hubo dos decretos. Y así es, pues el de la Corona de Aragón era diferente. ¿Qué variantes se introdujeron? En esta se reconoce el protagonismo de la inquisición; se menciona la usura como uno de los dos delitos de los que se les acusaba; se reafirma la posición oficial de que solo la Corona puede decidir el destino de los judíos, ya que son posesión de los reyes; y contiene más expresiones injuriosas contra los judíos. ¿Cuáles? Se les acusaba de burlarse de las leyes de los cristianos y considerarlos idólatras; de las abominables circuncisiones y de la perfidia judaica; que el judaísmo era una lepra; los judíos, por su propia culpa están sometidos a perpetua servidumbre, a ser siervos y cautivos.

La reconciliación definitiva de España con los sefardíes expulsados tuvo lugar en el 1992, al organizarse el Sefarad 92. Con anterioridad, en 1990, a las Comunidades Sefardíes dispersas por el mundo, se les concedió el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, “que salieron de la Península Ibérica hace quinientos años con las llaves de sus casa en las manos”.

El premio, entregado por el entonces príncipe, S.A.R Felipe de Borbón, fue recogido en nombre de toda la comunidad sefardí mundial por el Dr. Solomon Gaón (1912-1994), sefardí de una pequeña localidad de Bosnia-Herzegovina. En su discurso en ladino -judeoespañol, que actualmente hablan 2.313.800 personas en todo el mundo- dijo entre otras cosas:

“Este acto mos amostra qui despues de quinentos anios, Espania da una bien venida a los Djidios que guardaron la lengua, las costumbres de Espania y specialmente el cariño por la antigua patria. Israel era para los Djidios Sefarditas la tierra santa, Espania la segunda patria. En la ventana de el almaryo en la sala demi caza estaban apegados dos poezias. Una era la Hatikva-el himno de la Esperansa que un dia vamos a retornar a la tierra santa y trayer la salvación a todo el mundo. La Hatikva es hoy el himno del estado de Israel. Esta poezia fue transladada al Ladino por el escrivano grande de Sarayevo, don Abraham Kapon, que era un colaborador de don Ramón Menéndez Pidal. Esta translacion que el libera avla de la tierra de Israel, donde nuestros padres descendieron, Reyes de Israel gobernaron, donde temples santos sutiaron que los enemigos derrocaron. Alli es nuestra esperanza”.

El entonces Príncipe Felipe dijo:

“El legado que nos une nos trasciende por su profundidad y significación. Es la herencia sefardí que representa una edad dorada de la cultura judía preservada durante siglos en el lenguaje y las costumbres de tantos sefardíes en todo el mundo”.

Desde el momento de la concesión del premio 1.100 sefardíes han recibido la nacionalidad española en virtud de la nueva ley, a los que se suman más de 4.500 que la habían solicitado antes y la recibieron por real decreto.

Salomon Gaón quiso terminar su discurso con una antigua bendición de sus antepasados: “Que fruchigue y muchigue Espania y su Rey y Reina, la familia Real, sus governantes y su puevlo”. Un pueblo expulsado que seguía sintiéndose español, mientras otros, actualmente, abominan de serlo.