Dos siglos que cambiaron la historia de Aragón y de España
El historiador Rubén Sáez Abad publica «La Corona de Aragón en el Mediterráneo Siglos XIII-XV», un ensayo sobre un período clave
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Veamos. «Pocos acontecimientos militares han resultado tan trascendentes para la historia de Aragón como la batalla de Muret en 1213. A partir de ella cambió todo», escribe el historiador Rubén Sáez Abad en su libro «La Corona de Aragón en el Mediterráneo Siglos XIII-XV» (HRM Ediciones). Al hecho de morir en ella Pedro II se le sumó que su hijo y heredero, el infante Jaime, quedó prisionero del vencedor del enfrentamiento Simón de Monfort, pero más allá de esto, Muret marcó el comienzo de la dominación francesa sobre Occitania y el final de la expansión aragonesa por el sur de Francia, «en cuya conquista habían puesto buena parte del esfuerzo los monarcas aragoneses».
La mediación del Papa consiguió devolver el infante cautivo a Aragón, que sería coronado como el rey Jaime I. «A partir de entonces, la Corona de Aragón reorienta sus pasos hacia el Levante y el Mediterráneo, donde Mallorca y el Reino de Valencia son el primer hito. Para el autor, «resulta sorprendente que en poco más de dos siglos, Aragón pasara de ser un reino descabezado tras la muerte de Pedro II, a convertirse en la potencia hegemónica del Mediterráneo». Según Sáez Abad, «fueron dos siglos de constantes enfrentamientos con todos los poderes con intereses en el Mare Nostrum, de éxitos y fracasos, con sucesivos choques armados y negociaciones de paz, pero cuyo balance general es claramente positivo».
Y resume: «Ésta es la historia de cómo un pequeño reino peninsular se convirtió en dueño y señor de un imperio allende los mares». Las Islas Baleares, Sicilia, los Ducados de Atenas y Neopatria, Cerdeña y Nápoles fueron sus principales conquistas. Los esfuerzos expansionistas de la Corona de Aragón tuvieron como objetivo, no solo la conquista militar, sino la apertura de nuevas rutas comerciales. «Los aspectos militares van siempre indisolublemente unidos de los económicos y comerciales y todos los puntos que se conquistan en el Mediterráneo, caso de Mallorca, o posteriormente Sicilia y Cerdeña, son islas claves en el trasiego comercial del Mediterráneo occidental, y, por tanto, también para las operaciones navales de la Corona de Aragón», afirma.
Ataque por sorpresa
Esto fue posible gracias a unos reyes de gran proyección, con carisma poderoso y una gran capacidad como estrategas, Jaime I, Pedro III, Pedro IV y Alfonso V. «Hay que tener en cuenta que en todo momento, la corona de Aragón operó en una clara inferioridad numérica con respecto al enemigo, por ejemplo, en la campaña de Sicilia, se enfrenta prácticamente con el mundo, contra Carlos de Anjou, que posee el territorio napolitano continental, más las alianzas y apoyos del Papa y del rey de Francia, así que los éxitos solo se consiguieron cuando estratégicamente fueron superiores. Un ejemplo es la cruzada francesa de 1285 contra el territorio catalán, donde el ejército invasor superaba en una proporción de 10 a 1 a las tropas de Pedro III. Solo se puede conseguir la victoria si se es un gran estratega», resalta Sáez Abad. «A eso hay que unir que las tropas aragonesas eran muy cualificadas, las navales, su caballería o los famosos almogávares, unas tropas de choque muy útiles que causaban pavor. En la guerra de Sicilia se revelaron como extremadamente prácticas en operaciones rápidas de ataque por sorpresa y en un tipo de guerra en la que se combate en inferioridad numérica. Ese tipo de operaciones desempeñaron un papel de primer nivel», asegura el autor.
Pero este proceso de expansión no fue continuo, tuvo altibajos. «No fue lineal, en primer lugar se produce la conquista de Mallorca en 1229, pero luego no hay una fase expansiva hasta 1282, que se inicia la de Sicilia. Posteriormente, en el primer cuarto del siglo XIV, se inicia la de Cerdeña, cuya conquista será muy complicada y costará prácticamente un siglo pacificarla porque al entrar en ella la Corona de Aragón entra en conflicto con potencias como Pisa o Génova, con las grandes repúblicas italianas con importantes intereses en esa isla. Incluso se llegó a llamar a Cerdeña el Vietnam o el Flandes aragonés, porque costó mucho hacerse con el control total debido a las continuas sublevaciones. Y por ejemplo, la conquista de Nápoles se demoró hasta el siglo XV, desde la primera intervención de Alfonso V en 1420 hasta 1443, hay altibajos, invasión de tropas y retiradas. No fue un proceso lineal, sino a golpes durante dos siglos», concluye.
- «La Corona de Aragón en el Mediterráneo Siglos XIII-XV», de Rubén Sáez Abad. HRM Ediciones. 504 páginas, 23,70 euros.