La extraña forma de presentar a los bebés recién nacidos que tenían en la Antigua Grecia
Los griegos comenzaban las celebraciones con las fiestas Anfidromias, ya que los nacimientos eran increíblemente importantes e incluso trataban a los niños como dioses
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El mundo, tal y como lo conocemos, ha heredado una gran parte de las características, estilo de vida o cultura de la Edad Antigua. Tanto la época clásica de Grecia como la de Roma, dejaron costumbres que han llegado hasta nuestros días. Otras, aunque no se mantienen pero guardan relación, llamaban la atención y merece la pena recordarlas. Como es el caso de las fiestas Anfidromias, celebradas en la Antigua Grecia.
Estas celebraciones solamente son un ejemplo de que los hábitos y prácticas de la actualidad, por diferentes que sean, guardan una cierta conexión. Las Anfidromias tenían lugar para celebrar el nacimiento de un bebé, algo increíblemente importante para los antiguos griegos. En la religión griega, los niños eran considerados muy importantes por el simbolismo de pureza, e incluso tratados como dioses ya que el nacimiento se consideraba contrario a la muerte y eran los que, a priori, estaban más lejos de esta.
Mientras que hoy en día, un neonato es una bendición, trae dicha y alegría a la familia y conocidos, en la Antigua Grecia se preocupaban del futuro bebé desde que la madre sospechaba que podría estar embarazada.
Ilustres filósofos como Platón alentaba a las mujeres embarazadas a hacer ejercicio para que se facilitara el proceso de parto, mientras que Aristóteles sugería que debían comer adecuadamente. Y durante todo el embarazo, toda esa gente importante para la futura madre hacía un seguimiento de la preñez.
El día del nacimiento del bebé, solo estaba permitido que otras mujeres asistieran a la embarazada en el momento del parto. Nada de hombres, y ni siquiera el propio padre de la criatura podía estar presente. Por otro lado, el lugar en el que ocurría el parto era en el gineceo, un espacio de la casa reservado únicamente para las féminas, el cual solía ser el espacio más resguardado de la casa.
¿Qué eran las fiestas Anfidromias?
Hasta el quinto día, los bebés de la Antigua Grecia no eran mostrados al mundo. Para ello, se organizaban unas fiestas llamadas Anfidromias, a la que asistía toda la familia del recién nacido. En ella, el bebé era cargado en brazos de su padre, quien corría alrededor del fuego para mostrárselo a los invitados. Era en este momento cuando el neonato recibía el nombre, que de forma muy común, era el mismo nombre de su abuelo.
Poco después, algunas familias realizaban otra festividad, más distinta y formal. Solía llevarse a cabo por aquellas familias con mayor dinero, y se incluía un banquete y un sacrificio como motivo de celebración. Tras esta fiesta, tenía lugar la presentación oficial del bebé al resto de la sociedad, que coincidía con las fiestas de las Apaturias, celebradas una vez al año entre octubre y noviembre con motivo de honrar a las diosas Atenea o Afrodita, aunque en algunos casos, también se dice que eran dedicadas a Zeus y a Dioniso.
Era en el tercer día de estas festividades cuando se llevaba a cabo la presentación de todos los bebés de ese año. Esta ocasión, se aprovechaba también para registrar los nombres de los bebés ante la fratría, es decir, la agrupación social de la comunidad (lo que viene a ser el censo, como es llamado hoy en día).
Pero el género también era importante en el momento del nacimiento de los bebés. Los antiguos griegos alababan más a los bebés varones que a las hembras, ya que, según creían, los hombres tenían más facilidades de brindar una mayor estabilidad económica al hogar durante aquella época. Por otra parte, las nuevas niñas en ese mismo año no eran tan veneradas tras su nacimiento.