Amalia Heredia Livermore: la mujer más destacada de la Málaga del ochocientos
Fue una de las personalidades de la sociedad malagueña del siglo XVIII por su papel como filántropa, coleccionista, invcestigadora y promotora de las artes en España
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Esta mujer, nacida en 1830 y educada en el catolicismo, supo utilizar su condición para poder construir un mundo mejor, sobre todo en su querida cuidad, Málaga, en donde gracias a ella se llevarán a cabo obras tan preciosas como el idílico Jardín de La Concepción y el Museo Loringiano, donde los marqueses de Casa Loring albergaban su colección de piezas arqueológicas las cuales serán el origen del Museo Arqueológico Provincial de Málaga. Amalia fue hija de Isabel Livermore Salas y Manuel Agustín Heredia, un empresario riojano que llegó a ser uno de los principales impulsores de la Revolución industrial en España. Tras una formación propia a la burguesía de la época, desde casa y con raíces religiosas, Amalia terminó por casarse a los veinte años con su querido Jorge Enrique Loring Oyarzábal, siendo nombrado seis años después I Marqués de Casa Loring por la reina Isabel II de España.
Este título fue concedido, junto con el de Vizconde de la caridad (por el papa Pío IX), por la labor humanitaria cometida por el matrimonio durante una dura epidemia de cólera morbo-asiática que asolaba las costas del Mediterráneo. Su marido llegará a ser uno de los empresarios más importantes de Andalucía, habiendo construido ferrocarriles por todo el Sur (siendo el más importante el de Córdoba-Málaga), gracias a él el Banco de Málaga pudo fusionarse con el Banco de España, fue uno de los fundadores del periódico «El Correo de Andalucía» (Málaga), se encargó de los altos hornos de Málaga y la ferrería «La Constancia», que había creado su cuñado Heredia.
Un equipo para los demás
Su mujer tampoco se quedaría sin hacer nada, gracias a ella podemos disfrutar de la mejor colección arqueológica de Málaga, de la que forman parte las tablas de la Lex Flavia Malacitana, halladas en el año 1851 de manera esporádica por unas trabajadores en el Monte de El Ejido (Málaga), quienes deseaban fundirlas y entregarle el material a un broncista. Sin embargo, antes de que esto ocurriera, Amalia y Jorge las adquirieron, con lo que deciden comenzar su propia colección arqueológica. Estas tablas contienen las leyes romanas que regían Málaga en el año ochenta.
En cuanto se casaron, podemos ver que enseguida dedicaron su vida a mejorar la vida en la cuidad, pues juntos se centraron en la cultura, la política, los negocios y la entrega a los demás. La propia Amalia se involucró en transformar su residencia de La Concepción, del que surgirá el Jardín de la Concepción, uno de los jardines botánicos más importantes de la época, pues es uno de los pocos en Europa que puede albergar plantas de clima subtropical, aunque en un principio se dio a conocer debido a sus restos arqueológicos. De hecho, personalidades tan importantes como el rey Alfonso XII de España o la emperatriz Sissi, visitaron el lugar respectivamente en 1877 y 1893. Se cree que la idea de este proyecto se remonta a la inspiración que le debió producir a la pareja el recorrer gran parte de Europa durante su viaje de novios. También participó en actividades filantrópicas y benefactoras con la financiación para el Hospital de San Julián, el Hospital Civil de Málaga (la propia Amalia colocó la primera piedra en 1862) y fundó el Colegio de La Asunción.
Hacia 1873 la familia se trasladó a Madrid, en donde residieron en la calle de Alcalá. Aquí se le concedió el honor de ser nombrada Dama de la Orden de las Damas Nobles de la Reina María Luisa. En este periodo hicieron amistades importantes, rodeándose del ambiente cultural de la época. Fueron amigos del político Cánovas del Castillo, pariente de Amalia. Aquí también se dedicó a promover las artes y las ciencias. De hecho, en 1871, ella fue uno de los fundadores de la Real Sociedad Española de Historia Natural. Mientras pasaban los años, la familia iba teniendo cada vez menos dinero por lo que, a finales de siglo, debieron hacer algunas ventas importantes, por ejemplo, tuvieron que vender su preciada finca de La Concepción. Además, Amalia sufrió las muertes de la mitad de sus hijos, incluyendo de su hijo Manuel, candidato a la alcaldía de Málaga, en un polémico duelo en 1891. Jorge y Amalia tuvieron en total nueve hijos, de los cuales destaca, por ejemplo, Concepción Loring, que en 1927 se convirtió en la primera mujer en intervenir en el hemiciclo del Congreso de Diputados durante la dictadura de Primo de Rivera.