Este es el origen de la palabra bacanal: el gran desenfreno sexual de los romanos
Se trata de una palabra que ha pervivido hasta nuestros días como recuerdo de unas fiestas sin parangón que acabaron teniendo su propia leyenda
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El diccionario de la Real Academia lo dice bastante claro. Una bacanal en su tercera acepción, es “una orgía con mucho desorden y tumulto”. Para que no haya dudas, una orgía, según la misma fuente, es “una reunión de personas en las que se practica sexo sin moderación y, generalmente, se consume alcohol y otros estimulantes”. Es decir, que una bacanal debía de ser algo realmente llamativo. Como algunos sabrán, las bacanales se originan en Roma en honor al dios Baco, el del vino. Pero, ¿cómo surgen y en qué consistían exactamente?
Las Bacanales se basaban en las Dionisias griega y los Misterios dionisíacos, y probablemente llegaron a Roma hacia el año 200 a. C. y se adoptaron bajo la forma de la fiesta de Baco, dios romano del vino, la libertad, la embriaguez y el éxtasis, de quien toman el nombre. El historiador Tenney Frank sugiere que alguna forma de culto dionisíaco pudo haber sido introducida en Roma por cautivos de la antigua ciudad griega de Tarento, en el sur de Italia, capturada de manos de los cartagineses.
En su origen, las Bacanales se celebraban en la más estricta intimidad y los iniciados estaban obligados a guardar el secreto. Se sabía muy poco al respecto de su existencia por testimonios históricos, pero se conoce de ellas gracias a la literatura, el teatro y las pinturas y mosaicos. Una de las fuentes más antiguas es la obra de teatro “Las bacantes”, de Eurípides. Las bacanales eran las fiestas anuales del vino, en las que se bebía sin medida. Las sacerdotisas que participaban en las ceremonias se llamaban bacantes y su nombre ha quedado asociado a las orgías romanas, aunque inicialmente eran fiestas solo para mujeres. Las primeras se celebraban en un pequeño bosque cerca del monte Aventino en la primera luna llena de enero y en la primera de marzo.
Más adelante se permitió la participación de hombres lo que dio lugar a orgías, con excesos en materia de ingestión descontrolada de vino y sexo sin restricciones. En cierto momento, cerca del 186 a. C., y tras un escándalo que sacudió a la sociedad romana un cónsul imaginó que las bacanales pudieran ser en realidad una cortina de humo para ocultar conspiraciones contra la República, por lo que el Senado las prohibió en un decreto llamado Senatusconsultum Bacchanalibus. No obstante, se las permitía en ciertas ocasiones especiales en las que debían contar con la aprobación del Senado. El historiador Tito Livio ofreció, 200 años después del comienzo de estas prácticas, un relato escandalizado y extremadamente colorido de las Bacanales, describiendo ritos frenéticos, iniciaciones sexualmente violentas de personas de ambos sexos, de todas las edades y de todas las clases sociales.
Algunos historiadores creen que estos cultos no desaparecieron totalmente con la caída del imperio y se mantuvieron clandestinamente durante la Alta Edad Media, con base en vasijas y pinturas medievales en las que se representaban las bacanales.