Vino Mariani, la historia del Burdeos con cocaína que se bebía en el Vaticano
A la bebida, creada en 1863 por el químico Angelo Mariani, se le atribuían propiedades terapéuticas y era alabado por el Papa León XIII, que vivió hasta los 93 años
Madrid Creada:
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Antes de que se conociesen sus riesgos y devastadores efectos, los científicos y psicólogos quedaron fascinados con los efectos en el organismo humano de la hoja de coca y de sus síntesis química. Muchos de los intelectuales de finales del siglo XIX y de los miembros de la alta sociedad ensalzaban sus propiedades vigorizantes e incluso analgésicas que casi consideraban milagrosas antes de conocer sus efectos devastadores. Psicólogos y médicos escribían artículos ensalzando febrilmente las propiedades de la sustancia. Pronto, algunos químicos y fabricantes de bebidas, como J. S. Pemberton la utilizaron para bebidas y tónicos de consumo popular, como era la Coca-Cola, que, en su momento, contenía la síntesis química de la hoja de coca. Pasta de dientes, infusiones de su hoja, jarabes y elixires proliferaron en la segunda mitad del siglo XIX. Sin embargo, el producto pionero y que más éxito tuvo en el mundo se llamaba Vino Mariani, en honor a su inventor, Angelo Mariani, y era un caldo de Burdeos que contenía extractos de hoja de coca (y más tarde, clorhidrato de cocaína) y que causó furor entre escritores, generales, monarcas y hasta en el Papa león XIII.
Angelo Mariani fue un químico nacido en Córcega que conocía los trabajos del antropólogo y también científico Paolo Mantegazza, quien, en 1854, se instaló en Argentina y descubrió cómo los campesinos locales realizaban arduas tareas durante largas jornadas sin dejar de masticar unas hojas ásperas y duras. Mantegazza decidió investigar cuáles eran las propiedades de aquellas hojas y logró aislar la cocaína químicamente. A partir de ese momento, experimentó con su consumo en humanos (incluido él mismo), hasta llegar a escribir un extenso tratado sobre las virtudes medicinales de la coca. Era el año 1859 y a aquel estudio le sucedieron muchos otros de más investigadores fascinados por el poder de la planta y la sustancia, de la que fue defensor incluso Sigmund Freud. Angelo Mariani, que hasta la fecha se ganaba la vida elaborando tónicos con diversos principios activos vegetales, decidió que tantas alabanzas a esta nueva sustancia debían ser dignas de comercializarse.
Así, en 1863, Mariani presentó en el mercado la primera versión del famoso vino que llevaría su nombre, y que combinaba tinto de Burdeos con hojas de coca. Al mezclar ambos componentes, se producía una reacción química que generaba un compuesto llamado etilencoca, que potenciaba los efectos de la planta. El vino se anunciaba como bueno para combatir la gripe o la malaria y también para eliminar la fatiga o la melancolía. Pronto, su éxito fue internacional. Escritores como Arthur Conan Doyle, Julio Verne, Emile Zola, Paul Verlaine o Mark Twain eran encendidos defensores. Personalidades políticas como el zar Alejandro II, la reina Victoria de Inglaterra o el general estadounidense Ulysses S. Grant. Los hermanos Luimère, Sigmund Frud, Thomas Edison... muchas figuras de la época tomaban el compuesto de Mariani. Y, entre todos, destacaba el papa León XIII, quien concedió una medalla a su inventor e incluso prestó su imagen para una campaña publicitaria.
Sin embargo, con el aumento de la demanda (Mariani se hizo millonario con su producto) y gracias a los avances científicos que permiten su síntesis química, el Vino Mariani va sustituyendo la hoja por el compuesto. Desde Freud a Sherlock Holmes, la droga empieza a ser consumida y alabada, y en 1886 nace la Coca Cola, que contiene 9 miligramos de cocaína por cada botella. Sin embargo, algunos científicos ya empiezan a hablar de los riesgos de adicción y los efectos del abuso. Freud, que había sido su defensor, deja de tomarla 1896, con 40 años, al sentir taquicardias y alteración del ritmo cardiaco. En 1903 la Coca-Cola elimina la sustancia de su fórmula y la sustituye por cafeína. Sin embargo, su consumo seguía siendo legal en todo el mundo, en el que el Vino Mariani causaba furor hasta que, en 1914, fue retirado del consumo en vísperas de la Primera Guerra Mundial. Antes de eso, el Papa León XIII concedió una medalla de honor a Mariani y un reconocimiento público en reconocimiento a la capacidad de su bebida para “apoyar el ascético retiro de Su Santidad”. Julio Verne dijo del Vino Mariani que “puede alargar la vida humana cien veces”. León XIII vivió hasta lo 93 años.