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Un "reality"para restaurar a Rembrandt

Los restauradores del Rijksmuseum de Amsterdam la llaman «Operación La ronda de noche»
larazon
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La obra maestra de Rembrandt va a ser sometida durante los próximos diez meses a un exhaustivo proceso de restauración, y todo un contingente de características militares se ha ideado para evitar el más mínimo riesgo.
Los restauradores del Rijksmuseum de Amsterdam la llaman «Operación La ronda de noche». Y no es para menos. La obra maestra de Rembrandt va a ser sometida durante los próximos diez meses a un exhaustivo proceso de restauración, y todo un contingente de características militares se ha ideado para evitar el más mínimo riesgo. Esta pintura de casi 350 kilos de peso se ha movido en escasas ocasiones durante los últimos 150 años, y, pese a no salir del propio museo en ningún momento, el protocolo diseñado es digno de una reunión del G-10. Hace una semana, el cuadro fue retirado de su lugar de exposición habitual y trasladado a una «sala de espera». Durante estos días, y en ese mismo lugar, se ha montado una caja de cristal de siete metros cuadrados en la que se realizará la restauración. Mañana domingo, cuando los últimos visitantes hayan abandonado el Rijksmuseum, comenzarán las «horas críticas». Veinticinco operarios trasladarán el cuadro desde la «sala de espera» hasta la caja de cristal construida en su habitual lugar de exposición. Desde el lunes por la mañana, los visitantes podrán contemplar in situ, como si de una instalación o una performance se tratara, el proceso de restauración. Pero no todo acaba ahí: millones de espectadores podrán seguir día a día las evoluciones de la restauración a través dé su retransmisión en streaming. Lo que siempre ha sido un proceso silencioso, íntimo, realizado a las espaldas del mundo, ahora se convertirá en un espectáculo destinado a generar una continuada atención hacia el museo. ¿Revolución? No tanta. En el arte quedan pocas cosas por retransmitirse. La francesa Orlan retransmitió, en 1993, su séptima operación de cirugía estética para diversos espacios de arte del mundo mientras público y expertos discutían en mesas redondas sobre tal hecho. El norteamericano Bob Flanagan ideó una obra post mortem en la que colocaría una cámara en su ataúd para que el espectador pudiera contemplar su cadáver descomponerse. Lo dicho: el arte ha entrado en todos los lugares y momentos imaginables. Nada se le escapa. Es el nuevo Gran Hermano. La diferencia entre lo público y lo privado hace ya tiempo que no existe. De ahí que no deba sorprender este «strip-tease» que los doce conservadores del Rijksmuseum van a realizar durante los próximos meses. Si no es posible pasear a Beyoncé por todos los museos del mundo para popularizar su marca, habrá que tirar de cualquier cosa que se tenga. Y la restauración de «La ronda de noche» de Rembrandt no es poca cosa.

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