Cultura

Crítica de libros

De paseo con el padre de Virginia Woolf

De paseo con el padre de Virginia Woolf
De paseo con el padre de Virginia Woolflarazon

En los últimos años se ha revalorizado una literatura donde el caminar meditando sobre profundos conceptos o divagantes ocurrencias cobra una sutil trascendencia. Este deambular despreocupadamente, en diálogo figurado con una sugestiva naturaleza cómplice, tiene tan cercanos referentes como Robert Walser, W. G. Sebald o Pablo d'Ors, remontándose a los peripatéticos de la antigua filosofía clásica, sin olvidar los reflexivos paseos ilustrados de Rousseau. En esta línea de incansables caminantes pensativos se sitúa el editor, ensayista, pionero del alpinismo y padre de Virginia Woolf, Leslie Stephen (Londres, 1832-1904), de quien se publica ahora «Los Alpes en invierno», con un prólogo de su hija en el que hallamos las claves de su acusada personalidad intelectual: reservado y sentencioso, de costumbres moderadas, clara adscripción al estilo realista, proverbial austeridad y misantrópica bonhomía. Enemigo declarado del lujo y la pereza, nuestro autor halla en el ejercicio físico un método de abstracción introspectiva que desembocará en la emocionada fascinación paisajística, una íntima catarsis psicológica, la afirmación estoica de la existencia y una contemplativa actitud humanista. Idóneamente subtitulado como «Ensayos sobre el arte de caminar», este libro propone un estilo de vida que aúna las cavilaciones especulativas con un intencionado errabundeo y donde se consigue la clásica armonía entre cuerpo y mente, espíritu y materia. Resulta evidente el logrado tono de balance retrospectivo al proclamar: «Miro atrás, y se me presenta delante de los ojos una larga serie de pequeñas viñetas, y cada una representa una etapa determinada de mi peregrinación terrena, resumida y cuajada en un paseo. Y al fondo de cada uno de ellos hay un paisaje que recuerda un lugar bien conocido en otro tiempo, y los pensamientos asociados con él evocan otros pensamientos» (pág. 101). Se engarzan así los eslabones de una memoria escenificada en la soledad de la impresionante naturaleza.

El pico más alto de los Alpes

El primero de los textos aquí reunidos, «La puesta de sol desde lo alto del Mont Blanc», narra el ascenso y la experiencia poética de un crepúsculo inigualable; mientras que «En alabanza del caminante» es un argumentado panegírico en favor de este trascendente vagar filosófico; y «Los Alpes en invierno» recoge la dureza de esa circunstancia, que no excluye la nevada belleza de un melancólico entorno.

Desde la apacible campiña inglesa a las escarpadas cumbres centroeuropeas, estas páginas desgranan el estado de ánimo, las inquietudes estéticas, convicciones morales y agudezas especulativas de un fino observador de la realidad. Se trata, por otro lado, de una obra de amplias referencias culturales: Heine, Coleridge, Wordsworth, sir Walter Scott o Thomas de Quincey son acertadamente citados como muestra también de la ascendencia romántica que asiste a la filosófica obsesión caminante. Una modélica obra sobre el pensamiento en contacto con una admirada naturaleza.