Buscar Iniciar sesión
Sección patrocinada por
Patrocinio Repsol

Antonio Scurati: «La seducción del populismo es el autoengaño de hoy en día»

En «M. Los últimos días de Europa», el escritor italiano analiza qué llevó a Mussolini a llevar a su país al abismo al aliarse con Hitler
El escritor y profesor de Literatura Antonio Scurati ha visitado Madrid por la publicación de su nuevo libro © Alberto R. Roldán / Diario La Razón.
El escritor y profesor de Literatura Antonio Scurati ha visitado Madrid por la publicación de su nuevo libro © Alberto R. Roldán / Diario La Razón.Alberto R. RoldánPHOTOGRAPHERS

Madrid Creada:

Última actualización:

El delirio oportunista de Benito Mussolini fue gran instigador de la pesadilla que sufrió Europa el pasado siglo. Caer en el «qué habría pasado si» resulta odioso cuando se aplica a un acontecimiento de la talla de la Segunda Guerra Mundial. Pero más detestable resulta saber que sí existieron otras opciones. Dice el escritor Antonio Scurati que fue la «psicología infantil, pueril, adolescencial de Mussolini» la que hundió a Italia y a Europa en tan terrible episodio, pues «si Hitler no hubiera encontrado un aliado en la Italia fascista, a lo mejor no hubiese existido tal guerra». Siempre hay un plan B, pero solo desprenderse del miedo y no aferrarse al egoísmo puede llevarnos a esa alternativa. El autoengaño no es el camino, tampoco el oportunismo ni el ego. No obstante, fueron estos tres amargos ingredientes los que se mezclaron en la época que Mussolini decidió ignorar a las democracias liberales o a la neutralidad, para así unirse a la causa nazi. En «M. Los últimos días de Europa» (Alfaguara), Scurati continúa su serie literaria –cabalga entre la novela histórica y el ensayo–, en la que analiza qué llevó a Mussolini a seguir los terribles pasos de Hitler. En esta tercera entrega –el autor promete que habrá una cuarta e, incluso, una quinta–, repasa esos años cruciales, en los que, recién acabada la Guerra Civil española, Europa ya se tambaleaba en el borde de otro precipicio. Profundiza en las razones que llevaron al Duce a tomar tantas decisiones irrevocables, que tan solo conllevaron a la total corrupción fascista, a unas leyes raciales infames y a una contienda que aún nos afecta.
¿Qué veían, en 1938, los fascistas cuando miraban hacia la Alemania nazi? Tenían miedo al régimen de Hitler. Los italianos no querían entrar en una guerra. Tras 20 años de retórica fascista, el de la bota era un país retrasado, sin preparación ni para la gasolina de los tanques modernos. Entonces, ¿por qué Mussolini tomó esa decisión? Dice Scurati que, ante todo, por su «cinismo táctico que siempre le ha caracterizado, a él y al fascismo. Vio la oportunidad de sacar alguna ganancia territorial. Entre la realidad de su país y la retórica, elige una vez más la retórica». Además, Scurati destaca esa rivalidad mimética que Mussolini sentía con Hitler, «quien fue su discípulo, pues hizo 10 años después lo que Mussolini hizo 10 años antes. Pero la historia se dio la vuelta, y Mussolini sufrió una subalternidad que le llevó a aliarse, para intentar estar a la altura».
Mussolini y Hitler, tras una de sus reunioneslarazon
Fue tal el esfuerzo innecesario y titánico que realizó el Duce con tal de verse al mismo nivel que el Führer, que incluso fue capaz de promulgar las leyes raciales más infames y duras a nivel mundial de la época. Una legislación antisemita más cruel incluso que la de la Alemania nazi. Una persecución, para Scurati, «absurda y cobarde», pero también determinante, y que pasa desapercibida. «Los fascistas no tenían, como los nazis, el racismo en su ADN. El pueblo italiano tenía defectos, pero no tenían el antisemitismo en su patrimonio cultural. Pero en su rivalidad mimética intentaron ir más allá», apunta el escritor. Esto se acrecenta cuando, añade, existe miseria, pues ésta te hace ser más miserable: «El pueblo italiano llegaba de veinte años de dictadura, de miseria cívica, de perder el discurso democrático. Era un pueblo miserable, y responde de forma miserable. Si tu existencia ha sido un largo aprendizaje al egoísmo, a caminar con la cabeza agachada, hay un gran peligro cuando la Historia te llama a superar pruebas», explica. Y no es algo puntual, pues en la actualidad la sociedad «ha sido educada por 30 años de televisión, y ahora con internet, a quedarnos como espectadores inertes frente al espectáculo de sufrimiento de otros», zanja Scurati, y por ello cree que también hay un plan B para Ucrania y para Europa.
Entrevista con el escritor Antonio Scurati © Alberto R. Roldán / Diario La Razón.
Entrevista con el escritor Antonio Scurati © Alberto R. Roldán / Diario La Razón.Alberto R. RoldánPHOTOGRAPHERS
«Europa debería crear un ejército propio, sin romper la alianza con EE UU»Antonio Scurati
Todo reside en el hilo conductor de la serie literaria de Scurati: el autoengaño. Como europeos actuales, dice el autor, «estamos ciegos frente a lo que está pasando a nivel histórico. La seducción populista es uno de los principales autoengaños de la actualidad. Los problemas son reducidos a un único asunto, que es el extranjero, el invasor, el enemigo». Asegura Scurati que una solución egoísta a nuestros problemas reside en ver la guerra que nubla actualmente a Europa como algo lejano a nosotros. «Tenemos que pagar recibos cuyo precio sube por la contienda, pero intentamos encontrar un refugio. No hay lugar seguro», añade. Por ello, asegura que la solidaridad con la que están respondiendo los países europeos podría verse fortalecida si se plantearan sus propios destinos. Es decir, ahora es el momento para preguntarnos quiénes somos y, sobre todo, quiénes seremos. «Esperaba que esta crisis pudiera empujar a Europa un paso más hacia la creación de una auténtica comunidad y unidad política, pero no es así», lamenta el autor. Mientras ve cómo los alemanes siguen cultivando sus intereses, o cómo en Italia siguen ganando partidos con vocación anti europea, opina que el papel del continente debería ser «el de un empuje histórico hacia el comportamiento de unión, que nace de las tragedias de la Segunda Guerra Mundial. Debe producirse la creación de una fuerza militar europea, lo que no significa romper la alianza con Estados Unidos, sino interrumpir nuestra total subalternidad. Europa debería crear su propio ejército europeo con una cultura propia, que permita quedarnos neutrales en la próxima guerra, que se combatirá entre China y EE UU», opina Scurati. Plantea a sus lectores, por tanto, el riesgo de seguir el ejemplo de autoengaño que consolidó Mussolini, pues, ¿fue más culpable un convicto antisemita como Hitler, o una persona que, frente a la persecución de los judíos, no movió ni un dedo?