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Entrevista
Esteban González Pons: «Ábalos es un personaje que busca un autor de novela picaresca»
El eurodiputado popular y vicepresidente del Parlamento Europeo publica su tercera novela, «Libro de pecados», donde dos políticos se enamoran y se destrozan

El vicepresidente tercero y portavoz del Grupo Popular en el Parlamento Europeo Esteban González Pons se quita la corbata de político y se coloca, de nuevo con su tercera novela, la americana de escritor. «Libro de pecados» (Espasa) es un relato apasionado de cómo el enamoramiento entres dos políticos de un mismo partido puede acabar en tragedia, precisamente porque en la política, como sostiene su autor, «el amor compite a muerte con el ansia de poder».
¿La política es endogámica? ¿Y por qué dice que es más sencillo mantener una relación sentimental con alguien de otro partido?
La política es muy endogámica respecto al amor. En la política sucede lo mismo que en la redacción de un periódico o en una comisaría: los que trabajan juntos y se rozan muchas veces se enamoran. Es la parte que menos conocemos de la política, pero una vida tan intensa conlleva también una vida sentimental intensa, y muchos políticos acaban queriéndose entre ellos u odiándose entre ellos después de haberse querido. Y digo que es más fácil con alguien de otro partido político porque no compites en nada con esa persona.
¿Podría enamorarse de alguien en sus antípodas ideológicas, o es una red flag?
Podría perfectamente enamorarme de alguien de Vox o de Podemos. Las personas a las que amas no las amas porque piensen como tú, sino porque son libres para pensar. Cuando me enamoro de una persona busco que sea alguien que me pueda aportar cosas, y muchas veces desde la discrepancia se aportan más cosas que desde la coincidencia.
Su narrador se llama Pecados, ¿cuál es el pecado capital más común en la política?
El pecado capital de la política es el narcisismo, la vanidad, que es una enfermedad profesional de los políticos. Es una enfermedad mortal, porque conforme avanza la vanidad en el organismo de un político va alejándose de los ciudadanos y va hablando un idioma que sólo él entiende, va aislándose. El ansia de poder conduce inevitablemente al enamoramiento de uno mismo.
Escribe que «utilizar el poder político para vengarse también es una forma de corrupción». ¿Cómo se castiga esta corrupción moral?
El político que se corrompe utilizando su poder para obtener una venganza sentimental ha sido castigado de antemano con el desamor; y sólo el que es castigado con el desamor busca la venganza. No hay castigo peor para el que utiliza la política para vengarse que saber que nunca más será querido.
Inevitablemente, al leer algunos pasajes de su novela me viene a la mente José Luis Ábalos.
Ábalos es un personaje que busca un autor para que le escriba una novela picaresca. Y sí, me inspira mucho: estoy convencido de que en novelas futuras voy a sacar un personaje que se va a parecer a él. Aunque tengo que decir que Ábalos aporta muy poco a lo que al imaginario español ya había aportado Torrente.
La historia que cuenta «Libro de Pecados» entiendo que requería un entorno más cercano y cerrado como el de la política local.
En el poder local, la influencia de los medios de comunicación, de los empresarios y grupos de interés es mucho más evidente y fácil de explicar que a nivel nacional. Yo tenía que contar una historia... no fácil, entonces necesitaba simplificar al máximo el entorno político para que la novela no se convirtiera en un embrollo. Pero el entorno municipal conllevaba la dificultad de que cuanto más cerca se produce el relato político más fáciles de identificar resultan los personajes.
Almarjal, la ciudad imaginaria donde se desarrolla su novela, me recuerda a Valencia: es un ecosistema pantanoso con mucho fango. ¿Le ha influído la DANA a la hora de terminar la historia?
«Almarjal» significa «ciénaga» o «pantano», por eso elegí ese nombre para la ciudad. Podría ser cualquier ciudad del Mediterráneo español, aunque es verdad que Valencia es una ciudad fundada en una colina sobre la ciénaga. Mi barro no es un barro asesino, es corruptor, por eso no hay una relación entre la Dana y Almarjal. Sí es verdad que he sido muy cuidadoso para no ofender: «Barro» era el título inicial que eliminé.
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