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Los Lannister son de Gibraltar y otros juegos de tronos
Un libro bucea en las referencias históricas y geográficas que inspiran a George R. R. Martin para crear las tramas de su afamada serie de fantasía

Saben mejor que nadie quienes fantasean y fabulan, en suma, quienes narran, que nada se crea absolutamente de la nada. Eso no ha existido nunca ni existirá jamás, pues toda ficción no es más que una reinterpretación de la realidad, una versión más o menos rastreable de quiénes somos o hemos sido. A esta máxima no se escapan, ni mucho menos, los autores de ciencia ficción y de fantasía, ni tan siquiera los más radicales o rompedores. Mucho menos lo hace el superventas George R. R. Martin, firmante de la saga de «Juego de tronos» y «Muerte de la luz», entre otras obras que toman multitud de elementos de la realidad para trufarlos de dragones, poderes mágicos y sangre a borbotones.
Algunas de las referencias son evidentes para el ojo profano: el famoso muro de su multipremiada serie no es otro que el muro de Adriano que limitaba los dominios romanos en las islas británicas. Invernalia, Winterfell en inglés, es, por tanto, los indómitos territorios escoceses y Desembarco del Rey, King’s Landing, sería, fonéticamente, London. Si les ha gustado el juego de las analogías y las adivinanzas, ahora se edita en español el volumen «Los mundos de George R. R. Martin», un libro que avisa desde el principio que no es «ni oficial ni autorizado» y que se sumerge en la historia para descubrir los referentes del rey de la fantasía medieval.
Una de las más fabulosas conexiones lleva al autor del volumen, Tom Huddleston, vincula el origen de los Lannister, la intrincada fortaleza de Roca Casterly, con el Peñón de Gibraltar, enclave estratégico de menor altura que la roca de ficción, pero que habría fascinado a George R. R. Martin por su papel estratégico a lo largo de los siglos y especialmente en la II Guerra Mundial. Un anuncio de la aseguradora Prudential en manos del escritor con la efigie de la roca habría captado la fascinación del escritor. No es el único lugar: todo el reino de Poniente está abiertamente «inspirado en España», como reconoce el escritor y como muy bien acertaron a representar los productores audiovisuales de la serie.
«Dorne es una tierra muy especial, con una base cultural diferente –dijo George R. R. Martin en una entrevista en 2012–. Estuvo apartado políticamente durante mucho tiempo y (...) veo eso en España, sobre todo en la historia árabe de España». Dorne es Sevilla con su Alcázar pero, también, tendría algo del carácter insurrecto de Gales, según el escritor del ensayo. Los Dothrakis serían mongoles, Tyrion Lannister –el enano de lengua afilada– podría ser un trasunto de Ricardo III y la famosa carnicería de la Boda Roja estaría inspirada en la infamia de la «Cena del toro negro», ocurrida en el Castillo de Edimburgo en 1440. La Corte de Felipe IV de Francia, Felipe el Hermoso, sería la disfuncional familia Lannister. La inspiración asoma, de los cuentos de la Dinastía Tang a las Sagas Nórdicas, de las Navas de Tolosa a la épica homérica. Como dice el magíster Illyrio en «Danza de Dragones», «el mundo no es sino una gran telaraña, y basta con tocar un hilo para que los demás vibren».
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