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Libros

Los libros de la semana: del debut literario de Jean Reno al asesinato de Aristóteles

Obras del actor francés, de Marcos Chicot o Dario Voltolini figuran entre las novedades editoriales

Jean Reno© Gonzalo Pérez Mata Gonzalo Pérez MataPHOTOGRAPHERS

«Invernal», de Dario Voltorini

La vida, a pesar de la quimioterapia y otros tratamientos, continúa

Analiza Dario Voltolini en «Invernal» la fragilidad que la placidez cotidiana puede tener ante un desafortunado imprevisto

Por Jesús FERRER

Un eficaz recurso argumental consiste en desencadenar una dramática acción a partir de una anécdota nimia, de una imprevista jugada del destino, que condicionará decisivamente toda la trama. En la novela de Tom Wolfe «La hoguera de las vanidades» (1987), un brillante ejecutivo se pierde de noche con su lujoso automóvil en uno de los más peligrosos barrios de Nueva York; el involuntario atropello de un joven le complicará terriblemente la vida. La placidez cotidiana vulnerada por un desafortunado imprevisto. En esta línea narrativa se inscribe «Invernal», la novela con la que el escritor y editor Dario Voltolini (Turín, 1959) quedó el año pasado finalista del prestigioso premio literario Strega. Es la historia, en la voz narrativa y autobiográficamente autorial de su hijo, de un carnicero en el mercado de Turín a finales de los pasados años setenta. Muy aficionado al fútbol y a la caza, de hogareñas costumbres familiares, profesional entregado a su oficio y de pacífico carácter bonachón, un mal día se hiere en un dedo al cortar una pieza de carne. Tras los primeros auxilios y una aparente recuperación se verá aquejado de cansancio e inapetencia, hasta descubrirse un pequeño bulto en la garganta. Se sucederán analíticas, pruebas clínicas, titubeantes diagnósticos, hasta llegar al fatal dictamen definitivo de una enfermedad incurable. Un pequeño incidente inicial potenciado a la categoría de lo irremediable.

Cautela y atención

Su existencia se verá así radicalmente alterada entre la quimioterapia, los tratamientos alternativos, la esperanza vislumbrada, los oscuros momentos de desolación y una sutil percepción de la realidad: «La vida, que no sabe hacer otra cosa, sigue. Lo que ocurre íntimamente en él, entendido como soma, comienza a manifestarse en el exterior. Una forma de caminar más circunspecta, una cautela en el gesto, una atención a cosas que los demás no ven».

Un libro este, en fin, de acertada sencillez expresiva, entrañablemente emotivo y plagado de sugestivas propuestas para afrontar los peligros de la cotidianida sin obviar la esperanzada fortaleza para superarlos.

  • Lo mejor: La perspicacia psicológica que envuelve esta trama sumamente intimista
  • Lo peor: Nada podemos decir negativo sobre esta bien conformada novela

«El asesinato de Aristóteles», de Marcos Chicot

¿Puede sobrevivir la razón a los fanatismos?

Tras sus entregas sobre Platón y Sócrates, Marcos Chicot cierra la trilogía sobre pensadores clásicos con un volumen más complejo y maduro

Por Ángeles LÓPEZ

Marcos Chicot cierra su ambiciosa trilogía sobre los grandes pensadores de la Grecia clásica.Un libro que es mucho más que el «broche perfecto» promocionado: es el volumen más complejo, maduro y, también, desigual de la trilogía. Chicot no es un autor histórico al uso. Psicólogo clínico de formación, su aproximación a los personajes no es meramente cronológica ni documental, sino emocional y psicológica. A través de una estructura de capítulos breves, giros narrativos y tramas paralelas –en este caso, protagonizadas por los ficticios Prometeo y Penélope–, el autor convierte el hilo argumental en thriller. La Atenas convulsa de finales del siglo IV a. C. se vuelve un tablero en el que la filosofía puede ser más peligrosa que la espada.

El Aristóteles de Chicot no es solo el sabio enciclopédico o el maestro de Alejandro Magno; es un hombre acorralado por la política, acosado por su asociación con el conquistador, atrapado entre el poder y el saber. En estas páginas, el Liceo no es solo una escuela, sino un símbolo amenazado de pensamiento libre frente a la represión ideológica. Alejandro, por su parte, aparece como un personaje fascinante y siniestro, tan genial como inestable, oscilando entre la grandeza y el delirio. Es, en muchos sentidos, un retrato inquietantemente actual del poder y su narcisismo. Desde el punto de vista literario, maneja con soltura las fuentes clásicas (Plutarco, Demóstenes, el propio Aristóteles), pero su estilo sigue siendo funcional, casi cinematográfico. Se sacrifica la profundidad literaria en favor del ritmo, lo que puede entusiasmar a lectores de best-sellers históricos pero frustrar a los más exigentes. En su favor, la narrración equilibra con inteligencia el rigor y el afán divulgativo.

Hacia una nueva generación

La obra destaca por su compromiso: Chicot dona parte de sus beneficios a fundaciones que apoyan a personas con discapacidad, en especial, aquellas que visibilizan el síndrome de Down, que afecta a su hija. En este sentido, cada entrega es también una obra con vocación ética y social. Con este título, el narrador no solo mata a Aristóteles, sino que lo resucita para una nueva generación. Una lectura que enseña sin dogmatismo, entretiene sin caer en lo banal y deja una pregunta abierta: ¿puede sobrevivir la razón en tiempos de fanatismo?

  • Lo mejor: Rigor histórico y una poderosa reflexión sobre el pensamiento libre y el poder
  • Lo peor: Estilo literario algo plano y secundarios menos desarrollados que en las anteriores

«El capitán Dikshtein», de Mijaíl Kuráyev

Este fue el episodio más crítico de la URSS

Mijaíl Kuráyev retrata a un hombre común y pobre que esconde en su pasado una serie de aventuras claves para la historia de su país

Por Diego GÁNDARA

Todo ser humano forma parte de la Historia con mayúsculas que se relaciona, a su vez, con la personal de cada uno. El resultado es que todo ser humano, por lo tanto, tiene una historia que contar: la suya propia pero intrincada en esa con mayúsculas, incesante, que no deja de escribirse. Pero, ¿quién es uno en esa gran Historia? Esa es la pregunta que gira alrededor de Igor Ivánovich Dikshtein, el protagonista de «El capitán Dikshtein», la primera novela del escritor ruso Mijaíl Kuráyev (Leningrado, 1939) publicada en 1987, cuando tenía casi 50 años y había trajinado el mundo del teatro y del cine como guionista. ¿Quién soy?, se pregunta Igor Ivánovich Dikshtein, aunque la pregunta, en realidad, es de los otros: ¿quién es para ellos Igor Ivánovich Dikshtein?

Porque Igor Ivánovich Dikshtein es un hombre común, un ciudadano correcto y pobretón que recorre las calles heladas de su ciudad, Gátchina, con una bolsa repleta de cervezas y que se pierde contemplando el movimiento de las agujas del reloj de su casa pero que, antes de ser quien es, fue otra cosa: un revolucionario que se alzó contra los bolcheviques en 1921 en Kronstadt, a pocos kilómetros de la ciudad de Petrogrado, que luego sería Leningrado y después San Petersburgo, cuando dos acorazados se enfrentaron con las tropas bolcheviques y acabaron siendo derrotados y el mar y el territorio se llenó entonces de muertos y el hecho fue quedando en el olvido.

Épica cotidiana

En uno de los acorazados, el Sebastopol, se encontraba el artillero Igor Ivánovich Dikshtein, quien muchos años después, tomando «migajas de detalles verdaderos que han llegado hasta nosotros gracias a la memoria de la humanidad», como escribe Kuràyev, reconstruye su historia dentro de esa Historia con inicial mayúscula, universal.

La novela brilla por la manera en la que Kuráyev hace coincidir el pasado con el presente de Dikshtein, ese hombre que transita las calles de la memoria como si fuera una aventura porque sabe, en el fondo, que hay otra aventura detrás, una aventura que tiene que ver con la Historia con mayúscula inicial y con la historia de cada día, algo menos trascendente pero lleno, claro, de una épica modesta, cotidiana, también universal.

  • Lo mejor: La combinación del pasado histórico con un presente cotidiano y banal
  • Lo peor: Poco se le puede cuestionar, ya que el libro se lee casi como sin fuera unas memorias

«Emma bajo el cielo de Omán», de Jean Reno

Jean Reno: una pasión tan intensa y romántica como peligrosa

El gran actor francés debuta en la literatura con una novela que ha cosechado un gran éxito en su país natal

Por Lluís FERNÁNDEZ

Este es el debut literario del gran actor galo de origen español Jean Reno, nacido en Casablanca de padres españoles exiliados en los años 40. Su novela ha obtenido un espectacular éxito en Francia y se está traduciendo ya a diecisiete idiomas. Quién iba a pensar que tras su impresionante fisionomía se ocultaba una alma esencialmente romántica, rebosante de pasión y ternura como la que emerge en «Emma bajo el cielo de Omán». Como nativo de Marruecos, Jean Reno conoce la cultura árabe lo suficiente para ubicar la acción del libro en un país exótico, como es el sultanato de Omán.

La protagonista es una masajista bretona que trabaja en un exclusivo centro de talasoterapia. Un día recibe al hijo de un importante ministro del sultanato de Omán deseoso de uno de sus mágicos masajes. Ese encuentro entre la ella y el exótico, atractivo y deslumbrante Tariq Khan hace saltar chispas.

Desaforada pasión

¿Qué tienen las manos de Emma para que aflore una energía tan portentosa? Al despertar del coma tras un accidente mortal de coche, Emma descubre que posee algo en las manos que la dota de un poder sobrenatural: saber con exactitud dónde y cómo tocar un cuerpo y sanarlo. Sobre todo, el del señor K: «…Él también siente la energía entre ambos, de una intensidad perturbadora», piensa Emma. Esa pasión que ambos han reprimido en su primer masaje bulle en la cabeza de Emma con tal azogue pasional que acepta la oferta de Tariq Khan de encargarse de formar a los masajistas en el complejo de lujo en Mascate.

Aunque narrada en tercera persona, Emma ocupa el foco narrativo, que brota del interior de la protagonista con una intensidad que trasmite al lector la desaforada pasión amorosa prohibida entre ella y Tariq Khan. Las escenas de sexo y electricidad que la energía de las manos de Emma transmite a su amante los enloquece, envueltos en una borrachera romántica típica del género «romantasy». El romance y la magia eléctrica de las manos de Emma se funden en un relato de espionaje, que hacen de la obra un cruce exitoso entre la fantasía romántica y la novela de aventuras exóticas.

  • Lo mejor: La pasión con la que escribe su debut literario Jean Reno sobre el romance amoroso
  • Lo peor: Que no ha sabido entrelazar mejor la parte sentimental con la de espionaje y acción