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Nativel Preciado: «Lo más valioso es poder recrearte en tus vivencias»

En «Palabras para Olivia» la periodista echa mano de sus recuerdos y fabula una trama de amor e infidelidades

La escritora y periodista Nativel Preciado
La escritora y periodista Nativel PreciadoHugo G. Pecellín

Olivia Casanova tiene sesenta y ocho años, y echa de menos cuando vendía libros como churros. Eran, además, obras brillantes, que le confirieron de un alto estatus como escritora de éxito, y de una vida cómoda, también auspiciada por casarse con el influyente banquero Bernardo Juncosa. Y quiere seguir en la literatura, aunque para ello deba vivir ciertas aventuras existenciales. Dice Nativel Preciado que poco se parece a ella la protagonista de su nuevo libro, «Palabras para Olivia» (Espasa), aunque sí «le he prestado mis emociones, mis recuerdos, mi criterio literario. Es una mujer absolutamente diferente a mí. Yo no tengo un David Hockney en mi casa, ni me casé con un banquero. Sí le he prestado cosas, pero la he intentado alejar para obtener la libertad de fabular». Sí es una novela, no obstante, que habla del pasado de Preciado, quien echa mano de sus recuerdos para hablar «de León, del programa de radio que oía de niña o de los veranos en Boñar», explica.

Casanova toma una curiosa decisión: la de contratar a Teo del Valle, un novelista fracasado, para que le escriba su última obra. Una trama que les llevará a ambos a León, la ciudad natal de la autora, y donde se toparán con una realidad de amores e infidelidades, y que unió las vidas de ambos mucho tiempo atrás, dejándoles una huella imborrable. Con este dúo protagonista Preciado pone sobre la mesa a la figura del «escritor fantasma». «Es un oficio que existe desde tiempos de Dumas, y hasta Paul Auster trabajó para otros. Siempre han existido autores que escriben para otros, lo que pasa es que cuando y terminé de escribir esta novela, que fue el verano pasado, de repente se quedó obsoleto ese perfil, porque ahora tenemos el Chat GPT», ironiza la autora. ¿El oficio del escritor está en peligro? «El mundo está impensable, va a tal velocidad que dentro de tres años no sabemos lo que pasará con determinadas profesiones», opina, «cualquier cambio nos resulta inquietante, lo que pasa es que ahora son veinte al año, entonces el mundo está muy imprevisible».

Lo que sí parece inmutable es de concebir la infancia como patria. Es decir, define Preciado a este periodo vital como uno que «te deja marcada. La memoria es muy tramposa y selectiva, pero en la infancia es donde se fijan las vivencias que vamos desarrollando a lo largo del tiempo». A ella volvió, antes de escribir «Palabras para Olivia», en un momento en el que su cabeza estaba en otra novela. «Pero de repente mi hermano se puso enfermo. Fui a cuidarle, y lo único que le calmaba y le hacía olvidarse del mal trago que estaba pasando era recordar nuestros veranos», explica. Fueron tan conmovedores esos diálogos que «pensé si era capaz de transmitirlo a los demás. Este libro es por tanto un homenaje a mi hermano, a quien se lo dedico, porque supo sacar todo lo bueno que hemos vivido».

Nada nostálgico

Preciado está convencida de que los recuerdos «son más importantes que cualquier otra herencia». Son el capital principal de una persona, y «hay que aprender a valorarlo más que otro tipo de cosas que son efímeras». Valora, por tanto, y por encima de todo, la música que escuchaba, los paisajes que visitaba, sus animales. «Ahora los niños no viven de una manera tan intensa», continúa la escritora, «porque no están en contacto con la naturaleza. Ahora esa España está abandonada, y los niños tienen que ir a una granja escuela a ver a los animales. Antes la ecología se vivía de forma muy espontánea, pero ahora hay que reivindicarla». ¿La vida ahora es, entonces, más forzada, menos valiosa? «En absoluto. Evoluciona, y nos vamos adaptando a sus ventajas e inconvenientes. Hemos conquistado derechos, accedido a cosas que antes la gente no tenía. No es nada nostálgico, simplemente creo que poder recrearte en tus vivencias es lo más valioso que tienes en tu vida», sostiene la escritora.

Los paisajes son, por tanto, también protagonistas de la novela, que bien podría funcionar como guía turística y gastronómica, pues Preciado traslada al lector casi visualmente a esas zonas donde ubica la novela: «Hago un homenaje a la España despoblada, a la que no se atiende», matiza, «se nos está obligando en cierto modo a convertirnos en urbanitas, a tener que vivir en las grandes ciudades, pues es muy difícil vivir en lugares donde no hay acceso a la sanidad, a la educación o a cajeros». Se une, así, a la lista de escritores que desvían la mirada del lector y la descentraliza, llevándola a unos lugares olvidados, «porque nos da mucha pena que estén abandonados, y queremos reivindicarlos de algún modo. No es una moda, sino porque realmente creemos que hay algo en el ambiente», concluye Preciado.

LO QUE SOBREVIVE ES GRACIAS A LA RADIO

Entre los homenajes que formula Nativel Preciado en la novela, figura uno especial. El personaje de Mauro del Valle lo edifica en alusión a Ángel Álvarez, locutor radiofónico con cuyos programas, «Caravana musical» y «Vuelo 605», la autora se transportaba a otros mundos. «Todo lo que aprendíamos en esa época era con la radio, que es un medio que ha sobrevivido y que mejor se ha adaptado a los tiempos», explica.