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El nostálgico viaje de Gabriela Guerra a una tierra prometida

Publica «Avándaro», la segunda entrega de una trilogía donde aborda los procesos de la emigración

Gabriela Guerra, escritora
Gabriela Guerra, durante su visita a Madrid. David JarDavid JarFotógrafos

Se define como «ciudadana del mundo». La escritora cubana Gabriela Guerra está pasando unos días en Madrid, donde «me siento como en casa, porque he estado varias veces, igual que me pasa en Francia o en algunos lugares de Estados Unidos». No obstante, este arraigo plural, que es más sentimental que físico, lo ha aprendido lidiando con la nostalgia de ser emigrante. Hace ahora 13 años que dejó su país natal para mudarse a México, «y recuerdo que sentía la nostalgia como una enfermedad incurable. Ahora es un padecimiento menor. De hecho, la nostalgia al pasado es lo que me ha construido en lo que soy en el día de hoy». Y ahora es una autora referente en las letras hispánicas, y que visita nuestro país para hablarnos sobre «Avándaro» (Traveler), obra que presenta hoy en la Librería Antonio Machado de Madrid, a las 20:00 horas.

Es la segunda entrega de la «Trilogía del agua»: fue en 2015 cuando lanzó la que fue su primera novela, «Bahía de la sal», con la que se alzó con el Premio Juan Rulfo. Ambas, asegura, «tienen que ver con los procesos y caminos de la emigración. El lugar del que se sale, al que se llega y el destino». Con esto, en «Avándaro» narra la historia de la familia Tolentino-Ibarra, quienes viajan por mar, desde la Bahía de la Sal, hacia tierra continental en busca del paraíso soñado. «Cuando salimos, imaginamos una tierra prometida. Pero después comprendes que el destino final no está fuera, sino dentro de ti», apunta.

Feminismo mexicano

Guerra escribe, por tanto, desde sus vivencias personales, pero también atiende al contexto, a lo que nos rodea, pues junto a ello convivimos. En el caso de esta novela, se traslada a un pueblo ficticio, cuyo nombre toma de un poblado del centro de México, pero para el que se inspira en Valle del Bravo, donde hay un lago y una serie de caminos transfronterizos. «Allí se da la circunstancia de la militarización, el narcotráfico, los cultivos de amapola o las desapariciones de chicas, uno de los temas más candentes», apunta la autora. Subraya que en la literatura no puede haber tema tabú, y que la realidad de las tratas de blancas está ahí, en pleno 2023. «Cuando me preguntan si soy feminista, porque trato mucho el tema de las mujeres en mis libros, pienso en México, donde hay un movimiento muy fuerte. Pero también me siento obligada a pensar en las estadísticas, que dicen que cada día mueren entre 8 y 12 mujeres por violencia de género. Diariamente. Y muchos de esos casos tienen que ver con niñas raptadas, normalmente de entre 12 y 20 años. Entonces, a nivel de feminismo, lo que se vive en España y en México, en cualquier otro lugar, es diferente. No puedo pensar en lenguaje inclusivo, porque primero tengo que pensar en la vida y en la supervivencia de las mujeres».

La autora, que también ha publicado ensayos y antologías de cuentos, toma la literatura, por tanto, «como una herramienta con la que saco del alma lo que necesito decirle al mundo», continúa Guerra, «pero a través de la ficción. Quizá es a partir del siglo XX que la literatura cobra fuerza como valor social, y pienso que el escritor tiene que liberarse y el lector también, porque así comprendemos el mundo. Sin censuramos eso, también lo hacemos con nosotros». Por ello, no deja de escribir, y avanza que la última entrega de la «trilogía, «Santa Cruz», llegará en 2024: «Tiene realismo mágico, y es más lúdica y lírica», explica.