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Novela histórica

Luis María Cazorla: «La huella de España en el norte de Marruecos todavía perdura»

En «Tetuán y Larache 1936» el profesor Cazorla novela cómo se cimentó el golpe militar de Franco en julio del año 1936

Entrevista Luís María Cazorla, en la Real Academia de Jurisprudencia. © Alberto R. Roldán / Diario La Razón. 06 10 2025.
Entrevista Luís María Cazorla, en la Real Academia de Jurisprudencia.© Alberto R. Roldán / Diario La Razón.Alberto R. RoldánFotógrafos

Luis María Cazorla(Larache, 1950), además de abogado del Estado, catedrático en la URJC, letrado en las Cortes Generales y académico, es novelista en sus ratos libres, que no deben ser muchos. Esta última novela histórica, «Tetuán y Larache 1936», la séptima que publica con Almuzara sobre la saga familiar de los Ninet, la remató en agosto de 2024 en su casa de veraneo en el Novo Sancti Petri (Chiclana de la Frontera, Cádiz). La presentación de la misma tendrá ocasión esta tarde a partir de las 19,30 horas en la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. El autor estará arropado, entre otros, por el exvicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra.

¿Qué condiciones se daban entonces en el Protectorado Español en Marruecos, en Ceuta y Melilla para que fuese el origen del golpe militar de Franco?

Estaba previsto para toda España al mismo tiempo, pero las circunstancias llevaron a que se diera el primer paso antes de lo previsto en Melilla, y a continuación en Tetuán y Larache, que está novelado aquí. Aquel era un terreno muy abonado por la presencia de mucho militarista que habían concurrido a las maniobras de Llano Amarillo, donde se habían conjurado; y a su vez, la fuerza de choque de legionarios y regulares estaba concentrada allí. Todas esas circunstancias llevaron a que se iniciara en Melilla el 17 de julio y tuviera un caldo de cultivo muy favorable en la parte occidental, en Tetuán y Larache.

¿La participación de las tropas de los regulares indígenas en la insurrección hasta qué punto fue fundamental para que esta acabara triunfando?

Las fuerzas regulares-indígenas, que así se llamaban entonces, y también la Legión contribuyeron decisivamente como fuerzas de choque. Bueno, los regulares entran en Barcelona en el invierno de 1939..., es decir, no sé si hubiera sido imposible sin su presencia, pero que esta fuera un factor importante sí.

¿Qué equilibrio guarda entre el rigor histórico y la creación noveladora?

Esto es una novela histórica en sentido estricto: basada en hechos investigados y ciertos. No es una novela ambientada en un momento. Entonces, se entreveran personajes reales, que yo aclaro cuales son, con una familia que creo yo en novelas anteriores, que me sirven para ir adentrándome en los distintos ambientes que quiero describir. Creo que hay una combinación equilibrada entre hechos reales, muy investigados y de gran trascendencia, y la ficción. ¿Porcentaje? Pues en alguna parte de la novela cobra más importancia la ficción y en otras la realidad histórica.

¿Qué queda de España en lo que fue el Protectorado?

La huella de España en todo el norte de Marruecos fue muy intensa y todavía perdura, pero lo cierto es que tras la independencia en el año 56 la cultura española ha ido en retroceso. Aunque en los últimos años, fruto de la labor del Instituto Cervantes, recobra fuerza. Pero la acción del francés y de la cultura francesa en la parte suya del Protectorado permaneció más que la huella española en nuestra parte.

Usted nació en Larache en el año 50, ¿se siente huérfano de patria chica?

Bueno, yo no siento orfandad ni nada parecido. Sí es cierto que cuando veo que la huella, sobre todo arquitectónica –porque en Larache había una mezcla de estilos racionalistas y neonazarís avanzada–, cuando veo que muchos de esos edificios van cayendo para que nazcan horribles edificios actuales muy «innovadores», pues me da pena. Yo he vuelto a Larache con frecuencia, y en cierto modo siento añoranza de aquella época, pero al final es la historia que va transcurriendo.

Un miembro familiar, Tenoll es quizás el personaje de mayor peso en esta narración. Me interesa su evolución personal e ideológica.

Indudablemente uno de los ejes de ficción es cómo una familia con primos que piensan de manera distinta, ante la situación extraordinaria del levantamiento, son capaces de unirse, de defender el negocio común, y de ayudarse mutuamente ligando posturas extremas. En efecto, este es un mensaje que subyace en la novela.

Cuenta al final que el personaje de Bernhard lo descubrió leyendo un ensayo en 2015, ¿existiría esta novela sin la presencia de este nazi?

Sin este personaje que descubrí leyendo libros de historia –y curiosamente donde me lo topé escribí al lado «qué personaje tan novelable»– la historia cambiaría. Este personaje es un personaje histórico fundamental sobre el que se construye la parte histórica de la novela, porque no deja de ser el que consigue llegar al general Franco, que estaba con problemas para trasladar la tropa de regulares-indígenas a la Península, consigue llegar a él a través de Beigbeder, Saénz de Buruaga y Yagüe, y consigue a través de peripecias que describo, la noche del 25, entrevistarse en Bayreuth con Hitler. Y consigue entregarle la carta y convencerlo. Estos hechos son ciertos; yo lo que novelo son las conversaciones.