Sección patrocinada por sección patrocinada

Muere Alfredo Landa

Los ojos jugosos; por Andrés Pajares

Los ojos jugosos; por Andrés Pajares
Los ojos jugosos; por Andrés Pajareslarazon

Se nos ha ido otro de los grandes, otro actor todoterreno y que sigue todavía provocando más de una sonrisa, o una gran carcajada, cuando vemos cualquier película de hace años. Y emoción al tiempo en cintas en las que da la talla de un magnífico actor. Pertenece a una generación anterior a la mía; aun así, yo tuve la ocasión de poder trabajar con él en dos películas, «Los novios de mi mujer», dirigida por Tito Fernández, junto a Esperanza Roy, una película tremendamente divertida, y «Tioviovo», de José Luis Garci, absolutamente emocionante y en la que ambos teníamos tres escenas entrañables. Cuando nos mirábamos a los ojos los dos llorábamos. Parecía increíble cómo dos tipos que habían hecho reír durante tantos años coincidían ahora con un inmenso drama alrededor.

Garci, lo mismo que le sucede a Saura, confía en sus actores y sabe sacarles el máximo partido.Por ejemplo, cuando ambos nos referíamos al hijo que habíamos perdido, y hablábamos despacio, casi susurrando, se producía una atmósfera diferente y a Alfredo se le notaban los ojos jugosos, llenos de agua. Decíamos en broma que cuando acababan las escenas y si hubiéramos sido mujeres, tendríamos el rímel corrido. Conectábamos a la perfección en lo dramático y lo cómico. Fue un excelente compañero y un actor al que admiraba mucho antes de dedicarme a este oficio grande. Era un hombre vital, ahí es donde no coincidíamos. Le encantaba pasar las tardes cerca del Santiago Bernabéu jugando eternas partidas de mus. Cuando yo le decía que me iba a ir a un balneario, me soltaba un «Tú eres tonto, te vas a aburrir, Andrés, porque eso es cosa de viejas». Y cuando regresaba siempre me hacía la misma pregunta: «¿Te has aburrido?», y yo le respondía con una sonrisa: «Para nada, porque había unas señoras estupendas». Él reflejaba al español de la época, algo en lo que coincidíamos, aunque no creo que yo sea un heredero del género. El «landismo» se va con él. Le gustaban mucho las mujeres, sobre todo las rubias. Hasta siempre amigo, que Dios te bendiga.