Madonna, ¿a cuántos hombres te has insinuado?
La diva acusa al productor Harvey Weinstein de insinuarse explícitamente cuando trabajaron juntos
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La diva acusa al productor Harvey Weinstein de insinuarse explícitamente cuando trabajaron juntos. La estrella ha guardado silencio hasta hoy. ¿Por qué una mujer con tanto poder no lo denunció entonces y ha esperado a la promoción de su nuevo disco?
Madonna siempre ha sido diva poderosa, de látigo en mano y cama sudorosa en la que ella tiene siempre el control. Habla de sexo de la misma manera que un chef de sus ensaladas. Y no ha tenido empacho en apuntarse a la larga lista #Metoo de las acusadoras de Harvey Weinstein, que quiso probar que era eso de en la cama con Madonna.
La ambición rubia ha tenido relaciones, según su propia lengua saliva, con tantos hombres que no caben en el Planeta. Y ha perseguido a otros tantos, he ahí Antonio Banderas al que en una famosa noche en Madrid siguió hasta el cuarto de baño. Lo de Madonna con Banderas fue veganismo porque no cató la carne malagueña. El ayuno, querida, también es bueno para el karma al que tanto alude desde que se hizo espiritual con derecho a roce.
Se casó con Sean Penn, el destrozahoteles, con el que mantuvo una relación de tormenta. Se ha escrito que ella acabó en el horno de la cocina y que Penn era de mano suelta aunque sigue haciendo películas, no como otros, James Franco es un ejemplo, que emigraron a otra vida por una acusación que no ha traspasado la libido de ningún tribunal. Y en los últimos años se desayuna, y hace bien, que hay que empezar el día con brío, modelos treinta años más jóvenes que ella, de abdominales marmóreos no prohibidos por la Cábala, versión “celebrity” de la religiosidad judía a la que se arrimó como otras estrellas que tienen que autojustificar su mundanidad.
Que Madonna se apunte en estos momentos a la demolición del productor Harvey Weinstein, baboso creador de maniquíes de la alfombra roja, onanista acompañado, si eso es posible, el cerdo que pastoreaba una piara de Oscar, nos pone en aviso de que la cantante no pasa a los sesenta años por su mejor momento. En una entrevista a la revista “New York Times Magazine” se ha hecho cruces y confiesa que Weinstein se le insinuó aunque no logró cazar la pieza rubia.
Se entiende que aprendices de actrices se sintieran violentadas hasta la náusea por el energúmeno capaz de destrozar una carrera en ciernes, pero, en el caso de Madonna, tal vez habría que ponerle delante el espejo en el que tuvo que mirarse Asia Argento, que después de sumarse a la larga lista de acusadoras se supo que ella se cameó con el actor Jimmy Bennett cuando era menor y al que intentó silenciar con el esparadrapo de 380.000 dólares ¿Necesita Madonna, ahora bautizada “Madame X”, una de las más influyentes y polémicas figuras del pop, aparecer como víctima de una insinuación sexual? “Todos sabíamos que había que aguantar”, dice. ¿Tenías que aguantar, Madonna? ¿Por qué no presenta una demanda? O nos ha engañado durante toda su carrera de carnívora o nos engaña ahora. O le pueden los remordimientos ahora que sabe que pase lo que pase su nombre pasará a la historia.