Madonna le hace la cruz a Italia
La diva no cantará en el país de sus orígenes con su tour "Madame X"por haber sido rechazada en La Scala
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La diva no cantará en el país de sus orígenes por haber sido rechazada en La Scala
El universo se expande prácticamente al mismo ritmo en que el mundo de Madonna se contrae. Llegará el día en que, falta de espacio, la artista desaparezca en un punto negro, densamente condensada en su ego. Fernando Villalón, poeta filo-tartésico y excéntrico (para entendernos: un señor que quería criar toros con ojos azules), no pasaba por ninguna de las calles de Sevilla por donde hubiera muerto un amigo o un conocido. Imagínense, con el paso de los años, qué campo de minas. A Madonna le sucede algo parecido con el orbe entero: no transita por donde su ego ha sido lastimado. Y cada vez va reduciendo la nómina de países donde no puede/no quiere poner un pie.
En el último año ha pisado el acelerador de sus fobias. Hasta hace nada se suponía que vivía en “el paraíso” (en sus propias palabras) en Lisboa, donde para colmo el Gobierno luso le había agilizado los trámites de la residencia y hasta había acotado junto a su céntrico palacete una acera entera para su nutrido parque móvil. Pero en estas llegó el alcalde de Sintra y la cosa empezó a torcerse. “Hay cosas que el dinero no paga”, aseguró este pro-hombre ante la idea de la artista de rodar un fastuoso videoclip en el interior de un palacio de la localidad incluyendo un caballo tumbado en el suelo. “Bajo ninguna condición dejaría entrar a un caballo en el palacio, ¡no tiene ningún sentido! Madonna es una artista, pero el palacio es de todos y no está para ser dañado”, añadió Basílio Horta, que se sepa su nombre.
La reacción de la diva ante su agente se filtró en la prensa portuguesa y es un ataque de cuernos en toda regla: ''Ya di tanto a este país y cuando pido un simple favor, que además es para enseñar Portugal al mundo, la respuesta que obtengo es negativa. La culpa es tuya, tú me convenciste para venir a vivir aquí''. A partir de entonces se supo (aunque recientemente la cantante lo ha matizado) que abandonaría Lisboa y se instalaría en Nueva York. Portugal quedaba ya fuera del mapa.
Y ahora le ha tocado el turno a Italia. La gira mundial de “Madame X”, su nuevo disco, que llega con críticas malas tirando a pésimas, se desarrollará exclusivamente en teatros. Madonna busca el amparo de lugares de prestigio, lejos de los macro-espacios que suele frecuentar. En el país transalpino tenía un antojo: La Scala. Su sueño era cantar en el coliseo milanés, templo por excelencia de la ópera, pero, en una entrevista con ''Il messaggero'', ha confesado que sus deseos tampoco son órdenes en este caso. “La quiero (La Scala) y no me la han dado. Se abre a la novedad, excepto para ''Madame X''. Sueño con exihibirme en los teatros de ópera, no en los lugares modernos y los palacios de deportes. Pero allí no quieren a gente como yo. Les trastorna”.
Su decisión ha sido draconiana: no hay Scala, no hay Italia. La diva castiga al país de sus orígenes sin su presencia. Puede que salgan ganando.