Josele Santiago (Los Enemigos): “Estoy flipando conmigo mismo”
El grupo ofrece cuatro conciertos dedicados íntegramente a algunos discos emblemáticos y harán sonar canciones nunca tocadas en directo
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En el local de ensayo «ha habido muchas magdalenas de esas que te ponen los pelos de punta», dice Josele Santiago, cantante de Los Enemigos, sobre la experiencia «proustiana» a la que se ha sometido el grupo, que va a rescatar cuatro discos clásicos de su repertorio para tocarlos íntegramente en otras tantas noches. Canciones que nunca han tocado en directo y que traen ciertos recuerdos. «Te acuerdas de esto, de aquello, de aquella fiesta y de aquel entierro. De alguna boda, de las historias. Hemos charlado mucho en el local. Está siendo un ejercicio muy intenso pero muy sano y reconfortante, porque el sonido es muy bueno y estamos todos muy unidos», explica el músico sobre un Tourmalet que tendrá lugar las noches del 14, 15, 28 y 29 de octubre en la Sala Lula de Madrid, cuando sonarán, íntegramente «La vida mata», «La cuenta atrás», «Nada» y «Tras el último no va nadie» junto con las canciones ineludibles del cuarteto.
«Todavía no sé cómo se nos ocurre hacer esto –dice Josele–. A mí no fue, ¿eh? Estábamos tratando de renovar algo el repertorio y meter canciones que se quedaban fuera y el mánager se enteró y nos lió. Es una idea bonita pero para mí está resultando un poco bestia meterme en la cabeza todo eso. Ya no sé qué sacar para que entre todo», ríe. La idea original era sorprender a la gente con alguna canción poco escuchada y el resultado será regalar a cada cual su disco preferido en directo. «Sí, y además hacerlo mejorado. Cambiando algún arreglo que no nos convencía, tocando aquí y allá... Nos hemos dado cuenta de que tenemos un pedazo de armamento de canciones». Resulta una idea triste la de componer una canción, volcar una experiencia o un pensamiento, darle cariño y no tocarla jamás. «Para eso lo hacemos, para quitarnos la pena –tercia Josele–. Los repertorios son una cuestión de costumbre, porque hay canciones del disco nuevo, las que no puedes quitar nunca porque son clasicotes ineludibles y alguna que merece mucho la pena se ve relegada a hibernar eternamente. Es bueno sacarlas de la cueva, es un ejercicio muy sano».
Las desilusiones
Eligieron esos cuatro discos (más «Bestieza», que formará parte de la misma noche junto a «La vida mata») «pero puede que el año que viene hagamos la misma chaladura con los otros, para que tampoco se queden fuera». El líder de Los Enemigos no tiene manías entre su discografía. «La verdad es que estoy flipando conmigo mismo, porque tenemos un repertorio que está muy bien, muy amplio y muy potente. Creo que tiene enjundia, que no hay ninguna canción que no diga nada». Ahí viene otra magdalena, porque Josele Santiago se acuerda de lo que motivó todos sus temas. “Lo tengo muy claro. Todas tienen su razón de ser y algunas están sorprendentemente en boga. Hablan de guerras y abusos del poder, o de las desilusiones y los golpes que te da la vida, hacerse mayor y toda esa mierda. Están en boga esas emociones y yo siempre he procurado que una canción me tocara la fibra sensible y, hasta que no lo consigo, no la doy por terminada. Doy por hecho que, si toca mi fibra sensible, es que tocará la de otro. Aunque sea solo la de dos o tres más, porque no somos tan distintos. No es que haya predicciones tipo Nostradamus, pero las canciones que tocan el corazón son eternas. Todas las generaciones pasan por lo mismo».
La percepción general es que el grupo está en su mejor momento. «Para mí, sí. Sincera y rotundamente. Me lo paso mejor que nunca y sonamos mejor que nunca». «Bestieza», su último trabajo, se ha colocado entre los clásicos de la banda por derecho propio. «Lo considero como uno de nuestros primeros discos, que tenemos varios. Me refiero a los discos que llegan después de algún gran cambio, o de temporadas difíciles. Esos que vienen cuando estábamos medio muertos, mutilados, heridos, llenos de vendas y al final fuimos saliendo. ‘’Bestieza’' es uno de ellos, porque se quedará en nuestros corazones como una enfermedad superada». Lo mezclamos en la misma noche con “Tras el último no va nadie” porque lo hemos dejado de lado muchas veces. Es un disco muy oscuro, hay dolor. Y, en el último, es lo contrario: dolor canalizado en energía positiva. Son dos discos muy punkies de maneras distintas. Y un carrusel emocional de tres pares de cojones, sobre todo para mi, que soy el que canta las letras”. ¿Se pueden seguir viviendo las letras con intensidad? “Es que, si no, no hay manera. Tienes que hacer un ejercicio de hipnosis autoinducida y meterte en la historia, yo no lo entiendo de otra manera. Eso de recitar y afinar simplemente... Prefiero desafinar un poco y que la cosa sea más emocional. Pero me tengo que meter hasta la médula”.