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Abbey Road: los históricos recuerdos del quinto Beatle

Disney+ estrena «Abbey Road: si las paredes cantasen», documental dirigido por Mary McCartney y que funciona como carta de amor hacia los icónicos estudios de grabación
La icónica portada del álbum «Abbey Road», con una fotografía tomada junto a los estudios, fue diseñada por John Kosh, director creativo de Apple Records
Apple Records

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El crujir de una verja de hierro abriéndose y rodeada de grafitis no produce otra cosa a Elton John que emocionantes escalofríos. Pues atravesar dicha puerta cuando comenzó en el mundo de la música significaba, para el de «Your song», entrar en «un lugar que ya estaba haciendo historia, donde se producía magia». Se trata del acceso a uno de los lugares más icónicos de la historia de la música, pues es donde se dieron cita una larga lista de reconocidos músicos y donde se crearon canciones que cambiaron el destino de este arte. Es el número tres de Abbey Road, en Londres, en pleno barrio de St John’s Wood, junto a ese paso de peatones que ha dado la vuelta al mundo y que ya representa un emblema en la historia de la música. Si pudiéramos asomarnos por una mirilla y ver al otro lado las grabaciones maratonianas de los Beatles o los primeros coletazos de un joven Elton John, así como la sensacional conjugación de los temas de Pink Floyd, las paredes que envolverían tan enigmáticas escenas serían las mismas: las de Abbey Road Studios. En este espacio, los Gallagher formularon el despegue de Oasis, así como se confeccionaron canciones tan eternas como «Twist and shout» o se grabaron primeros discos, como el debut de Cliff Richard con 17 años –allí creó «Move it»–, entre tantas anécdotas. Y, ante la lamentada ausencia de tal mirilla, se ha estrenado un documental que pretende funcionar como ella, acercar al público los entresijos y grandes curiosidades de estos célebres estudios: Disney+ acaba de estrenar «Abbey Road: si las paredes cantasen», filme dirigido por Mary McCartney, hija del Beatle y, por tanto, con privilegiado acceso directo, y donde arroja luz sobre algunas de las grabaciones fundamentales realizadas en estos estudios.
El edificio de Abbey Road tomó forma en 1931, cuando dejó de ser una casa de nueve habitaciones y se convirtió en estudio de grabación. Fue comprado por Gramophone Company en 1929, y no fue hasta noviembre de 1931 cuando se utilizó por primera vez para la música. Aquel año, dicha empresa se fusionó con Columbia Graphophone Company, formando así Electric and Musical Industries, más conocida como EMI Studios. En principio, este lugar se enfocó para albergar una orquesta sinfónica, siendo Edward Elgar el primer ocupante de sus salas al frente de la Orquesta Sinfónica de Londres. Y poco a poco fue dándole cabida a todo tipo de música, desde la más instrumental al puro rock and roll. «Tuve mucha suerte de llegar allí», explica Elton John en el documental, «recuerdo el olor de Abbey Road cuando entrabas, que realmente era el olor del miedo, del vértigo. Esos estudios me hicieron ser buen músico, porque me hacían ser exigente». De la misma manera que Nile Rodgers expresa que este espacio «no es solo un estudio del pasado, sino también del futuro. La gente me enseñó música compartiendo, aquí se hizo mucho rock and roll». Un lugar que, para muchos artistas, fue bastante parecido a un hogar, ante todo para aquellos cuatro jóvenes que en 1962 se encerraron en el Estudio Dos para grabar «Love me do».
Explica la directora del filme que «fue conmovedor» hablar con su padre sobre lo que significó Abbey Road. «Pude ver, y creo que el espectador también lo verá, que se preocupa mucho por el lugar. Estaba ansioso por hablarme sobre él. Ama a las personas que han trabajado allí. Es un sitio que le produce una sensación de seguridad». Y así lo confirma Sir Paul McCartney en sus intervenciones en el documental: «Siento que he nacido en estos rincones. Abbey Road me trajo a la vida y me enseñó a hacerle frente. Hasta ese punto es importante para mí. Las canciones que grabamos son recuerdos inolvidables. Si estas paredes pudieran cantar...».

De Cliff Richard a Du Pré

Quizá gran parte de nuestras colecciones de discos de música se hayan creado en Abbey Road, o quizá nuestros gustos tengan mucho que ver con aquellos pasillos. Pues ellos fueron testigo del nacimiento de la mejor música de las últimas décadas, y así lo demuestra el documental, que ya no solo cuenta con importantes entrevistados, sino también gran cantidad de imágenes de archivo y cintas de sesiones, lo que ofrece un acceso exclusivo a estos estudios privados. Tal y como explica Disney+, «en esta película personal de recuerdos y descubrimientos, Mary McCartney nos guía por nueve décadas para ver y experimentar la magia creativa que hace de Abbey Road el estudio más perdurable del mundo. De la música clásica al pop, de las bandas sonoras al hip hop».
De esta manera, entre los testimonios, McCartney ha contado tanto con el de su padre como con el de Ringo Starr, así como de Liam y Noel Gallagher, John Williams, Cliff Richard, Jimmy Page, Dame Shirley Bassey, George Lucas, Nile Rodgers, Kate Bush o Roger Waters. Una serie de nombres que coinciden en que Abbey Road es el alma de la industria musical, un espacio reverenciado, sagrado, admirado, y el estudio más famoso y antiguo del mundo. «Las entrevistas muestran que grandes artistas, productores, compositores y apasionados ingenieros y empleados de Abbey Road, convivían y hallaban su lenguaje musical», apunta la plataforma.
Se refleja en el documental cómo en aquellos estudios, la violonchelista Jacqueline du Pré grabó con genio y talento algunas piezas de gran valor para la música clásica. También la experimentación afrobeat e instrumental de Fela Kuti se gestó en aquellas salas, así como la inimitable voz de Cilla Black resonó para entonar «Alfie». Lo único importante en Abbey Road era la música, su cuidado y el respeto hacia ella, y no importaba el tiempo que pasara si el objetivo era el de ofrecer un producto que hiciese historia. Y vaya si lo consiguieron. Especialmente, el grupo más señero de Abbey Road, los Beatles, junto a su inseparable productor George Martin, cuyo hijo también es entrevistado en el documental.
Destaca de este equipo la creación del disco que lo cambió todo: «Please please me», grabado en unas sesiones que ocuparon horas y horas sin descanso, pues «no teníamos límite de tiempo para grabar. Era nuestra casa, y pasábamos días enteros aquí», recuerda McCartney desde el Estudio Dos. De hecho, para aquel álbum –con canciones como «Love me do», «P. S. I love you», «Twist and shout» o «Ask me why»–, «tocamos todo lo que sabíamos», dice el artista, así como Starr recuerda cómo se decían «que no podíamos estar cansados si estábamos tocando. La música era lo único importante». Y el resultado fue el de grabar diez canciones en diez horas: desde que comenzaron en la mañana de un lunes de febrero hasta, exactamente, 585 minutos más tarde. Asimismo, destaca la creación de «Let it be», y ante todo de «Abbey Road», disco en el que unos músicos ya con gran reconocimiento internacionalizaron estos estudios aún más gracias a la portada del álbum. Una imagen representativa que demuestra hasta qué punto Abbey Road pudo llegar a ser el quinto Beatle, o al menos palacio y residencia de los reyes de la música de los años 60.