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Ed Sheeran, normal no es corriente

El cantante salió al escenario con su guitarra acústica. Foto: Rubén Mondelo
El cantante salió al escenario con su guitarra acústica. Foto: Rubén Mondelolarazon

Quedaba mucha luz del día cuando Ed Sheeran salió al escenario: primera situación anómala para un concierto de grandes dimensiones como el que anoche acogió el estadio Wanda Metropolitano con más de 55.000 espectadores. El público seguía accediendo al estadio cuando salía este menudo artista pelirrojo con su pequeña guitarra acústica, poco más grande que un ukelele, en vaqueros y una camiseta en la que se podía leer «hoax» (bulo, en inglés). Solo e imperturbable aparece la antiestrella y arranca con «Castle on the Hill».

De entre los milagros que se le pueden atribuir a Sheeran, el primero es que buena parte de la muchachada ayer cantaba en inglés, aunque no tan perfectamente como para recitar «Erase», la segunda de la noche, un tema casi rapeado que interpretó después de hacer una demostración de todo su acompañamiento musical, apenas unos pedales. «Todo lo que vais a escuchar es en vivo», aclaró en estos aciagos tiempos de «playback». Sheeran, tan pequeño y solo en el escenario, que presentaba un montaje muy corrientito, como de Plaza Mayor, recordó que era y es un tipo normal y que ha tocado «ante cinco y dos personas en pubs» hace no tanto tiempo. Fueron los años en que paseaba «The A Team» por locales en los que nadie le hacía caso, una canción que habla sobre una prostituta, y el tema que le abrió las primeras puertas. Su minimalismo y naturalidad casi resultan inconcebibles para su categoría de superestrella, la del músico que más dinero gana de Inglaterra, la del propietario de un castillo. Pero es, obviamente, una cuestión innegociable. Sheeran se ha abierto camino de esta forma y la normalidad, al menos en el escenario, es la llave de su éxito.

El músico se puso la camiseta de la selección y sacó una bandera española en su concierto en el Wanda.

El británico calcó el repertorio de la gira con «Dive», «Bloodstream» y a continuación su nuevo hit, «I don’t Care», que ha lanzado junto a Justin Bieber. Durante todo el concierto, la desnudez musical de su repertorio resultaba inaudita, como en «Tenerife sea» o «Kiss Me», como si los tiempos del cantautor nunca hubieran pasado de moda. Un tipo cantando canciones de amor con guitarra que llena un estadio de fútbol, quién nos lo iba a decir en 2019. Pero es tan real como Maluma y Beyoncé. «Galway Girl» es uno de esos ejemplos de melodía simple y pegadiza con letra más recitada que cantada que enloquece al personal.

Pues eso es Ed Sheeran, ni más ni menos. Un tipo normal que hace buenas canciones normales y eso debe ser reconfortante. No hubo fuegos artificiales, ni confeti; no hubo una tirolina que lo llevase a otro lugar ni una pasarela que le llevase al centro de la audiencia. Había un músico con sus canciones. Lo más espectacular de la puesta en escena fue que se hizo de noche hacia el final del concierto. Sheeran sí se permitió como un lujo una guitarra eléctrica para «Thinking Out Loud» y hasta le habría sobrado. Aunque sí que tenía un truco, después de todo: la camiseta de la selección española con la que apareció para el megaéxito «Shape of you». Y después, con la bandera rojigualda al cuello, el éxtasis total de «You Need Me, I Don’t Need You». Será normal, pero lo de Ed Sheeran no es corriente.