José Carlos Gómez: «Sólo cambiaría mi guitarra por la eternidad con mi mujer»

José Carlos Gómez es de los que se lima las uñas punteando las cuerdas, de los que idolatran a Paco de Lucía y de los que tiritan de frío al hablar de Camarón.

Nació con una guitarra bajo el brazo. Y comenzó a tocar casi antes que a gatear. José Carlos Gómez es de los que se lima las uñas punteando las cuerdas, de los que idolatran a Paco de Lucía y de los que tiritan de frío al hablar de Camarón. Ahora ha vuelto a su Algeciras natal, cuna de grandes flamencos. Con «Origen», su nuevo disco, regresa a los ancestros de la guitarra, con un sonido vanguardista y un estilo particular. Ocho temas por alegrías, seguiriya, bulerías, rumba, soleá y tanguillo, sin apenas acompañamiento. Yo le toco las palmas. Y también le aplaudo, que no es lo mismo.

–Ha vuelto usted a su «Origen».

–Me lo pedía el cuerpo. Después de 20 años en Madrid he tenido la llamada de volver a las tonalidades primitivas, originales en su manera. El disco suena a la guitarra flamenca clásica, con un acompañamiento de palmas y nudillos.

–Ése es el origen. ¿Y el destino cuál?

–Paco de Lucía la ha llevado a lo más alto. De donde estaba la guitarra cuando él la agarró por primera vez a donde está ahora... El destino es maravilloso.

–Paco de Lucía le piropeó...

–El éxito es cuando la persona a la que tanto has admirado termina admirándote. Sus elogios supusieron el mayor éxito que tendré.

–No debe de resultar fácil ser guitarrista en Algeciras después de Paco de Lucía.

–No. Pero si tienes claro que Paco era un superhéroe, te ayuda. El peligro, y le ha pasado a muchos, es querer ponerse a su altura. Eso es imposible. Paco está a años luz de cualquier otro guitarrista.

–¿Podríamos acompañar esta entrevista con unas palmas?

–Claro que sí. Así flojitas, por bulerías, a buen son.

–¿Quién es su artista predilecto?

–Alejandro Sanz, por lo que supuso. Además de que somos amigos desde pequeños, es una persona que me ha dado siempre suerte. Otra que cambió mi carrera ha sido Niña Pastori. Y también me gustaría destacar a Nacho Mañó, ya que me ha enseñado mucho sobre producción y sonido.

–Alejandro Sanz le invitó para colaborar en la gira «La música no se toca» como guitarrista flamenco en la canción «Corazón partío». ¿Puede una guitarra partir un corazón?

–Sí. Aunque más que partirlo, puede enamorarlo.

–Hay quien dice que la guitarra no se toca con las manos...

–Cuando consigues tocarla con las manos y el alma a la vez es maravilloso, pero necesitas tener una técnica muy depurada para que el alma pueda hablar a través de la guitarra, para que el instrumento sea parte de tus brazos y de tu corazón. La guitarra puede expresar rabia, pena, melancolía, júbilo...

–Vamos, que tiene lenguaje propio.

–Claro. Es el instrumento más difícil. Tiene en la mano derecha muchas técnicas diferentes que se deben dominar. Y con la izquierda pasan muchas horas y dolores de mano hasta que las cuerdas suenan con limpieza. Además, la guitarra se olvida rápidamente de ti. Con dejarla un día ya se nota.

–¿Es fácil expresar con una música sin letra?

–En los años que he estado cantando y componiendo, la letra me ha ayudado muchísimo. Si no hubiera cantado, puede que no hubiese sobrevivido.

–¿Guitarrista o cantante?

–Ahora guitarrista. He aparcado la etapa de cantante. Cantar es más fácil. Tocar la guitarra, más emocionante. Hay que tener mucha paciencia, dedicarle muchas horas y estudiar muy despacito. Pero me considero músico.

–¿Le cambio su guitarra por un plato de pescaíto frito?

–No. Sólo la cambiaría por la eternidad con mi mujer.

–Eso suena bonito.

–Es la verdad.

–Hablemos de Camarón.

–Ya se me ha erizado el cuerpo entero. Es mi héroe, junto a Paco de Lucía. Son las personas con las que más horas he pasado en mi vida. Nadie me ha hecho estremecerme tanto. Me han regalado una niñez, una juventud, un camino... Han hecho que tenga una vida maravillosa.

–¿Por quién se rompería la camisa?

–Por ellos, por volver a verles. La imagen de Paco de Lucía tocando la guitarra y Camarón cantando es el paraíso.

–«Limpiaba el agua del río, como la estrella de la mañana, limpiaba el cariño mío al manantial de tu fuente clara. Como el aguaaaaaa...».