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Entrevista

Paco Cepero: "Admiro la técnica, pero basarlo todo en ella es un síntoma de impotencia"

El guitarrista y compositor jerezano ofrece en el Teatro de la Zarzuela el concierto 'Corazón y bordón' donde repasa, con aires de despedida, casi siete décadas de carrera

Paco Cepero
Imagen de archivo del guitarrista y compositor Paco CeperoCedida

Hay artistas que son capaces de traspasar ese umbral invisible de la gloria para pasar a convertirse en leyendas y en ese apartado hay que incluir al guitarrista y compositor Paco Cepero (Jerez de la Frontera, 1942), que el viernes se sube al escenario del Teatro de la Zarzuela para dar un concierto, “Corazón y bordón”, donde repasa casi siete décadas al frente de la guitarra flamenca y que tiene aires de despedida. “Para mí es un privilegio que Dios me está dando, pero con 83 años cumplidos y aunque no me gusta esa palabra, todo tiene un principio y un final y yo creo que una retirada a tiempo en una victoria”, afirma sin tristeza el Maestro, una de las grandes figuras vivas del flamenco que, bajo la dirección escénica de Paco López, estará arropado por Paco León y Diego Amaya a las guitarras, Perico Navarro en la percusión, y como artistas invitados, David Lagos y Melchora Ortega al cante, junto a Sergio de Lope en los vientos-maderas.

–¿“Corazón y bordón” puede servir para definir su trayectoria artística?

–No me gusta mucho hablar de mí, no soy egocéntrico, pero soy un artista que cuando soy flamenco soy corazón y bordón, eso es total, pero tengo también la faceta de compositor, con muchísimas canciones (Julio Iglesias, Lolita, Chiquetete…) y la de solista. A veces digo que soy una persona quizá muy poliédrica, he luchado y trabajado mucho toda mi vida y al final estoy recogiendo el fruto de lo que he sembrado.

–Empezó muy joven.

–Con 16 años fue mi primer teatro. No digo que empecé a tocar en el vientre de mi madre porque sería una barbaridad, pero desde que tengo uso de razón estoy con una guitarra en la mano. Comencé con Gitanillo de Triana y Pastora Imperio, después las giras, los tablaos, acompañando a La Paquera, Manolo Caracol, Lola Flores, Camarón, Paco de Lucía, Rocío Jurado…

–La primera guitarra se la compró su padre a plazos, ¿no?

–Sí, una de Telesforo Julve, 525 pesetas.

–¿Seguir tocando le hace sentirse vivo?

–Me da vida y me ilusiona volver a Madrid porque tengo muchísimo que agradecerle, mi carrera aquí empezó en el año 63 y he vivido 36 años. Aquí nacieron tres mis hijos, he vivido los años más fructíferos de mi carrea y es donde me forjé como artista.

–Va a estar bien acompañado.

–Sí, aunque siempre con nervios, porque ahora tengo más que cuando empezaba (risas) y es por la responsabilidad. Me dice la gente, después de 67 años de profesión, ¡que todavía tengas nervios! Pues sí, el miedo escénico, y sobre todo la responsabilidad, porque van a ver lo mejor de ti, y no me gustaría que dijeran, con lo que era este hombre, pobrecito como está. En el momento que vea que esto no funciona, diré adiós elegantemente y daré gracias a Dios por haberme mantenido tantos años.

–¿Prefiere la guitarra de concierto o acompañar al cante?

–Si de algo presumo en mi vida es de ser un buen acompañante al cante, en eso creo que he creado escuela, porque la guitarra de concierto necesita más horas de estudio y estar más preparado. Tengo la técnica suficiente para poder desarrollar lo que llevo dentro, pero vengo aquí para sentirme yo y transmitirlo al público. Admiro y respeto mucho la técnica, pero basarlo todo en ella es un síntoma de impotencia.

–Su toque es reconocible, tiene una personalidad.

–Creo que sí, un día dije al maestro Paco de Lucía, tú eres el culpable de desvirtuar a todos los guitarristas de España porque todos quieren ser Paco de Lucía, pero yo he tenido mucha suerte porque me he quedado en Paco Cepero. Yo soy pequeñito, pero sueno a Cepero y eso es importante.

–¿Cuál ha sido su aportación a la guitarra flamenca?

–En esto, doctores tiene la Iglesia, porque nunca me gusta hablar de mí, pero si el día que me vaya he dejado un granito de arena en el mundo del flamenco, me daré por bien pagado y dichoso.

–Pero esos silencios de Paco Cepero, el temple, la melodía…

–Me gustó mucho una crítica que me hicieron en Madrid. Decía: “Los silencios de Paco Cepero hacen música” y eso me encantó. Pero para hacer silencios hay que tener el compás dentro de ti para resolver después milimétricamente con el cantaor y eso no es tan fácil, aunque lo parece, es la difícil sencillez. Yo no tenía compás, pero eso se aprende, igual que la armonía o el solfeo, lo que nadie puede enseñarte es a crear, la creatividad, como tú no la lleves dentro, no te la puede enseñar nadie.

–¿Qué le ha dado la madurez?

–Templanza y ver la vida desde otra atalaya.

–Y solera.

–Como los buenos vinos, la madurez de los años te enseña, pero hay que saberse adaptar a los años que uno va teniendo “Bendita lección del tiempo que cuánto más años cumplo, voy a morirme aprendiendo”.

–¿En qué momento está el flamenco hoy? ¿Hay relevo?

–Sí, hombre, por favor, el flamenco goza de muy buena salud. Yo creo que la juventud está poniendo las costas muy altas. Siempre le digo a los flamencos, que la innovación de la vanguardia es importante, pero nunca nos podemos olvidar del legado que no dejaron nuestros mayores, porque ahí está la base de toda la pureza. El flamenco es muy nuestro y reconocido en todo el mundo. Fíjate si lo es, que a los jóvenes les digo, aquí han venido Chick Corea, Al Di Meola…figuras mundiales a mamar del flamenco, nosotros tenemos que seguir nuestra línea, vanagloriarnos de él y darle la importancia que tiene. Lo que veo es que hoy se está basando mucho en la técnica, mucha técnica, pero se está perdiendo el sabor flamenco, y esto no se puede permitir.

–¿Y alguien que despunte en la guitarra?

–Muchísimos, como se está ejecutando hoy la guitarra, ni soñando, no sé a dónde vamos a llegar, porque ha llegado a unos límites insospechables, la técnica está depuradísima, cualquier chaval con unos años en el conservatorio, salen tocando que es una maravilla escucharlos.

–¿Podíamos afirmar que puede ser su concierto de despedida?

–Hombre, mientras pueda no voy a dudar, pero al concierto creo que voy a ir diciéndole adiós, porque no me merece la pena lo que yo paso. Si quiero quedar bien tengo que coger la guitarra muchísimo, hay que estar preparado y ya no estoy para estudiar tanto. Para tocarle a un cantaor lo tengo más fácil, tú no puedes llegar allí a meter un petardo, el concierto requiere muchas horas de trabajo y, por mucho que me esfuerce, los años no perdonan.

–Bueno, pues al buen entendedor...