Música
Sanguijuelas del Guadiana: rock en la plaza del pueblo
El grupo extremeño es una de las grandes sorpresas de la escena nacional con su álbum de debut, «Revolá»
A veces, el camino más largo o más improbable es el bueno. Que se lo digan a Carlos Canelada, Juan Grande y Víctor Arroba, integrantes de la nueva sensación musical nacional, Sanguijuelas del Guadiana, una jovencísima formación que en lo que va de año acumula más de 150 conciertos por toda la geografía nacional. El trío, surgido en Casas de Don Pedro (Badajoz) desanduvo el camino pactado para todo aquel que trate de abrirse camino en el negocio musical. Dejar Madrid, volver al pueblo contra la opinión de todos, encontrar en ese quijotismo la gasolina necesaria. El sorprendente «Revolá» es, como su propio nombre indica, lo que les pasó a estos extremeños: «Una revolá es lo que pasa cuando cambia el tiempo, cuando sopla fuerte el viento, cuanto te da la ventolera y pegas un volantazo. Justo lo que nosotros hicimos», dice Canelada, cantante del trío, como explicando una obviedad.
«Desde chicos soñamos con esto. Hace muchos años que nos imaginábamos formando un grupo y haciendo conciertos», explica Carlos. «Nos apuntamos a la banda municipal cuando se formó en 2010 y no teníamos ni idea de tocar nada. Cuando acertábamos dos acordes nos sentíamos los reyes del mundo –ríe–. Pero con cabezonería fuimos aprendiendo. Hacíamos marchas de procesión y pasodobles, hasta que nos compramos nuestros instrumentos», relata. Escuchaban a Extremoduro y cualquier cosa que cayese en sus manos. Iban trasteando, soñando. Pero la vida práctica se interpuso en su camino. Era la hora de buscarse la vida en Madrid. «Bueno, para crecer, aprender, y eso. Estuvimos cuatro o cinco años y estuvo bien, pero no era para nosotros», concede Juan. Chocaron contra la realidad que tantos madrileños conocen, la precariedad, las crudas condiciones de vida. «Habíamos venido para hacer camino en la música, pero para nosotros fue más que nada una desilusión, porque en realidad ni siquiera podíamos ensayar, no teníamos sitio», explica. Así que decidieron lo improbable: volver al pueblo.
«Al principio nuestros padres estaban mosqueados. Porque dejar un trabajo en Madrid, donde te vas asentando, para volver al pueblo... dimos una ‘‘espantá’’», explica el cantante entre risas. Tampoco les convencían los motivos. «Les dijimos que era para grabar el disco, lo íbamos a hacer en un verano. Era ahora o nunca. Y si no salía, tendríamos que volver a buscarnos la vida. Pero había que intentarlo. Estuvimos trabajando 24 horas al día un verano entero. Y acabamos el disco», explican. Tocaron sin parar. Por todos los pueblos vecinos que podían. «De cada concierto que dábamos, nos salían otros dos», apunta Carlos. Y una cosa llamó a la siguiente. «Si nos llegamos a quedar en Madrid ni de coña hacemos el disco», añade.
Vivir en Siberia
En el disco de las Sanguijuelas aparece por igual la rumba, el drum’n bass, el rock y la jota. Sus letras hablan del pueblo y de la realidad de una zona conocida como la Siberia extremeña por su aislamiento. Quizá sea la hora de reivindicar que en los pueblos se puede salir adelante. «No se puede pretender que todo el mundo se quede y se desarrolle allí», dice Canelada con realismo. «Pero por lo menos que la gente no vaya en automático a marcharse porque haya que salir para desarrollarse –añade Grande–. Defendemos que la gente tenga su educación. Yo mismo, cuando escuchaba a un chaval decir que se quería quedar en el pueblo y trabajar en el campo, le veía como un fracasado. ‘‘Tiene miedo a vivir’’, pensaba. Y ahora sé que no, que esa es su manera de triunfar en la vida. Si podemos ser referentes de eso, estamos contentos».