Reynaldo Sietecase: «El narcotráfico es el gran desafío de las democracias de América Latina»
En la novela «No pidas nada», el escritor narra la historia de un periodista que investiga el suicidio de algunos de los represores de la dictadura argentina.
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En la novela «No pidas nada», el escritor narra la historia de un periodista que investiga el suicidio de algunos de los represores de la dictadura argentina.
Un suceso real como fue el suicidio de varios represores de la dictadura argentina estuvo en el origen de «No pidas nada» (Alfaguara), la tercera novela de Reynaldo Sietecase (Rosario, 1961). ¿Por qué se matan los que mataron? A esta pregunta intenta responder el protagonista Tano Gentili, un periodista que actúa como detective para llegar a la verdad y que le permite al escritor introducir reflexiones sobre la impunidad, la justicia y la memoria en medio de una trama policial.
–¿Argentina ha cerrado mejor que otros países latinoamericanos las heridas de la dictadura militar?
–Sí, es una de las pocas cosas de las que los argentinos nos podemos enorgullecer. Suelo decir que Argentina es una suerte de democracia fallida en lo económico porque no logra determinar su modelo de desarrollo. Han fracasado los partidos progresistas, los más populistas, y ahora está fracasando la derecha liberal gobernante. Sin embargo, Argentina ha sabido hacer la política de memoria, verdad y justicia, que engloba los procesos judiciales que van cerrando esa etapa con un consenso importante de la población. Ese capital crea anticuerpos y espero que nunca aparezca un intento de esa naturaleza en mi país.
–¿Se puede decir lo mismo de Brasil? ¿Cerró con éxito la etapa de la dictadura militar?
–Parece que no. Bolsonaro es el resultado de no haber cerrado correctamente el pasado atroz. Pero hay más factores. Los partidos progresistas de toda América Latina no están teniendo en cuenta los problemas de la seguridad, no han generado políticas para luchar contra la criminalidad y le han dejado ese espacio a la derecha. Ocurre lo mismo con la corrupción, un problema que se ha dejado de lado. Para mí, el narcotráfico es el principal desafío para las democracias del continente porque va permeando todo; se ha metido en la policía, en la política, en la justicia...
–¿El género policial en América Latina es muy diferente del europeo?
–En Latinoamérica, la novela negra está protagonizada por civiles; los protagonistas no son policías o militares sino civiles, puede ser un periodista o un secretario de un juzgado. Es muy difícil hacer verosímil a alguien de las fuerzas de seguridad buscando la verdad.
–¿Cómo surgió la idea de esta novela? ¿Es verdad que represores de la dictadura argentina se suicidaron?
–Todas mis obras parten de un hecho real, en este caso es el suicidio de varios represores de la dictadura argentina, pero después construyo una ficción. La idea inicial nació de la siguiente pregunta, ¿por qué se matan los que mataron? Para mí era más atractivo contar eso en una ficción que en un reportaje.
–La búsqueda de la verdad es otro de los alicientes que mueven al protagonista. ¿La verdad ha pasado a ser algo secundario en nuestra sociedad?
–La verdad dejó de ser importante. Es fuerte que los periodistas digamos eso, ¿verdad? Es más importante que te crean aunque lo que digas sea falso. Vengo de un periodismo donde la verdad era sagrada. Un editor jamás te hubiera publicado una información con datos no contrastados o con errores. Ahora estamos inmersos en una lógica de guerra, es más importante dañar al enemigo político. Los medios se han convertido en factores de disputa política. En América Latina, además, existe una concentración de medios determinante.
–¿Hasta qué punto puede ser necesario el olvido en una sociedad que fue maltratada?
–El olvido solo es admisible a nivel personal, pero una sociedad no se lo puede permitir porque corre el riesgo de repetir lo que pasó, por eso «memoria, verdad y justicia» es una buena trilogía.
–El protagonista de la novela, Tano Gentili, ¿pertenece a la estirpe del Quijote?
–Sí, es un derrotado, tiene una ética de la derrota en un mundo donde el éxito pasa por el dinero, el egoísmo y la fama.
–¿Cuál es el reto de las democracias latinoamericanas?
–El gran reto de la democracia es conciliar justicia social con libertad, algo que nunca se ha conseguido en América Latina. Ahora vivimos el desencanto de la democracia, y eso es muy peligroso porque genera Bolsonaros, la idea de un salvador.
–¿América Latina es un buen caldo de cultivo para novelas policiacas?
–García Márquez dijo en su discurso del Nobel que los escritores en Latinoamérica deberían simplemente contar la realidad, porque pasan cosas tan extraordinarias que eso ya genera una ficción muy narrable. Es un territorio literario de primera, donde los buenos no son tan buenos y los malos son muy malos.