La ruina económica de los Monty Python: "Si trabajo a los 80 es por necesidad"
Eric Idle, miembro fundador del grupo cómico británico, utilizó las redes sociales para mostrar su frustración por los pocos ingresos que tiene
Madrid Creada:
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Este pasado fin de semana, a poco que pararan la oreja por la fiesta del cine español, escucharían a muchos profesionales quejarse de su cartera, de lo poco que se paga y de lo tramposa que es la fama para con las cuentas a final del mes. Y no, no son lloros vacíos. Según el último informe de la Fundación AISGE sobre el rédito sociolaboral en el sector, solo un 7% de los intérpretes puede vivir de su trabajo a tiempo completo, lo que se traduce, también, en que hay más de un 77% de artistas que no cobran más de 12.000 euros al año. Y hay más datos, porque uno de cada cinco profesionales de las artes vive bajo el umbral de la pobreza. Las risas ya no dan ni siquiera para pagar el alquiler.
Pero si a usted, por la razón que sea, le provocan cierta inquina nuestros titiriteros patrios, quizá porque se creen más modernos de lo que son realmente, pueden fijarse en el ejemplo de toda una leyenda como Eric Idle para entender lo mal que está el patio. Miembro fundador de los Monty Python, líder del Frente Popular de Judea para la historia del cine y con todos los reconocimientos que nos podamos imaginar a sus espaldas, Idle decidió volcar su frustración en redes sociales: «No sé por qué la gente asume que estamos forrados (...). Seguimos siendo dueños de todo lo creado por los Monty Python y jamás me habría imaginado que a estas alturas los ingresos cayeran tanto y de manera tan pronunciada», explicaba el cómico en su cuenta de X, dando detalles sobre la compañía Spamalot, que tuvo que vender el año pasado.
«Estoy bien, pero si sigo trabajando a los 80 es por razones estrictamente económicas», añadió Idle antes de proclamar que «le jodan» a Netflix , preguntado por la posibilidad de que un documental o entrevista le sacaran del pozo económico. Si ni siquiera el no-tan-valiente Sir Lancelot de «Los caballeros de la mesa cuadrada» puede permitirse la jubilación, después de regalarnos décadas de momentos icónicos, ¿no estaremos faltando el respeto a nuestros artistas? ¿No deberíamos cuidar aquello que nos hace felices? Y, puestos a ello, ¿no deberíamos empezar ya, y en orden de proximidad, a asegurarnos un futuro para la industria cultural?