
Sección patrocinada por 

Arte
El tapiz de Bayeux: la otra guerra cultural de Macron
El préstamo de esta joya al Reino Unido alerta a los expertos ya que consideran que es demasiado frágil para moverse, aunque el presidente insiste en su gesto diplomático

La diplomacia cultural en la era del post-Brexit puede ser una buena herramienta para cicatrizar heridas políticas pero también puede levantar ampollas. Es justo lo que está demostrando el caso del tapiz de Bayeux en Francia. Uno de esos debates controvertidos que hace las delicias de los franceses mezclando política, cultura, una dosis de rivalidad con los vecinos británicos y símbolos históricos de ida y vuelta. El relato de la epopeya de Guillermo el Conquistador, bordado en el siglo XI en lana sobre una tela de lino, debe emprender pronto su viaje de retorno temporal a Inglaterra casi un milenio después de haberla abandonado.
El préstamo de una de las joyas culturales de la Humanidad al Museo Británico es un gesto importante de Macron hacia Reino Unido que sella una nueva alianza en tiempos de turbulencias planetarias, un acercamiento hacia Londres después del dramático divorcio del Brexit que el propio Macron anunció en su visita oficial junto al premier británico Keir Starmer el pasado 8 de julio en Londres. Ahora el presidente francés acaba de confirmar que el traslado va a realizarse pese a la oposición de múltiples restauradores. Las dudas sobre la fragilidad del célebre tapiz, que narra la conquista de Inglaterra por Guillermo el Conquistador, ha reavivado un intenso debate durante todo el verano sobre las consecuencias de un traslado que genera cruce de declaraciones entre expertos.
El museo de Normandía, donde se expone, ha cerrado al público esta semana por obras de rehabilitación y se aprovechará esta circunstancia para el traslado de esta impresionante obra medieval de 70 metros de largo y 0,7 de altura que es considerada como el primer cómic de la Historia en un relato de 58 escenas bordadas. Se trata de una de las únicas pruebas históricas que relatan la conquista de la isla y hasta la fecha no se ha podido recuperar una obra similar, de ahí su gran relevancia. Fue declarado monumento histórico en 1840 y la Unesco lo incluyó en el registro de la Memoria del Mundo en 2007.
Hasta ahora siempre se había expuesto en el museo de Bayeux en Normandía en unas vitrinas que sólo se han abierto en contadas ocasiones para la propia evaluación de la obra por expertos, que coinciden en su extrema fragilidad. Al tener ahora que cerrar por renovación, el tapiz tenía que ser reubicado obligatoriamente en otro lugar. Este es uno de los argumentos que esgrime el Elíseo para justificar su traslado a Londres: que sea admirado en un préstamo pertinente en el tiempo y con razones históricas. Así el museo británico podrá exponer la pieza durante un año desde septiembre de 2026. A cambio del préstamo, la institución londinense se compromete a enviar a Normandía piezas únicas como los ajedreces de Lewis o los hallazgos de Sutton Hoo, vestigios anglosajones del siglo VII. Ese intercambio cultural pretende equilibrar la operación.
Choque frontal
El proyecto de este delicado préstamo no es algo nuevo. El Elíseo ya dio visto bueno en 2018 validando el préstamo pero en aquella ocasión varios informes de expertos en patrimonio desaconsejaron su traslado. No es que ahora los expertos digan lo contrario, sino que hay un baile de declaraciones de uno y otro signo que no dejan a las claras hasta dónde llega el alarmismo patriotero y hasta donde la real restricción. El encargado de tranquilizar por el traslado ha sido Philippe Bélaval, consejero del Elíseo encargado de la gestión, señalando que tiene sobre su mesa un informe técnico que niega la imposibilidad del traslado de esta obra maestra de 350 kilos de peso y que la hipótesis principal es que éste se realizará en camión.
Según el consejero de Macron, el estudio que manejan en el Elíseo estaría fechado a principios de 2025, firmado por «numerosos técnicos» que explicarían todos los detalles a tener en cuenta para su manipulación y traslado. Esto choca frontalmente con la opinión de otros expertos y por lo afirmado por estudios precedentes, algunos encargados por la propia presidencia francesa. «Nos hemos dado cuenta, al evaluarlo, que el tapiz es demasiado frágil para ser trasladado a gran distancia y que toda manipulación suplementaria es un riesgo para su estado de conservación», ha señalado Cécile Binet, una de las conservadoras de la Dirección regional de asuntos culturales de Normandía, en un vídeo viral compartido en redes sociales. Muchos restauradores comparten dicho temor y algunos van más allá denunciando estudios que se han ocultado que alertan sobre los riesgos de la operación. Es el caso, por ejemplo, de otro informe fechado en 2022 y realizado por tres restauradoras que se mantiene como «confidencial» por deseo del comprador del estudio, la DRAC, Dirección de asuntos culturales de la región de Normandía.
En plena polémica, el responsable de conservación de los museos de Bayeux, Antoine Verney, también ha defendido en el diario «Le Figaro» el valor simbólico de la obra en las relaciones francobritánicas: «El tapiz ha sido concebido como un objeto para que sea trasladado y no nos pertenece. Es un patrimonio compartido con Reino Unido». Fanny Garbe, portavoz de la institución, detalló al mismo diario que «la extracción del tapiz de la vitrina se hará durante el mes de septiembre. Se plegará como un acordeón y se meterá en una caja». Toda esta nebulosa de estudios y la opacidad que destilan algunas declaraciones han impulsado aún más una petición popular en Change.org que pide a Macron que suspenda la operación. Hasta la fecha ha recogido más de 70.000 firmas. El historiador del arte Didier Rykner, impulsor de la iniciativa, sostiene que se trata de una decisión «arbitraria» que «desprecia los hechos».
✕
Accede a tu cuenta para comentar

Encuesta NC Report