Punto final

Tricicle ya es Historia (con mayúscula)

El Liceu se llenó ayer de caras guapas para despedir a una compañía única que hizo de la comedia y del gesto un arte superior. Después de 43 años, no habrá más, se acabó, ¡chimpún!

Hay funciones que se sienten especiales sin necesidad de palabras. Un runrún a la llegada que es particular. Ves gente especialmente nerviosa, excitada, por lo que va a ver en minutos. Día/noche de gala. Y eso es lo que sucedió anoche en el Liceu, Barcelona. La gente que se dejaba caer por allí era de pedigrí medio-alto. Entre el pueblo, destacaban los Xavi Hernández, Joan Manuel Serrat, Eduardo Mendoza, Cayetana Guillén Cuervo, Judit Mascó, Boris Izaguirre, Andreu Buenafuente, Joan Laporta, Jordi Cruz, Miquel Roca, Martina Klein, Carles Puyol, Kike Sarasola...

Caras conocidas que se arremolinaban para dar el adiós definitivo a unos monstruos de esto de los escenarios, a Tricicle, a la icónica compañía catalana de teatro cómico y gestual que ya en 2018 −dos años antes ya habían lanzado la advertencia, que es verdad que ya se había escuchado tímidamente allá por 2012− comenzó a abonar el terreno de su despedida con una gira por toda España con el espectáculo Hits. El final estaba marcado mucho antes de 2022, debía culminar en el Coliseum, pero aquello de la Covid obligó a su suspensión a tres semanas del final. Así que no quedó otra que pedir una prórroga para “sacarse la espinita”, reconocieron: cinco funciones, ahora sí, con más aroma a adiós que nunca y ¡Chimpum!, que se añadió al título para no dejar dudas de sus intenciones.

La compañía repasó sus mejores gags a lo largo de más de 40 años
La compañía repasó sus mejores gags a lo largo de más de 40 añosLorena SopênaEuropa Press

Atrás han quedado cuatro décadas −43 años, concretamente− de carrera de Joan Gràcia, Paco Mir y Carles Sans, resumidas anoche en un puñado de “sketches” y gags cortos que, como guinda, quedarán recogidos en un documental que está preparando la productora El Terrat para la ocasión.

En una entrevista con la Agencia Efe la semana pasada, Tricicle bromeaba con ese escenario de lujo en su despedida: “Si te casas, hazlo en la Catedral. Y si te separas, como es nuestro caso, hagámoslo en el Liceu”, afirmó Carles Sans. “Nadie nos obliga a separarnos del mismo modo que nadie nos obligará a no volver, pero creemos que estamos en un momento vital en el que a cada uno de nosotros quizá nos toca hacer otras cosas (...) Es mejor retirarte cuando llenas teatros, que cuando ves que tu público empieza a bajar”, apuntaba Joan Gràcia, sin cerrar del todo la puerta a un regreso: “El hecho de que nos despidamos no quiere decir que un día no podamos hacer algo puntualmente”.

Reconoció la compañía que hacía tiempo que “buscamos un poco de aire fuera, porque 40 años son muchos años y puede ser muy endogámico −sentenciaba Mir−. Sacar de vez en cuando la cabeza y descubrir más gente y otras maneras de hacer ha alimentado al propio Tricicle a lo largo de los años”.

Tricicle ha puesto el punto final a su carrera sobre el escenario del Liceu
Tricicle ha puesto el punto final a su carrera sobre el escenario del LiceuDAVID RUANO/TRICICLEDAVID RUANO/TRICICLE

Echando la vista atrás, Gràcia recordaba que uno de los “mejores momentos” del grupo fue cuando actuaron en Barcelona ante 65.000 personas durante las Olimpiadas de Barcelona 1992, algo que “seguramente nunca más volverá a pasar o no nos volverán a invitar”. Significó entonces el primer gag cómico de una ceremonia de clausura de unos Juegos Olímpicos y lo vieron en directo millones de telespectadores de todo el planeta.

La compañía había nacido más de diez años antes, en 1979, y si ha podido extenderse por más de 40 años es, según Sans, porque “hemos tenido la capacidad de ir creando espectáculos que han sido un éxito detrás de otro y también por la voluntad de que las cosas no se estropearan”. “Tontos no hemos sido nunca y sabíamos que teníamos entre manos una cosa muy difícil de conseguir, y estamos muy contentos de haber llegado hasta aquí”, concluyen. ¡Chimpum!.