Entrevista

Andreu Buenafuente: «Un pintor nunca sabe exactamente qué es lo que pasa»

Productor, cómico o monologuista son algunas de las etiquetas que persiguen a este creador que ahora da el salto al mundo de la pintura con una exposición

El comunicador y humorista Andreu Buenafuente presenta su exposición de pintura 'Jazz', en la Fundació Cuixart
El comunicador y humorista Andreu Buenafuente presenta su exposición de pintura 'Jazz', en la Fundació CuixartGlòria SánchezEuropa Press

La Fundació Cuixart de Palafrugell es, desde ayer, el escenario de una exposición que sirve para presentar la obra de un creador que hasta ahora no había querido que sus cuadros salieran del taller. Este pintor se llama Andreu Buenafuente y se estrena mostrando un grupo de óleos bajo el título «Jazz». Se trata de un proyecto que no nace de hace dos días sino una propuesta en la que el cómico ha estado inmerso durante bastante tiempo. De esa explosión de color y formas habló Buenafuente ayer con este diario.

¿Qué se encontrará quien visite su exposición?

Pues se encontrará una de las expresiones plásticas de las que estoy más orgulloso. Soy un dibujante compulsivo, un grafista aficionado... He sido un montón de cosas durante muchos años. Sin embargo esta colección nació en septiembre de 2021, momento en el que trabajo en un plan más sólido. Me planteo experimentar con colores, volver a la tela en la que hacía mucho tiempo que no trabajaba... Así que yo mismo me encargo un proyecto.

¿En qué consistía ese proyecto?

Sorprendentemente nadie me encarga, por lo que soy yo mismo el que se tiene que inventar el encargo. Me pregunté qué pasaría si explorara un camino con la finalidad de enseñar lo que hago. Eso es algo que afecta bastante cuando estás construyendo estas piezas porque entonces no haces solamente pruebas: quieres explorar. Así que me puse con los colores y me animó mucho la gente que hay a mi alrededor. Es la primera vez que encuentro que me dicen, con bastante unanimidad, que está bien lo que estoy haciendo. Esa empatía de la gente me ayuda mucho a seguir y te hace preguntarte: Si tanto les gusta, ¿no tendría que presentarlo? Todo ello hizo que siguiera pintando, construyendo un cuerpo de obra que es mucho más grande que el que se verá en Palafrugell.

En sus programas de televisión tiene una gran relación con la música. ¿Se puede hacer la misma afirmación con respecto a su pintura?

Sí. Soy muy melómano y en esta ocasión he estado muy influido por el jazz que es algo muy especial que me ha pasado. La vida siempre te da sorpresas porque el jazz es un género en el que me costaba entrar, algo que supongo también le pasa a otras personas. No sé por qué, pero a través de Coltrane, Bill Evans y otros he podido adentrarme. Se ha convertido en la banda sonora de mis jornadas de trabajo.

¿Cómo empezó todo esta indagación pictórica que ha desembocado en «Jazz»?

Fue en septiembre de 2021 que yo me quedo solo en casa porque mi familia regresa a Barcelona. ¡Cuántas horas me quedan solo aquí!, me decía en Madrid. Decidí montarme un estudio, ponerle color y jazz. Le tengo cariño a las cosas que me hacen un bien y eso pasó con el jazz y las telas. Me hicieron mucho bien en ese tiempo en Madrid.

El jazz tiene ese punto de improvisación que nos gusta a todos. ¿Se puede decir lo mismo de su pintura?

El pintor nunca sabe exactamente qué es lo que pasa. Nunca se tiene una fórmula matemática. Me gusta mucho la improvisación, pero con lo pictórico son muchos años de haber ido probando cosas, de ir andando por diferentes caminos... La relación del pintor con su propia obra es apasionante porque puedes decir que un cuadro te no te gusta aunque los demás te aseguren que está bien. Hay mucha preparación, pero después tienes mucha libertad. Cada vez que me pongo ante la tela me digo que voy a sorprenderme a mí mismo y eso es algo que me fascina. Como sabe soy un adicto a la improvisación, algo que daría para una tesis. La pintura tiene algo de eso porque tu mano empieza a seguir un camino que ni tú mismo sabes hacia dónde va. Me gusta ese misterio de ser uno mismo el primer espectador de lo que hace.

En algunas de sus pinturas parece planear la sombra alargada de Miró. ¿Es una influencia para usted?

Es curioso porque tengo una relación con la pintura como fanático incansable. Es mundo inabarcable en el que constatas que cuánto más te gusta tienes una impresión mayor de que queda mucho por descubrir. Por ejemplo, soy un gran admirador de Miquel Barceló, pero no sé cómo se lo hace. Con Miró estoy sorprendido de la influencia que ha ejercido en mi trabajo. Cuando me pongo a pintar surge un mironismo.