«4X4»: el gamberro regreso de Ron Lalá
La compañía presenta en el Fernán Gómez un recorrido por sus cuatro primeras obras, una mirada retrospectiva por aquellos espectáculos que consolidaron su identidad
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«Si dentro de un limón metes un gorrión, el limón vuela», decían en 2002, y veinte años después, el logo del limón con alas de Ron Lalá sigue volando, de ahí que definan su viaje como «una fiesta de humor crítico y cítrico», aunque también «poético y musical». Un viaje que comenzó allá por 1996 con Álvaro Tato y Cristian Garma, a los que pronto se unieron Juan Cañas y Miguel Magdalena, actuando en cafés teatro y salas alternativas de Madrid, donde de forma casi amateur, fueron experimentando y conformando un lenguaje novedoso que poco a poco iría derivando en una identidad y un sello propio particular y «ronlalero». Fue en 2005, con Yayo Cáceres ya en la dirección, cuando se produjo el gran salto al mundo profesional con «Mi misterio del interior», finalista del Premio Mayte; después vinieron «Mundo y final» en 2008, finalista Premio Max Espectáculo Revelación; «Time al tiempo» (2011) y tras un giro hacia nuestros clásicos, «Siglo de Oro, siglo de ahora», Max 2013 Mejor Empresa Privada de Artes Escénicas. Obras que disfrutó mucho público, pero otro mucho quedó sin ver y ahora tienen oportunidad porque Ron lalá estarán hasta el 14 de enero en el Teatro Fernán Gómez con «4 x 4», con ellos mismos junto a Diego Morales, Luis Retana y Daniel Rovalher. Un viaje a los inicios, «no como autohomenaje, sino como una retrospectiva donde volver al lenguaje creado durante aquellos primeros espectáculos, antes de la incursión en el teatro en verso y las versiones de teatro clásico, en ellos está el germen de lo que luego fue la esencia de la compañía -explica Miguel Magdalena–, un Ron Lalá canalla, gamberro, fresco, con todos sus elementos reconocibles, música en directo, teatro, ritmo frenético, mucha caña y esa especie de lenguaje cabaretero para tratar distintos temas, donde el humor no tenía límites ni fronteras y podíamos expresar con libertad todo lo que quisiésemos», afirma.
Como explica Juan Cañas, «Mi misterio del interior» hablaba de la identidad. «Fue nuestro primer espectáculo profesional, el que nos permitió saltar de los cafés-teatro, donde llevábamos 10 años, a giras por todo el país e incluso al extranjero. Aquellas temporadas en el Alfil fueron mágicas y maravillosas con la ilusión iniciática de esos momentos viendo cómo crecía aquello y sin saber a dónde nos iba a llevar. Esta obra es una indagación gamberra, juvenil, descarada y sin complejos acerca del yo, el ego, la identidad y sus vericuetos. Con “Mundo final” –prosigue Cañas–, hablábamos del fin del mundo, de su destrucción, de la muerte, del reverso oscuro de las cosas y es el espectáculo con el que se suponía que teníamos que confirmar todo lo que habíamos hecho en el anterior con gran éxito de crítica y público, y eso nos generó una presión y unos nervios enormes», asegura. «Time al tiempo» fue el último espectáculo con este código de sketch, con una temática que hablaba del tiempo como un trilero timador que nos engaña. Hecho con pocos medios, fue una vuelta de tuerca al estilo «ronlalero», de factura sencilla y efectiva, en busca de la esencia y la síntesis. «Y con “Siglo de Oro, siglo de ahora” –prosigue Cañas–, comenzamos a escribir a la manera barroca, hicimos un espectáculo con los códigos, métricas y ritmos del siglo XVII, una especie de homenaje al teatro barroco y esto fue todo un salto en la compañía porque nos abrió la puerta de los Teatros del Canal, de la mano de Boadella, y a las coproducciones con la Compañía Nacional de Teatro Clásico, además de permitirnos llegar a un público más amplio», explica.
Para Álvaro Tato, «4x4» es «un viaje a nuestras raíces, a los tiempos gamberros y “underground” de la compañía que consolidaron nuestra identidad. Llevábamos años pensando esta revisión que afrontamos como juego o desafío a una pregunta sobre la supervivencia del humor. ¿Aguanta la risa el paso del tiempo, nos reímos de las mismas cosas que entonces? Para intentar responder, hacemos un recorrido por los números más definitorios y esenciales de estos cuatro espectáculos, olvidando la idea de antología o de “grandes éxitos” –afirma el dramaturgo–, sino preguntándonos qué ha sido de ese primer humor de sketch, más gamberro y más de juventud. Han sido veinte años de búsqueda, de hallazgos y de humor poético sobre temas que nos interesan, y la pregunta es: ¿Llegarán ahora de la misma manera, hemos cambiado tanto espectadores y comediantes? ¿Qué temas son universales y eternos y cuáles dependientes de la época en que fueron concebidos? Preguntas que intentamos resolver en el escenario y para ello contamos con un as en la manga que es el personaje del novato, interpretado por Luis Retana, recién salido de la Resad, que nos presta su mirada veinteañera, la edad que entonces teníamos nosotros, con él tenemos esa posibilidad de enfrentar dos generaciones, de hacer una investigación sobre qué humor pervive al paso del tiempo. Y por otro lado –significa Tato-, “4 x4” no deja de ser una celebración de lo que nos gusta hacer, cantar, tocar y reírnos de todo, empezando por nosotros mismos», concluye.