Entrevista

Albert Boadella sobre la obra que ha escrito a Juan Carlos I: "Pudo ser el mejor rey de la historia, pero autodestruyó su prestigio"

Els Joglars vuelve a la carga con un retrato del monarca en "El rey que fue", donde que el dramaturgo aprovecha su cercanía con él para hurgar en su intimidad y humanizarlo a través de la interpretación de Ramon Fontserè

Albert Boadella y Ramon Fontsere
Albert Boadella y Ramon Fontserè, sobre el escenario del Teatro Infanta Isabel, en MadridDavid JarFotógrafos

¿Qué hace un rey cuando no tiene nada que hacer? Llamar al bufón de la corte. ¿Y qué hacía Juan Carlos I en alguno de esos ratos muertos en palacio? Pues llamar al bufón de nuestro tiempo, como siempre se ha denominado Albert Boadella (1943): «Yo creo que cuando me citó en Zarzuela estaba aburrido», ríe.

−Tiene el poder de quitar el aburrimiento a todo un rey...

−Bueno, eso yo creo que se lo quita con las señoras.

Confiesa el dramaturgo que aquella fue la última vez que habló en privado con Juan Carlos I: «Fue antes de su abdicación. Estuvimos un par de horas hablando de todo; también de la situación de Cataluña, donde le exigí que tenía que salir a decir algo porque ya se empezaba a formar el “procés”. Y me dijo que no le dejaban». También reprendió al mismísimo rey por condecorar a un editor que «iba a favor del independentismo», recuerda. «“Ya le he metido una bronca”, me confesó. Después, por lo visto, le llamó de nuevo y al otro lado se lo tomaron tan mal que casi se lo lleva un infarto».

"Nunca dejaré de agradecerle el 23F, que dijera a los capitanes que se quedaran en casa"

Albert Boadella

Dio de sí el encuentro, «mucho». ¿Como para una obra? «Podría», dice el firmante de El rey que fue, que llega a Madrid a partir del 28 de febrero. «Esa otra historia podría ser El rey se aburre, una posible segunda parte de esta», apunta sonriendo Ramon Fontserè (1956), a la vera de Boadella.

Juntos presentan en el Teatro Infanta Isabel una «tragicomedia» sobre la vida de don Juan Carlos en la que Els Joglars aprovecha la cercanía que el autor tuvo con el monarca para mostrar cómo se desempeña este último en «la intimidad», apunta de un montaje que deja claras las intenciones desde la trompa y la corona del cartel. «Es una persona que conozco y, por tanto, de la que puedo intuir fácilmente cuáles pueden ser sus reacciones. Lo he visto preocupado, divertido y enfadado. Intentamos que se acerque al público cómo se excusa o se defiende». Un retrato mucho más allá de ese «lo siento. Me he “equivocao”. No volverá a ocurrir». «No es simplemente hacer reír», sostiene Boadella. «El ciudadano está acostumbrado a la pose pública del “campechano”, el que ha sido el discurso oficial, pero aquí vamos un pasito por delante», confiesa un Fontserè encargado de dar vida sobre las tablas al que fuera rey de la nación y de darle «credibilidad». Acercan «su lado humano al espectador» a través de una reunión en un barco: la acción se sitúa en 2023, en el Golfo Pérsico. Un rey anciano y exiliado quiere sentir el sabor de su lejana y querida patria. Dispone una fiesta en un lujoso velero. Periodistas, amigos, amigas, jeques y familiares están invitados. Y de menú, una paella que le lleva por la calle de la amargura y que se cocinará «in situ» cada noche. «Cuentan que preparó una en Abu Dabi y que montó un buen cirio porque no había azafrán en el país del azafrán», desliza Boadella.

Un momento de la obra en el que Fontserè (dcha.) se viste de rey
Un momento de la obra en el que Fontserè (dcha.) se viste de reyJoglars

−¿Algún secreto inconfesable más de esas charlas?

−Albert Boadella: Hay alguna cosilla que me ha dicho y aprovecho para la obra, como su disgusto por la música que llamaba «ñi ñi ñi» [explica mientras toca el violín en el aire], que supongo que es la de cámara que ha tenido que aguantar en el Auditorio Nacional o en el Real.

−Ramon Fontserè: Pero vio tu Don Carlo, ¿no?

−A.B.: Sí, ahí, por ejemplo, me enseñó el brazo y dijo: «Ves, dicen que no me gusta la música, pero mira los pelos. Me aburre cuando voy con Sofía».

El rey Juan Carlos ha sido la excusa que Fontserè y Boadella han encontrado para volver a trabajar juntos tras más de diez años sin hacerlo. «En realidad, siempre le he consultado cosas», confiesa el actor y actual director de Joglars, a donde el dramaturgo regresa tras «El coloquio de los perros» de 2013. Se entienden con mirarse. Llevan unidos desde que Boadella acogió en su grupo a aquel joven de 23 años. En la calle, mientras celebran las gotas que caen en la calva de Fontserè, juegan con su humor de siempre: «¡Lluvia! De esto no tenemos en Cataluña», bromea el actor. A lo que su pareja de baile responde: «Es como un castigo de Dios en Gerona; los más independentistas, los más castigados».

−¿Es esto una segunda etapa?

−A.B.: El director de la compañía es Ramon, él es la continuación, y esto es una coincidencia formidable. Vete a saber qué sucederá más adelante.

"Sin rey, ¿quiénes hubieran sido los jefes del Estado?: ZP, Rajoy, Sánchez... Me gusta más Felipe VI"

Albert Boadella

Boadella se resiste a llamar sátira a la pieza, prefiere referirse a ella como «tragicomedia». Desde luego, leída la vida de su protagonista (o sinopsis de la función), no anda lejos. Defienden Els Joglars que las distintas situaciones creadas por el rey emérito a lo largo de su vida contienen componentes «cercanos a la tragedia clásica»: «Su infancia y juventud, separado de sus padres y entregado a la tutela de un dictador. La muerte del hermano por un disparo fortuito de su pistola. La corona arrebatada al padre. Su poder absoluto heredado de la dictadura y entregado a la democracia. El golpe militar frustrado en el último momento. Los manejos económicos. Su incesante inclinación por las amantes, y finalmente, la abdicación en favor de su hijo y el exilio». Todo ello lo aprovechan ahora para levantar un retrato «humano y sin concesiones» de un hombre «que se vanagloria de no haber leído un libro entero en su vida», pero al que «se le da espacio para justificarse», interrumpe Fontserè.

«Se sincera», responde el director del montaje: «Tiene un antagonista en la obra, el hijo de un banquero, que le va diciendo las cosas que piensa y él se defiende con esas décadas bajo las órdenes de un dictador para mantener la dinastía o con cómo, tras 17 meses con el poder absoluto, le entrega este poder al pueblo. Tiene buena defensa. Es una historia fantástica. Es un rey que realmente forma parte del mundo del pasado. Se parece más a Carlos III y a Felipe V que a su hijo. Es un hombre de la antigüedad más que de la Europa actual. Como rey del antiguo régimen, se siente impune. No ha asumido el cambio mediático y que ahora te controlan hasta cuando vas a mear –afirma Boadella–. Se considera atacado injustamente porque ha sido impune por ley. Si Shakespeare hubiera nacido en su época se hubiera dado de lado a Hamlet, Macbeth o Enrique IV».

−¿Se reiría Juan Carlos viéndose sobre el escenario?

−R.F.: A ratos.

−A.B.: No se le trata del todo mal, pero le sería duro asistir a esta obra, como le ocurriría a cualquier individuo al que le dediquen una pieza teatral. Una cosa es un documental que ves solo en tu casa y otra ver una función rodeado de 500 personas. Ya nos pasó con la obra de Pujol... «Que vaya», decían; y no tuvo cojones a ir.

Su historia, la de El rey que fue, explican, va del todo a la nada. «Se empieza riendo y en un momento, en la parte final, notas el silencio del patio de butacas», comenta Boadella de lo que parece una metáfora de la propia vida de Juan Carlos.

"Es difícil que los ciudadanos sepan lo que es llevar el peso de la herencia de una dinastía"

Albert Boadella

−¿Les ha decepcionado?

−A.B.: Sí, aunque tengo la sensación de que podía haber pasado por ser el mejor rey de la historia de España y por unas cosas marginales se ha autodestruido su prestigio. Como ciudadano, lo recuerdo cuando salió en el 23F. Nunca dejaré de agradecerle que saliera para decirles a los capitanes generales que se quedaran en casa.

−R.F.: Los vicios del pueblo son imperceptibles, pero el rey está en el punto de mira, es el referente.

−A.B.: Es difícil que los ciudadanos sepan lo que es llevar el peso de la herencia de una dinastía. La princesa Leonor es una chica joven y ya tiene su vida programada...

−R.F.: ...Está condenada.

−A.B.: Dar un paso atrás significa la destrucción de un sistema. «A partir de que tuve uso de razón yo ya estaba condenado», dice Juan Carlos en la obra.

−¿El exilio es la condena de los Borbones?

−A.B.: Nacer y morir en el exilio. No los matamos, como los ingleses, pero les hacemos pasar una vida difícil.

−R.F.: Por eso es casi mejor que no vuelva, como hicieron Isabel II o Alfonso XIII.

−A.B.: El único listo fue Amadeo, que vio el asunto y se largó.

"Una señora en Zaragoza me dijo: 'Es un sinvergüenza, pero tiene que morir en España'"

Ramon Fontserè

−¿Volverá Juan Carlos para quedarse?

−A.B.: Debe hacerlo. Felipe VI no puede asumir que muera fuera.

−R.F.: Una señora en Zaragoza me dijo: «Es un sinvergüenza, pero tiene que morir en España».

−A.B.: Lo que debe plantearse la gente es quiénes hubieran sido los jefes del Estado sino hubieran existido Juan Carlos o Felipe: Zapatero, Rajoy, Sánchez... Me gusta más Felipe VI porque es neutral. No sabemos si es de derechas o de izquierdas.