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Alberto Cortés se salva del amor tóxico

El artista malagueño presenta en el FIT de Cádiz 'Analphabet', una pieza en la que trata de espantar los fantasmas de una relación pasada
Luz Prados, de espaldas, acompaña a Alberto Cortés en escena
Luz Prados, de espaldas, acompaña a Alberto Cortés en escenaTNT

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Son 41 años los que tiene Alberto Cortés, sin embargo, se podría colar en una fiesta Erasmus diciendo que tiene veintitantos y colaría. Será por ello que el 28 de octubre tiene una cita, en Madrid, como nominado a mejor artista emergente de la cultura (junto a Mucha Muchacha y Alcalá Norte). Eso sí, los premios en cuestión defienden que “aunque lleva casi dos décadas trabajando, es en sus últimos espectáculos donde se ha entregado con toda su fragilidad al público”. No obstante, no podrá asistir, pues sus quehaceres le tendrán ocupado por Argentina con su 'One night at the golden bar'.
Tal vez haya sido algún fantasma del destino el que haya descuadrado los tiempos de los acontecimientos porque la realidad es que hace tiempo que Cortés no emerge. El teatro “de guerrilla” que hacía en Málaga (con La Chachi, Luz Prados o Alessandra García) pasó a mejor vida. Como mucho “me expando o crezco”, dice con la incredulidad del que, a pesar de que acabe de ser descubierto en la capital del reino, lleva más de quince años en esto. Se muerde la lengua. “Me siento un estafador”, sonríe antes de darle una importancia que supere el chascarrillo.
Analphabet es un fantasma “cursi, exagerado y victimista”
Alberto Cortés (Málaga, 1983) ahora está con los cinco sentidos en el 'Analphabet' que acaba de estrenar en el Terrassa Noves Tendències y que hoy y mañana presenta en el FIT de Cádiz, dos citas que han coproducido su espectáculo junto a Condeduque, FITEI y la Fundació Joan Bross. Es la primera vez que cuenta con todo ese entramado detrás y lo cuenta aliviado: “Trabajar así es otra cosa, tienes una seguridad muy diferente”. “Muchas veces no hay que preguntar qué has hecho, sino en qué condiciones”, puntualiza un tipo que lleva tatuado en el pecho “Milagro”, “de cuando me reconcilié con la mística” en Sevilla.
Las cosas le van bien a este malagueño. “Sí”, zanja con hilaridad. Lo celebra y, como síntoma de la bonanza, se muda de Sevilla a Madrid, la ciudad centralista donde consagramos a artistas ya consagrados y donde el mero hecho de pagar un alquiler sin agobios ya es sinónimo de éxito, “aunque no sé si prefiero estar algo más tieso [de dinero] y alejarme un poco del estrés. Mido mucho las funciones que hago cada mes”.
Solo la voz le da algún que otro disgusto. “No termino de estar al 100%. He cambiado hasta la dieta”, dice casi susurrando en una conversación que comienza en la calle Ancha de Cádiz, pero que el barullo la hace terminar en el interior de La Tertulia. Alejados del ruido callejero.
El “performance” vuelve a abrirse en canal, como en 'El ardor' y en 'One night at the Golden Bar'
Cortés mima con celo su cuerpo porque 'Analphabet' le consume. Acaba de arrancar y no quiere perderse un pase; pero también porque se encuentra en una etapa vital en la que lo que prima es “la salud física y mental”. Respecto a lo primero, el tío está fino y, como hemos dicho, solo la voz le inquieta; y para lo segundo, el nuevo montaje tiene mucho que aportar. Es una función “sanadora” y “necesaria”, sostiene. El “performance” vuelve a abrirse en canal, como en 'El ardor' y en 'One night at the Golden Bar'. Ahora bien, apuntemos, esto no es una trilogía, “no”; tan solo es una continuación coherente dentro de la investigación que lleva años haciendo sobre sí mismo.
'Analphabet' estará en la Central Lechera gaditana para mostrar su poesía a través de un fantasma. “Es la invención de un mito, la de un espíritu romántico que se manifiesta a las parejas en los entornos naturales y que vive atrapado en la herida de la carne”, resume. Para Cortés, el sistema amatorio es un abismo al que acompañan demasiados maltratos. “Su historia personal abre la caja de las violencias intragénero y expone la necesidad de extremar los cuidados en las relaciones maricas atravesadas por la herencia patriarcal”, explica en la sinopsis.
Remarca el artista que “esta no es una historia de buenos ni malos. La mayoría de veces nos hacemos daño a nosotros mismos. Yo también llevo dentro un cabrón y un ser de luz. No soy un santo”. Solo fue un mal cuento que vivió en primera persona con la que fuera su pareja durante año y medio. De pronto, se dio cuenta de que los sitios que visitaba se convertían en un “campo de batalla”. Los enfrentamientos impedían disfrutar los paisajes de Gulpiyuri, Genoveses, Maspalomas o Azcorri. Todo playas relacionadas con los mundos del nudismo y del cruising que podrían ser denominadas como paradisíacas, pero que en la vorágine de esa relación eran de todo menos idílicas.
Para eso también ha llegado 'Analphabet', “para pedir perdón a esos paisajes que no supe disfrutar”. Cortés necesitó que apareciera este fantasma para salir del “tormento” de los abusos emocionales y las violencias intragénero. El espectro no es más que “el cuerpo de uno mismo poniéndose fuera y diciendo 'basta ya'”.
“El que conecte con la obra debería decirme al final 'quiero follar contigo'”Alberto Cortés
Analphabet es un espectro, en boca de quien lo encarna, “cursi, exagerado y victimista”. Toma nombre de la inocencia que implica el propio hecho del analfabetismo. Un ser que llega a la vida del malagueño para mostrarle, a través de nanas románticas que surgieron de los vientos alemanes de Goethe, Hölderlin o Novalis, algunas de las “red flags” que cruzó. También José Bergamín ha tenido su peso en la obra: si 'La importancia del demonio' tuvo un papel fundamental en 'El ardor'; en esta ocasión, es 'La decadencia del analfabetismo' la que oxigenó la mente del artista para su nueva pieza; y hasta el reguetón toma una pequeña parcela del espectáculo con una frase: “La apertura creativa no entiende de jerarquías”, justifica.
Así, los paisajes españoles se mezclan con el romanticismo alemán para construir un 'Analphabet' con el que Cortés intenta liberarse de relaciones pasadas... o no tan pasadas: “No sé qué sucederá. Ahora mismo el contacto es cero”.
Lo que sí sabe es lo que quiere. No busca el aplauso, ni siquiera el abrazo al final del espectáculo, ni “gustar a todo el mundo”. Esto último le horroriza especialmente: “No sería un buen síntoma”. “El que conecte con la obra debería decirme al final 'quiero follar contigo'”, suelta quien vive “enamorado del público”.
Poesía y sentimientos se contraponen con su “enemiga”, la razón, sobre la escena de 'Analphabet': “Creer en lo que hace la poesía por la herida y florecer mientras hasta que demos fruto”. Además, Cortés ha trasladado toda la experiencia del proceso creativo a un libro, 'Siempre vengo de noche' (Continta me tienes), en el que el texto se completa con la investigación y los diarios de su autor.
  • Dónde: Sala Central Lechera, Cádiz. Cuándo: hoy y mañana (20:00 horas). Cuánto: desde 8 euros.