Teatro

Entre el arte, la militancia y la maternidad

Marilú Marini se sube por primera vez a los escenarios españoles con «El corazón del daño», un monólogo sobre la relación entre una madre y su hija

Marilú Marini es la protagonista absoluta de «El corazón del daño», obra basada en la novela de María Negroni
Marilú Marini es la protagonista absoluta de «El corazón del daño», obra basada en la novela de María Negroni Vanessa Rabade

Ahora sí que sí: comienza por fin la temporada en el resto de los teatros públicos de la capital, tres semanas después de que el Canal se adelantara a todos con «Prima facie». Para abrir su programación, el Teatro Español ha elegido, en palabras de su director artístico, Luis Luque, una propuesta que aspira a ser «transformadora, como lo es la novela de María Negroni en la que se basa». Dirigida por el argentino Alejandro Tantanian con formato de monólogo, esta obra presuntamente «transformadora» se titula «El corazón del daño» y tiene como tema central las relaciones maternofiliales. Será la primera vez que Tantanian, definido por Luque como «un creador internacional con una trayectoria pavorosa», trabaje en nuestro país. Pero no será el único: el director y dramaturgo trae con él a la actriz Marilú Marini como protagonista absoluta. Nacida en Argentina igual que él, esta veterana intérprete ha desarrollado, sin embargo, buena parte de su carrera en Francia, donde lleva viviendo cerca de 40 años y está considerada toda una celebridad. Allí ha trabajado a las órdenes, entre otros, de Peter Brook, Marie-Hélène Estienne, Claire Denis y Jean-Michel Ribes. «No imagino este texto interpretado por otra actriz. Marilú es una fuerza de la naturaleza, una bestia de escena con una gran sabiduría, rigor y capacidad de seducción», asegura Tantanian.

Amor y conflicto

Con una base presumiblemente autobiográfica, aunque no le gusta a la autora de la novela que esto se diga, «El corazón del daño» aborda, en palabras de Marini, «una relación complicada, intrincada y ambivalente» entre una madre y su hija escritora. Pero, además, la función habla en términos más abstractos, según el director, de «cómo se construye un artista y, en definitiva, cómo se construye una persona», algo que corrobora la actriz: «Es también la historia de alguien que está encontrando su camino como ser humano y como creadora a través de esa relación; el amor, el rechazo, el abrazo, el odio, la necesidad…, todo eso sirve a la vez para gestar y motivar a una escritora». «Hay algo maravilloso que llama mucho la atención –añade–, y es la cruda honestidad que tiene la protagonista; la obra desacraliza esa relación con su madre; le da color, olor, temperatura». Marini, que sumará con esta su tercera colaboración con Tantanian, encuentra en el argumento algunos vínculos con su propia biografía: «La relación personal con mi madre también fue amorosa y conflictiva. Yo no milité políticamente como mi personaje, pero me tuve que ir de mi país en el 75 porque se perfilaba la aparición de la dictadura militar en Argentina. Hay algo del texto que está impreso en mí, no solo en mi apreciación como actriz, sino en algo que he vivido».

En cuanto al trabajo de adaptación, llevado a cabo por el propio Tantanian junto a la autora del libro y a Oria Puppo (encargada a su vez de la iluminación, la escenografía y el vestuario), afirma el director que básicamente ha consistido en «condensar y reorganizar» una novela que se convirtió para él en una «obsesión» y cuyas posibilidades teatrales advirtió nada más leer. Además, «me interpeló fuertemente en ese contexto tan desasosegante, tan raro y tan difícil que fue el de la pandemia». Publicada en Buenos Aires en 2021, la obra toma elementos, para el director, de otros géneros como el ensayo, la autoficción, la epopeya o la poesía. Y explica Marini que el lenguaje del libro, así como el de la adaptación, «no es realista, sino estético, metafórico, simbólico; María (Negroni) es una poeta, pero, curiosamente, al mismo tiempo alimenta su escritura de algo muy carnal». En cualquier caso, esa literatura (poseída en escena «por el espíritu de Beckett como autor teatral», dice Tantanian) está puesta siempre al servicio del espectáculo, según su protagonista: «He tenido la suerte de trabajar mucho en Francia, de tener un contacto muy directo y constante con el escenario. Y la fortuna de trabajar con Peter Brook, y sé que lo que se necesita en el teatro, cuando hay un actor en escena, es justamente contar una historia que sea compartida por el que la escucha. En el teatro, el diablo es el aburrimiento. Y Alejandro Tantanian es muy, pero que muy consciente de ese peligro».

En lo que se refiere al diseño del espacio escénico, el director de este montaje señala que ha trabajado con Puppo con «una idea de delimitar el espacio entre lo ficcional y lo no ficcional separando esos dos campos por medio de un simple marco».

Dónde: Teatro Español, Madrid.

Cuándo: hasta el 28 de octubre.

Cuánto: 18 euros.