"Blackbird": Abuso, deseo y responsabilidad ★★★☆☆
Tanto Alba Alonso como Juanma Gómez resuelven más que bien un trabajo muy, muy complicado
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Autor: David Harrower. Director: Fernando Sansegundo. Intérpretes: Alba Alonso y Juanma Gómez. Teatro Lara (Sala Lola Membrives), Madrid. Hasta el 19 de marzo.
Cinco años después de que Carlota Ferrer la subiese al Teatro Pavón, vuelve a la cartelera madrileña Blackbird, en esta ocasión dirigida por Fernando Sansegundo. Ciertamente, la perturbadora obra que el escocés David Harrower escribió en 2005 está llamada a convertirse en un clásico del teatro de texto, tanto por la complejidad de sus dos protagonistas como por la vasta visión que ofrece del tema, o los temas, que aborda. Digo “temas” porque sería torpe y reduccionista decir que Blackbird cuenta solo la historia del reencuentro de un hombre y una mujer 15 años después de haber mantenido relaciones íntimas, cuando él entonces era ya un hombre adulto y ella era una niña de apenas 12 años. En efecto, a través de la interacción de esos dos personajes, el espectador comprobará que la trama es más rica de lo que aparenta y que algunos conceptos que asomaban de su primera capa dramática, como son la manipulación y el abuso, se revelan indisociables de otros más soterrados que los atenúan, los intensifican o simplemente los modifican, tales como la dependencia, el envanecimiento, el albedrío, la ilusión, el deseo, el amor... y, como señala de manera muy acertada el propio Sansegundo en el programa de mano, la responsabilidad.
De todo eso va en realidad Blackbird, y todo eso es lo que ha sabido ver y leer el director en su propuesta, que mantiene intacta -con mucha valentía por su parte, en estos tiempos que corren- la riqueza psicológica de los personajes y, por tanto, la ambigüedad e incomodidad del texto original, dejando que sean los dos actores quienes muestren las fisuras e imperfecciones morales de la condición humana. Y la verdad es que tanto Alba Alonso como Juanma Gómez, aunque entran ya muy arriba emocionalmente, resuelven más que bien un trabajo muy, muy complicado.
Y tan fiel se muestra Sansegundo al texto original que incluso ha mantenido lo peor de él: las acotaciones del autor acerca del poco creíble espacio en el que se desarrolla la acción y el personaje de la niña que aparece al final para dar, sin mucha verosimilitud ni justificación dramática, un innecesario intento de giro al desenlace que se queda solo en eso, en intento.
- Lo mejor: A quien le guste el buen teatro de texto y de actores, disfrutará de lo lindo.
- Lo peor: La modestia de la producción hace menos creíble de lo que ya es sobre el texto el espacio donde todo ocurre.