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Escenarios
Crítica de 'Un dios salvaje': La zafiedad disimulada ★★★☆☆
Diecisiete años después, Tamzin Townsend vuelve a dirigir en España una obra escrita por Yasmina Reza que tuvo una pronta y extraordinaria proyección internacional a partir de su primer estreno en Zúrich, en 2006

Autoría: Yasmina Reza. Versión: Jordi Galcerán. Dirección: Tamzin Towsend. Reparto: Luis Merlo, Natalia Millán, Juanan Lumbreras y Clara Sanchis. Teatro Alcázar. Hasta el 28 de junio de 2026.
Diecisiete años después, Tamzin Townsend vuelve a dirigir en España ‘Un dios salvaje’, una obra escrita por Yasmina Reza que tuvo una pronta y extraordinaria proyección internacional a partir de su primer estreno en Zúrich, en 2006, y especialmente después ser representada en París, dos años más tarde, en un montaje dirigido por la propia autora que contó con Isabelle Huppert entre sus protagonistas. Fue precisamente en ese mismo año 2008 cuando Towsend dio a conocer la obra en nuestro país llevándola a escena en una versión firmada por Jordi Galcerán que estuvo protagonizada por Aitana Sánchez-Gijón, Maribel Verdú, Pere Ponce y Antonio Molero. Después llegaría el éxito en Broadway, en Londres... e incluso en el cine, adaptada por Roman Polanski para la gran pantalla en 2011.
Partiendo de la misma versión de Galcerán que ya utilizó, la directora ha contado ahora en su montaje con un renovado elenco que combina bien la eficacia profesional y el tirón comercial, a pesar de estar formado por intérpretes muy diferentes -en escuela y estilo- y de no resultar muy creíbles las relaciones de pareja que se establecen entre ellos. Clara Sanchis lleva a su personaje a un terreno de alienación en el que sabe moverse muy bien como actriz; Juanan Lumbreras encuentra con facilidad los resortes que le permiten sacar a relucir su proverbial vis cómica; Natalia Millán no tiene mayores dificultades, como era de esperar, porque, francamente, todo lo hace bien; incluso Luis Merlo, tan afectado en ocasiones, parece sentirse, en algunas escenas, suelto y cómodo como hacía tiempo que no se le veía.
Como muchos sabrán, ‘Un dios salvaje’ cuenta la historia de dos parejas de padres que quedan en casa de una de ellas para hablar sobre la conducta de sus hijos -dos menores supuestamente amigos- y sobre las medidas que deben tomar con ellos después de que uno haya agredido al otro. Lo que en principio parece una conversación educada y racional irá poco a poco derivando en una encarnizada lucha de intereses y liderazgos que pone de relieve las miserias morales de los personajes; unos personajes que funcionan como exponentes de una burguesía supuestamente culta y civilizada que no hace sino disimular a duras penas sus egóticos instintos primarios.
En perfecta consonancia con el recorrido dramático que proponen Reza y Galcerán en el texto, Towsend consigue en su propuesta que las situaciones se vayan cargando poco a poco de comicidad y que esta, además, pueda progresar en su propio código desde un aparente y contenido realismo hasta la desmesura más absoluta. A medida que va aflorando el primitivismo mal escondido de los protagonistas, la comedia se torna más surrealista. Sin embargo, se echa en falta en la dirección un estudio mayor de los personajes -y no solo de las situaciones- que permitiese ver una evolución más lógica de los mismos y diera más verosimilitud a sus acciones, sin que eso tuviera que ir en detrimento del efecto cómico que estas tienen y que sí está, como digo, bien explotado.
- Lo mejor: La obra de Reza es formidable: en un nivel más superficial, funciona como una entretenida comedia entretenida; en un plano profundo, es una despiadada crítica de las clases medias acomodadas.
- Lo peor: La balanza, siempre delicada, que mide la naturaleza de los personajes y la eficacia de las situaciones que protagonizan se inclina demasiado hacia lo segundo.
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