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"Run Baby Run": Intersexualidad en el deporte ★★☆☆☆

La exitosa carrera de Alba se ve truncada después de que unos análisis revelen que tiene los niveles de testosterona superiores a los que se permiten en categoría femenina
Alba Loureiro (de rojo) protagoniza "Run Baby Run"
Alba Loureiro (de rojo) protagoniza "Run Baby Run"Vanessa Rábade
La Razón

Madrid Creada:

Última actualización:

Autora: Fátima Delgado. Directora: Jana Pacheco. Intérpretes: Alba Loureiro, Camila Bossa, Celina Fernández Ponte y Daniel Méndez. Teatro Español (Sala Margarita Xirgu), Madrid. Hasta el 24 de marzo.
La exitosa carrera de Alba, una atleta que prepara su participación en los Juegos Olímpicos, se ve bruscamente truncada después de que unos análisis revelen que tiene los niveles de testosterona superiores a los que se permiten en categoría femenina. Lejos de estar ante un caso más de dopaje, el exceso de testosterona de la joven obedece a su connatural intersexualidad, de la cual ni siquiera ella misma era conocedora. Para seguir con la práctica deportiva en categoría femenina, Alba estará obligada a someterse a tratamientos que podrían tener peligrosos efectos secundarios.
Con este argumento, la dramaturga Fátima Delgado y la directora Jana Pacheco abordan en Run Baby Run, por desgracia sin mucha hondura, un peliagudo e interesantísimo asunto que no parece tener, de momento, una clara solución, y es el de encajar en el deporte, dentro de su tradicional binarismo, la realidad diversa a la que aluden algunos conceptos –cada vez más asentados y mejor entendidos en la sociedad– como son los de identidad de género, transgénero o, en el caso particular de esta obra, intersexualidad. Más allá de señalar una evidencia, que es esa dificultad o imposibilidad de que las identidades y cuerpos no normativos estén contemplados en el mundo deportivo de acuerdo a la tradicional distinción que este establece entre hombres y mujeres, a la propuesta le falta calado filosófico, riqueza literaria, tensión dramática, cohesión escénica, talento actoral y ritmo narrativo.
Desde luego, la producción cuenta con grandes profesionales como el iluminador Juan Gómez-Cornejo, el escenógrafo Alessio Meloni o la coreógrafa Greta García, pero no es suficiente su contribución para que el resultado sea compacto y mínimamente enriquecedor desde el punto de vista artístico. Al bienintencionado relato de Alba le sobran partes del texto un poco mitineras, ramalazos supuestamente poéticos que suenan, sin embargo, artificiosos, y que nada tienen que ver con la literatura que nutre a los personajes; metáforas visuales poco reveladoras, como todo lo relacionado con el carnaval gallego; y destellos pretendidamente irónicos que más bien denotan escaso sentido del humor.
  • Lo mejor: El conflicto que sirve de base a la obra no puede ser más interesante.
  • Lo peor: Todo está tan esquematizado y al mismo tiempo tan marcado que resulta un poco naíf.