Obituario
Se calló la música
De manera un tanto sorpresiva, aunque su estado de salud ya no era bueno y contaba con 85 años de edad, Rafael de Paula se fue de este mundo
Torero gitano genial e inexplicable, fue y destacó sobre todo como un personaje, tanto dentro como fuera de los ruedos. Capaz de lo mejor y de lo mucho peor. Levantó pasiones y desató iras, enfados y broncas monumentales.
Protegido de Juan Belmonte, que le descubrió en el campo y quedó maravillado por su arte, cumplió una carrera extensa en el tiempo -vistió su primer traje de luces en 1957, debutó con picadores en 1959 y un año más tarde tomó la alternativa, manteniéndose en activo hasta el año 2000- pero muy irregular, en la que dejó tardes para la antología del toreo -la de Jerez de 1964, actuando como único espada, la de Vista Alegre una década más tarde, la de Jerez de 1979 con la faena a “Sedoso” de Marqués de Domecq, al que cortó el rabo, la de Las Ventas en la feria de Otoño de 1987 o la de Sevilla unos días después, abriendo la Puerta del Príncipe- y otras en las que hasta abandonó la plaza detenido por la Guardia Civil.
Emparejado durante tiempo con Curro Romero en los llamados “carteles de arte”, si el de Camas representaba el “duende” él definía su magia como “el soplo” y aunque sus maltrechas rodillas comprometían no poco su capacidad de movimiento, su toreo de capa queda ya para los anales como ejemplo.
José Bergamín, tras su famosa tarde en Carabanchel firmó lo de la música callada del toreo y Julián García contaba que cuando coincidía con él se quedaba rezagado unos metros para poder extasiarse viéndole caminar.
Ya no hay música. Ya no camina, pero su recuerdo queda para siempre.