Toros

Belmonte confesó su suicidio un día antes a Martínez de León: ‘Quizá mañana le dé una (noticia) completamente bomba"

Se cumplen 58 años de la muerte del legendario “Pasmo de Triana” en su finca Gómez Cardeña de Utrera (Sevilla) seis días antes de cumplir los 70

El torero Juan Belmonte / Foto: La Razón
El torero Juan Belmonte / Foto: La Razónlarazon

Juan Belmonte lo anunció un día antes su suicidio, del que hoy hace cincuenta y ocho años, a su amigo, y tan biógrafo como Chaves Nogales, el ilustrador y periodista Andrés Martínez de León, en respuesta críptica a una pregunta capciosa con un punto de guasa del periodista de la ‘Hoja del lunes’ de Sevilla Fernando López Grosso. Juan Belmonte se suicidó en ‘Gómez Cardeña’, su finca en la campiña de Utrera, seis días antes de cumplir setenta años y Martínez de León (1895-1978) se lo contó a ‘El Nili’, amigo y antiguo miembro de la cuadrilla del torero, en una carta que le mandó a México el 3 de agosto de 1962, publicada en el semanario mexicano ‘El Redondel’ el 12 de ese mes, que figura en los fondos de la Fundación Martínez de León y rescatada por ‘Mundotoro’.

El coriano Martínez de León escribe en su misiva que el “Pasmo de Triana” puso fin a su vida en su despacho al atardecer, a ‘la hora de Belmonte’ de la que habló Gregorio Corrochano, “de un solo disparo por encima de la oreja derecha, tremenda decisión que, por lo visto, tenía tomada hace tiempo”. “Ni amores contrariados, ni absurdos problemas económicos. Juan se ha negado a pararle, aguantarle y mandarle al último toro de su vida: al de la vejez. No ha querido que este toro último lo zarandee y ponga en ridículo y ha dado la espantá (la única de su vida)”, detalla el artista, periodista gráfico y partidario y amigo personal del trianero.

Ilustrador del 'Juan Belmonte, matador de toros" de Manuel Chaves Nogales ', Martínez de León confiesa que la decisión se la comunicó un día antes en la puerta de 'Los Candiles, 'naturalmente" sin que él se diera cuenta, aunque no supo "qué le encontraba de sombrío" y que "no tenía el comentario vivo, zumbón y un poco cruel de otras veces".

Casualmente, prosigue, pasó por allí el periodista López Grosso, quien, tras los saludos, le dijo a Juan Belmonte: "Juan, a ver cuándo me da usted una buena noticia taurina para la Hoja del Lunes. Pero una noticia bomba, que yo me luzca. Juan estaba a mi derecha, encogido en su asiento, como si quisiera ocultar la cabeza entre los hombros, y le contestó: ‘Pues quizá mañana o 'pasao' le dé una com-completamente bomba".

Martínez de León, quien reproduce el característico tartamudeo del Pasmo, escribe a 'El Nili' que Grosso y él se quedaron "serios, sin comprender", aunque intentó romper "el embarazoso momento" y dijo que ‘Juan te va a anunciar su reaparición en la Maestranza", aunque la impresión fue al día siguiente con "la noticia bomba".

El periodista gráfico de “El Liberal”, “El Correo de Andalucía”, “El Noticiero Sevillano” “La Unión”, “ABC” “El Debate” “Heraldo de Madrid”, “La Voz y “El Sol”, entre otros muchos medios en los que se prodigó, habla del pánico de Belmonte a la vejez, al arrabal de senectud de las coplas de Jorge Manrique, a "ser atropellado por una bicicleta, motos o camiones; por una larga enfermedad, llena de claudicaciones físicas…".

“El gesto de (Ernest) Hemingway, matándose, le quedó fijo. La muerte reciente de Julio Camba, a quien vio morir en medio de penosas claudicaciones físicas, acabaría por decidirlo(...); Gallito, muerto como un héroe, en los cuernos de un toro y él, vivo (...). Y la solución era el tiro, el tiro de un revólver, como de juguete, que siempre le acompañaba, en el bolsillo”, explica.

Vuelve el periodista a reproducir el tartamudeo de su amigo para evocar lo que le decía como solución : "’Pue-pue entonces decía, ante cualquier problema no queda 'má' solución que er tiro; er tiro y er montoncito de tierra, er montoncito", evoca.

Recuerda Martínez de León que el día de su muerte, "se vistió Juan de corto" y que, antes de oír Misa y volver al campo, "muy de mañana, fue a Triana, para entregarle a su novia un fajo de billetes: ‘Ahí tienes 450.000 pesetas –le dijo–. Si de aquí a Semana Santa no te las pido, quédate con ellas. Son para ti".

Cuenta el periodista que ya en el campo y a caballo "con todo el mundo habló y todos los rincones vio", acosó en contra el criterio de los médicos y con la ayuda de los criados y, a la caída de la tarde, se quiso encerrar en la plaza de tientas de Gómez Cardeña con un semental cuya venta había apalabrado con Andrés Gago.

Finalmente desistió antes de encerrarse en su despacho “ya anocheciendo, casi entre dos luces, en la hora del Belmonte misterioso”, en la que “entornó las ventanas, puso en marcha el ronroneo del pequeño motor que da luz al caserío y se pegó el tiro”: “dejó carta al juez”, precisa.

“Al entierro no fue mucha gente. A sus funerales, nadie. La Iglesia pasó por alto el suicidio. A muchos les pareció, el acto de Juan, una cobardía; a otros, un acto de entereza, digno de Belmonte. La gente joven no se emocionó: siguió hablando de fútbol”, lamenta Martínez de León.

“Ya que no se me concedió la gracia de morir en el ruedo como José, hubiera querío hacerlo como ese jinete en el campo de Gómez Cardeña: a caballo, y garrocha en mano”

Juan Belmonte había visto años antes un cuadro de Martínez de León en el que un jinete había sido derribado del caballo por un toro y el Pasmo le preguntó que "de dónde has 'sacao' esa idea, Andrés" porque, según le dijo, plasmaba un deseo que "siempre tuvo".

“Ya que no se me concedió la gracia de morir en el ruedo como José, hubiera querío hacerlo como ese jinete en el campo de Gómez Cardeña: a caballo, y garrocha en mano”, le confesó antes de concluir que “no desearía otra muerte, Andrés, pero sé que es mucho pedí”.

Juan Belmonte, en imagen de archivo
Juan Belmonte, en imagen de archivolarazon