Federico Arnás: «Con un libro, el reto de hoy es ser capaz de estimular la curiosidad»
«¡Qué sabrás tú... de toros!» es una manera amena y refrescante de aproximarse a la historia de la tauromaquia
Creada:
Última actualización:
Cuando un diálogo se acalora hasta escuchar la frase “¡Qué sabrás tú!” es porque estamos cayendo en la provocación o entrando en una discusión apasionada. De hecho, la frasecita, además de un tono de soberbia, suele ir acompañada de apellidos tan ilustres como “de fútbol”, “de política” o “de toros”, entre muchos otros que, normalmente, están rodeados de polémica.
Por eso mismo, ya el título del último libro de Federico Arnás, uno de los periodistas especializados en tauromaquia más reconocidos y respetados del planeta toro, es un absoluto acierto y una invitación para devorarlo y tenerlo siempre a mano, siempre que sientas inquietud por el tema. O no, porque, “más que para aficionados o no aficionados, creo que es un libro para gente curiosa”, confiesa el autor, que habló para LA RAZÓN.
Televisión, radio, prensa escrita… Entre tantas ocupaciones, ¿cuándo encuentra el tiempo para escribir un nuevo libro?
Ahora tengo más tiempo, pero durante la pandemia, que fueron casi dos años y medio, he estado buceando en mi biblioteca. Ya tenía la idea de hacer un libro de toros, pero quería que fuera un poco diferente. Entonces me planteé un juego con la historia, así que el libro es una recopilación de píldoras de la historia, la mayoría muy poco conocidas, de hecho, a medida que iba buscando en documentos, en fuentes, me he encontrado cosas que yo mismo ignoraba de la historia. Al final, he descubierto anécdotas, nombres, fechas, lugares y una cantidad de detalles que merece la pena sacar a la luz.
¿Cómo consigue darle un orden lógico a una cantidad de temas, en principio, aleatorios?
No fue difícil, cada tema que iba surgiendo podía agruparse según su objeto y así surgieron los once capítulos: el torero, el toro, las plazas de toros, Las Ventas, Sevilla, los reglamentos y normativas, los toros en la cultura, los toros en el periodismo y la comunicación, el rejoneo, los toros fuera de España y el último capítulo es una especie de cajón de sastre que titulé “de todo un poco”. Pero lo interesante era armar la estructura del tema, ese juego que planteo, que son tantas preguntas como días del año, 365, cada pregunta tiene tres posibilidades de respuesta para que el lector pueda retarse a sí mismo o retar a otros o simplemente hacer una lectura tradicional. Además, la portada y los capítulos llevan ilustraciones echas por mi hermano Vicente.
Con un tema tan amplio y longevo, habrá encontrado mil temas a tratar.
Sí, me salieron más de setecientas preguntas, pero he huido de lo más popular, por eso la mayoría son muy desconocidas. El proceso ha sido leer mucho y, a medida que iba leyendo me encontraba con cosas interesantísimas, luego las contrastaba y las documentaba, porque, en cuestiones históricas, depende de la fuente en que busques te puedes encontrar con que las fechas o los datos no coincidan. Muchas veces me pasó que iba buscando algo y al indagar terminaba encontrando otra cosa diferente que no sabía. Luego una cosa me llevaba a la otra. Por ejemplo, consultando un tema sobre los espontáneos descubrí el más joven de la historia, pero después terminé haciendo una recopilación de mujeres que han saltado como espontáneas. O con las cornadas, que me encontré con, posiblemente, la más curiosa de la historia, porque es inverosímil que un torero pueda ser herido en esas circunstancias. Luego también, las cosas que le han arrojado a los toreros en las vueltas al ruedo, o en Las Ventas, donde he encontrado cosas muy curiosas, como que en los azulejos que rodean la plaza, que hay escudos de las provincias españolas, bueno pues resulta que tres están repetidos, siete provincias no existen, no están, y uno no es capital de provincia, es un pueblo. Mira, buscando, buscando, me encontré con que el padre de la vaca que mató a Antonio Bienvenida fue un toro que indultó, años antes, Gabriel de la Casa en Aranjuez. Así iban saliendo temas, píldoras que hacen que sea un libro muy fácil de coger, muy ameno, que puedes retomar por cualquier parte y que también puedes guardar porque sirve para documentación. Ha sido un proceso de espeleología histórica de mucha paciencia, pero muy divertido de hacer.
Al ser tan dinámico, y habiendo sacado más de setecientos temas, supongo que estarás pensando en una segunda edición.
Bueno, el planteamiento con la editorial “El Paseíllo” fue ese, sacar una primera parte con un número significativo de temas, no todos porque habría quedado un volumen muy denso, al mismo tiempo podíamos ver si el libro funcionaba, que parece que es así, y entonces sí sacar una segunda parte. De hecho, sigo encontrando cosas, ya no sólo en los libros, sino en tertulias y conversaciones en las que te cuentan anécdotas y ahora me las apunto, porque, ¿cuántas veces te dicen cosas interesantísimas y se quedan ahí? Pues ahora me las guardo y, si consigo documentarlas, pues siguen engrosando los temas para ese posible nuevo libro. Esto es un pozo sin fondo.
Como un cazador de anécdotas
Bueno sí, ese es uno de los componentes, pero creo que más que eso el fondo histórico es realmente importante, por ejemplo, no te imaginas la cantidad de cosas curiosas que te encuentras en los reglamentos taurinos que han salido durante tanto tiempo. Pero, claro, a lo mejor si publicamos los reglamentos, nadie se los lee. cambio, de esta manera, creo que se estimula más la curiosidad. Creo que ese es el reto que tenemos al escribir un libro, sea de lo que sea.