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Roca Rey: El niño que soñó con Madrid en Lima

El propio diestro peruano comparte en La Razón , a través de un artículo propio, su aprendizaje durante su trayectoria profesional y personal, antes de torear hoy en Madrid en la primera de San Isidro
El diestro, Roca Rey, sale a hombros durante la corrida de toros de la Feria de Fallas.
El diestro, Roca Rey, sale a hombros durante la corrida de toros de la Feria de Fallas.LitugoNautalia
La Razón

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Artículo escrito por Roca Rey: Cuando pisé Madrid por primera vez, me bajé de aquel avión con origen en Perú dejando atrás mi familia, mi vida y mi país, con una maleta llena de ilusión y una sola carta en el bolsillo. Quería triunfar en España.
Era un todo o nada. La oportunidad de torear en Las Ventas, la que todo te lo da o todo te lo quita. Era un cara o Cruz, las llaves de la Puerta Grande o el billete de vuelta a casa.
Y no fueron una, sino dos las puertas que abrí aquella tarde de mi presentación en esa plaza, la soñada y la de la enfermería. Y ahí comenzó mi historia de amor con la Monumental, como la amante que te quita el sueño y te da la ilusión de vivir a partes iguales.
Cada tarde es un reto, un abanico de sensaciones que se arremolinan en tu interior. El miedo, el valor, la mística enigmática que nos aflora desde lo más profundo; las ganas de plasmar en el ruedo las emociones que emergen logrando romper las fronteras con el tendido e intentar conquistarlo.
Verse anunciado en San Isidro impacta. Provoca una oleada de sensaciones únicas, una mentalización y preparación únicas para esa tarde; silencios en la habitación mientras te enfundas el vestido de torear, mientras desciendes en el ascensor del hotel, en la furgoneta de camino a la plaza…
Es irónico pensar que en una plaza donde están reunidas más de 20.000 almas, puedas sentir la más absoluta soledad y el silencio más atronador.
La soledad del torero en Las Ventas se nota desde el primer clarín, desde el primer cerrojazo, con el primer resoplido del animal más bello del mundo, con la presión del cielo de Las Ventas.
Puedo hablar de tópicos, puedo hablar de sueños, pero una vez que estás en el albero de Las Ventas, todo se diluye y es el toro el que te despierta y te invita a soñar. Las emociones empiezan a recorrerte desde las puntas de los dedos hasta el corazón y la mente se acompasa con el cuerpo, paso a paso, pase a pase y es así como llegan los sonidos de la plaza, para enmarcar la banda sonora del momento, al igual que en el cine, para que la atmósfera de la película sea perfecta.
Quiero que los jóvenes reconecten con la tauromaquia, que sepan lo que es esta filosofía de vida, que se emocionen con el toro y que conozcan una de las tradiciones culturares más ancestrales que se mantienen en el siglo XXI. Que sepan cómo entendemos el ecologismo del toro, de la dehesa, del campo bravo. Que conecten con nuestros valores o cuanto menos que los escuchen y los respeten.
Quiero seguir evolucionado, quiero dar lo mejor de mi tauromaquia a la plaza de Las Ventas, al toro de Madrid, a su afición y al niño que soñó con este momento en su cama de Lima.