El Chiringuito
Valors y seny: Motivos para no creer
El nuevo año ha arrancado sin visos de traernos aires de optimismo en el Camp Nou. El derbi contra el Espanyol volvió a evidenciar un Barça falto de ideas, de fútbol y, lo más preocupante, de ambición. Volvieron tarde de las vacaciones de Navidad y encima lo hicieron despistados. Un empate preocupante y viejas sensaciones que nos dejan una conclusión clara: así no vamos a ninguna parte.
Valverde, señalado Cuando un equipo como el Barça depende de Arturo Vidal o de los destellos de calidad de alguno de sus cracks es que algo no funciona. El sábado fue Luis Suárez quien marcó la diferencia, sobre todo en la segunda parte, pero no se puede estar dependiendo siempre de la calidad individual para suplir la ausencia de fútbol. De nuevo todas las miradas se dirigen hacia el banquillo. Valverde sigue sin entender que el Barça no puede renunciar a su estilo, a su signo de identidad. Lo peor no es empatar ante el colista, lo peor es hacerlo sin encontrar nada que motive al seguidor culé. El juego no es reconocible y para colmo el Espanyol demostró tener más ganas de ganar. Y eso es muy difícil de cambiar en una plantilla. Valverde, impecable en el trato, pero incapaz de motivar a un vestuario que seguirá recordando el desastre de Roma o Liverpool en la Champions cada vez que mire hacia el banquillo en situaciones delicadas. Incluso Abelardo le dio un baño táctico en el encuentro del sábado.
En manos de Messi Ojalá sea sólo un espejismo. Ojalá sea fruto de la pájara del primer partido del año. Pero lamentablemente esta imagen se viene repitiendo demasiado durante toda la temporada. O cambian las cosas o será difícil ver al Barça levantando títulos a final de temporada. La única esperanza de lograrlo está en las botas de Messi. El mejor del mundo es capaz de todo, pero por el bien del Barça necesita que alguien le ayude.
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