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Nueve años de “lasismo” en el Real Madrid

Pablo Laso celebrará su noveno aniversario en el banquillo blanco jugándose mañana ante el Valencia Basket la supervivencia en la fase final de la Liga Endesa

El Real Madrid se impone al Herbalife Gran Canaria en la segunda jornada de la fase final de la Liga ACB
Pablo Laso, durante un partido de la fase final de la ACBManuel BruqueEFE

Del 22 de junio de 2011 en el Bernabéu y alrededores se recuerdan dos escenas. En el interior se celebró la presentación de Pablo Laso como nuevo entrenador del Madrid. Fuera hubo un grupo de ¿aficionados? que protestaban por el fichaje del vitoriano. En una de las imágenes de la presentación, el técnico estaba flanqueado por dos leyendas del club. Uno era Clifford Luyk, el otro era Emiliano Rodríguez. Habla el segundo: «Hasta ahora no se pueden hacer mejor las cosas. Llegó con cierta experiencia, no mucha, pero fue capaz de integrar a un grupo de profesionales de alto nivel, algo que no es fácil. Ha demostrado que a nivel de conocimientos y de dirección está a la altura de los mejores». Y eso que no era la primera, la segunda ni la tercera opción. Que lo cuente el croata Jasmin Repesa, que días antes pasó por Valdebebas.

Partido decisivo ante el Valencia

Laso cumplirá mañana nueve años al frente del Madrid. Lo hará en el partido ante el Valencia Basket que será poco menos que una final para los blancos. Después de la derrota ante el San Pablo Burgos, un nuevo tropiezo dejaría al equipo al borde de la eliminación y dependiendo de terceros para alcanzar las semifinales. El Madrid persigue en la fase final el que sería el vigésimo título de la “era Laso”. «Está marcando una época que va a ser recordada como los mejores años del club. Es un técnico muy sereno, que no se precipita y que estoy seguro que estará varias temporadas más, porque el Madrid va a seguir contando con él», asegura Emiliano.

“Crea un estilo y se reinventa”

Otra opinión. «Pablo es un ejemplo bestial de cómo deben hacerse las cosas al frente de un equipo como el Madrid. Llegó como llegó, eso sí... porque seguro que ahora hay 6.000 tíos que vienen en plan de descubridores de Pablo Laso. Y al principio le caían por todos los lados. Fue capaz de romper con una peligrosa tendencia que se había instalado y que se cargaba entrenadores con mucha facilidad. Gracias a él se crea un estilo. Pero es que no es sólo eso es que el tío rompe con su propio estilo y es capaz de evolucionar», comenta Fernando Romay. Y sigue: «A Pablo le costaba jugar con un hombre alto. Que si Bourousis que si este, que si el otro... que si su sistema no funcionaba con tíos grandes. Pues va y es capaz de encontrar y convencer a Tavares de que va a ser importante. Y luego lo es y mucho, es capaz de darle mucha responsabilidad y convencerle de lo que tiene que hacer. Ha sido capaz de reconstruirse, de reinventarse y eso no les pasa a muchos», explica Romay.

Otra leyenda del banquillo blanco, Lolo Sainz, no ve grietas en esta etapa: «El mejor balance que se puede hacer de Laso es que lleva nueve años en el Madrid. Sólo con eso bastaría para reflejar su gran trabajo. Es muy complicado pasar tanto tiempo en un banquillo como ese. Ha habido grandes entrenadores que no se adaptaron al club y Laso lo ha hecho a la perfección. Estoy seguro de que estará el tiempo que él quiera y creo que alguna temporada más caerá, seguro».

“Buenos maestros”

Un excompañero de Laso en su etapa como jugador en el Baskonia y en el Madrid, Joe Arlauckas, cree que «en aquella época no se veía que fuera a ser entrenador, salvo porque era el base. Él ha tenido muchos buenos maestros como su padre, Herb Brown u Obradovic. Y ha sabido ir separando lo bueno y lo malo de cada uno para quedarse con lo mejor. Ha aprendido mucho y es un gran estudioso».

Romay recuerda la etapa de Laso en el Gipuzkoa: «Hay una anécdota que me pasó cuando estaba en Televisión Española y Pablo estaba en San Sebastián. Nos invitaron a un txoko de estos o a una sociedad gastronómica. Se le cuestionaba, ojo, y les dije que cuando se fuera de allí le iban a echar mucho de menos porque su baloncesto siempre está pensando en el jugador. Es un entrenador de jugadores. Logra que mejoren, sabe hacer equipo y lo hace dando responsabilidades a quienes vislumbra un potencial. El mejor ejemplo ha sido la evolución de Luka Doncic».

El primer 2,13 importante del baloncesto español va más lejos y considera que con Laso y su Madrid ha nacido una escuela: «Ha sabido dar una personalidad diferente al equipo. La mayoría de la gente cuando ve dos caminos tira por el conocido y eso él no lo ha hecho. Ha abierto una vía y en ese sentido ¿quién se parece hoy más a Laso en un banquillo? Porfi, del Zaragoza. Ahí está su magnífica temporada».

Romay ve una evolución en el actual Real Madrid: «Pablo ha entendido que el baloncesto es un deporte de oportunidades. No se trata de estar bien todo el tiempo como sucedió en la temporada en que batió el récord de victorias seguidas. Hay que estar bien en el momento adecuado y saber dar libertad a los jugadores y eso lo hace como nadie».

El “pipiolo”

Lolo recuerda su aterrizaje en el Madrid: «Su llegada, no vamos a engañarnos, fue sorprendente. El problema en su etapa como jugador en el Madrid es que se quedó corta. Entendía muy bien el juego y también asumió la filosofía del club. Quizá es verdad que fuera un poco pipiolo, como se dice vulgarmente, pero también era un pipiolo Guardiola cuando llegó al Barça y mira... Laso ha generado una corriente de entusiasmo en el club, alrededor del club y en la afición como hace muchos años que no pasaba. El Madrid juega muy bien, es alegre, es entretenido... Hace que el madridista esté orgulloso del equipo».

Arlauckas da otra clave: «A Pablo no hay nada como decirle que no podrá hacer algo. Cuando era jugador se decía que tampoco iba a ser tan bueno y mira... Y ahora como entrenador, pues eso... Aunque ahora si metes doce puntos seguidos, como hacía yo, va y te sienta hasta el tercer cuarto. Y nadie juega 35 minutos por partido. Eso es lo que en mi época nos hacía felices», dice riendo Arlauckas.

La gestión de egos y el tener contentos a todos es otra de las claves del «lasismo»: «Ha sido capaz de aglutinar un grupo de jugadores con gran carácter. No hay más que ver a Rudy. Al principio pareció que le costaba adaptarse, pero ahora, como Felipe o como Llull, es un ejemplo para los más jóvenes. Es que no hay más que verle cuando sale a veces que parece una momia por todos los vendajes que lleva, pero se parte la cara por los compañeros», detalla Lolo.