Fútbol
Ocampos, otra ronda para el Sevilla
El equipo de Lopetegui se mete en las semifinales de Copa a costa del Almería gracias a un gol del argentino, que también resolvió la eliminatoria en Leganés
El Sevilla es el primer semifinalista de la Copa del Rey, como era previsible desde el sorteo que lo emparejó al Almería, aunque tuvo muchas dificultades para ganar este derbi regional resuelto por un cabezazo de Ocampos en el ecuador de la segunda mitad. Julen Lopetegui quiere estar en la final de La Cartuja y lo demostró alineando, de salida o durante el duelo, a todos sus titulares. El proyecto de Monchi y del entrenador vasco no le teme a un calendario sobrecargado y competirá por todo hasta el límite de sus fuerzas.
En una concesión a la galería impropia de su carácter sobrio, que en Sevilla se pronuncia «malaje», Lopetegui puso de titular al Papu Gómez, intrascendente en sus minutos pegado a la banda izquierda pero creativo cuando decidió, o lo mandaron, ocupar posiciones centrales. Su primer balón en el eje fue un pase vertical a Ocampos, cuya prolongación culminó De Jong con una vaselina abortada por Fernando, el portero local, y que Fernando, el centrocampista visitante, no remachó en el rechazo porque se interpuso Chumi.
Era un Sevilla consciente de su superioridad, demasiado, y cómodo, también demasiado, el que campeaba ante los suplentes del Almería, que sólo se estiró muy al final de la primera parte con un contragolpe de Ramazani, que no acertó con la puerta desguarnecida que había dejado un Bono cantarín en el cruce. El «segunda» invitaba al paseo pero al descanso, el marcador estaba virgen y los telespectadores, tentados de irse a dormir. Era uno de esos partidos narcóticos...
Pese a un cabezazo al larguero de Koundé y otros acercamientos peligrosos, el Sevilla seguía sin decantar el duelo, por lo que Lopetegui fue sacando titulares: Munir, Suso y En-Nesyri estaban en el césped a la hora de juego. El gaditano, que es el hombre en forma del momento, puso al poco de salir un centro con rosca entrante que Ocampos desvió a la red con la nuca. También tenía pólvora guardada en el banquillo el Almería en las personas de Corpas y Sadiq, sus dos artilleros de la Liga Smartbank.
La realidad, sin embargo, era que el Sevilla parecía invulnerable y amenazaba con matar la eliminatoria en cada contragolpe, como el que culminó Munir de volea a quemarropa para que se luciese Fernando. Con el gol acabó el parido.
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